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CAPÍTULO 13: UN BESO LLENO DE DOMINIO Y DESEO Isabella se congeló. Sebastián le ofreció una sonrisa cargada de ironía. ―Me tomé la molestia de investigarte, después de haberte llevado a mi hijo, y… ―se detuvo al ver el pánico y la vergüenza en los ojos de Isabella. ―En fin, sé que estás casada, desde hace seis años. ¿Por qué razón mientes? ―preguntó con una mezcla de acusación y curiosidad. Mateo, completamente sorprendido, interrumpió. ―¿Se llevó a Nicholas? ¿Por qué? ―No voy a tocar ese tema ahora, solo confórmate con saber que lo hizo ―respondió Sebastián con frialdad. Mateo negó con la cabeza, visiblemente decepcionado. ―Lástima, eres bastante hermosa, pero tienes malas costumbres ―comentó, mirando a Isabella. Isabella negó y tragó saliva antes de hablar. ―En primer lugar, no me llevé a su hijo. Ayer traté de explicarle y, en segundo lugar, ya no estoy casada. Acabo de divorciarme. No tengo nada que ver con ese hombre que dice es mi esposo. ―sus últimas palabras salieron d
CAPITULO 14: SITUACION COMPLICADA Isabella forcejeó al principio, pero pronto se rindió al beso de Sebastián, correspondiéndole y rodeando su cuello con sus brazos, dejándose llevar. Los dos se perdieron en sus propias emociones, como si sus cuerpos anhelaran estar uno cerca del otro. Sebastián estaba en el cielo, queriendo más de la mujer que estaba en sus brazos, pero la situación cambió abruptamente cuando alguien abrió la puerta y se aclaró la garganta. Se separaron rápidamente e Isabella se llenó de vergüenza al ver a Mateo detrás de ellos con una mirada seria. ―Perdón, por la interrupción, pero las demás aspirantes están esperando. Me preocupé cuando no salían; debí saber que estarías usando tus tácticas, Sebastián. ―No… no es así, lo que pasa es que… ―Isabella intentó explicar, pero Sebastián alzó su mano y la silenció. ―¿Desde cuándo te preocupa, cuánto tiempo esperan las demás? No recuerdo que en el pasado hayas… ―Su teléfono sonó, interrumpiendo sus palabras. Frunció el
CAPÍTULO 15: COMPATIBILIDAD GENÉTICA Sebastián asintió y siguió al doctor, pero Isabella no pudo quedarse atrás. Desde que supo que Nicholas estaba enfermo, una especie de instinto maternal se apoderó de ella, atribuyéndolo al hecho de que ahora sabía que tenía un hijo. Un hijo que estaba vivo y en alguna parte, esperando ser encontrado por ella. Ambos entraron en la oficina del médico. ―¿Qué tiene mi hijo? ―Sebastián fue directo al grano. El médico los miró un instante, primero a Sebastián y luego a Isabella, antes de hablar. ―Nicholas tiene leucemia linfoblástica aguda ―dijo con seriedad. Sebastián apretó las cejas y negó, incapaz de aceptar lo que oía. ―¿Qué es eso? El médico suspiró por lo bajo y habló con más claridad. ―Su hijo tiene leucemia, señor Ashford. Y tiene un tipo de leucemia muy agresiva. Las palabras del médico golpearon a Sebastián con fuerza, sus ojos azules lo miraron fijamente, aun sin poder comprender del todo. ―¿Leucemia? ―susurró Isabella, su voz ape
CAPÍTULO 16: ACEPTO TU PROPUESTA. Tanto Isabella como Sebastián salieron del consultorio, cada uno sumido en sus pensamientos. Fue entonces cuando Sebastián, impulsado por la desesperación, lanzó una pregunta que detuvo a Isabella en seco. ―¿Cuánto? Isabella se detuvo y lo miró confundida. ―¿Cuánto? ―Sí, ¿cuánto quieres? ¿Cuánto vales para que te embaraces y salves a mi hijo? La crudeza de su propuesta dejó a Isabella estupefacta, con los ojos como platos, sorprendida y horrorizada por la proposición del hombre delante de ella. ―¿Qué demonios? ¿Usted…? ―comenzó a decir, pero Sebastián, carente de paciencia, la interrumpió con una mirada amenazante y fría. ―No te hagas la mojigata delante de mí y mucho menos la agraviada. Te estoy proponiendo un trato y además no será gratis, te pagaré mucho dinero. Así que dime, ¿cuánto quieres por venderme tu útero? Las palabras de Sebastián eran duras, casi crueles. Isabella abrió y cerró los labios, incrédula. ―Usted es… ―¿Qué? ¿Un maldit
CAPÍTULO 17: QUIERO QUE TE CASES CONMIGO.― ¿Leucemia?Mateo se puso de pie en cuanto Sebastián le dijo esto.―Sí, por desgracia mi hijo tiene esa maldit@ enfermedad.La expresión de Sebastián era de impotencia, se había quedado toda la noche con su hijo en el hospital y hoy sería dado de alta y regresaría a casa, su madre se quedaría con él mientras empezaba el tratamiento.― ¿Y qué vas a hacer? ―Mateo preguntó con cautela ― ¿Vas a seguir las indicaciones del doctor?Sebastián se dio la vuelta y lo miró serio.―Por supuesto que sí, él dijo que la opción más confiable era tener un bebe y eso haré.Su amigo alzó las cejas al escuchar su determinación.―Y la candidata es: ¿Inesa?―¿De qué rayos hablas? Nunca dije que me acostaría con Inesa. Ella no es la indicada para esto.―Bueno, es que todos sabemos que está enamorada de ti y creí que…―Voy a tener un hijo con Isabella ―Sebastián soltó muy rápido ―ella acepto el trato.Mateo sonrió divertido.―¿Perfecta? ¿Y qué la hace diferente de In
CAPITULO 18: CEO ARROGANTE―Mi padre está enfermo del corazón ―dijo Isabella directamente, su voz firme, pero con una vulnerabilidad que no podía ocultar. ―Y en este momento está en la unidad de cuidados intensivos. Yo… ―ella bajó la cabeza y miró sus manos para ocultar la vergüenza y la desesperación que sentía en ese momento. ―Yo no tengo cómo pagarlo. Esa es mi única condición, señor Ashford.Sebastián la miró por un momento, detallando sus expresiones. Y pudo ver la vergüenza en ella y esto lo hizo reflexionar sobre la situación tan desesperada en la que se encontraba. Lo que había investigado es que se había casado con el hijo mayor de la familia Becker, un imbécil con ínfulas de empresario. Decir que no sentía curiosidad por los pormenores de su relación sería mentirse, pero se recordó a sí mismo que solo era un acuerdo y que cada uno debía mantener sus pasados en privado.―Bien ―dijo finalmente ―Puedo hacerlo. Y para demostrar mi intención de ser benevolente, organizaré que tu p
CAPÍTULO 19: UNA ENEMIGA DECLARADAEn el jardín de la mansión Ashford.―¡Mi querida Coraline! ―exclamó Inesa con efusividad.La madre de Sebastián se puso de pie y la abrazó-―Querida, hasta que finalmente decides visitarme.―Es que he tenido mucho trabajo. Pero aquí estoy como prometí. ―dijo Inesa sonriendo.Acto seguido, la madre de Sebastián hizo una señal a una de las empleadas para que trajera té. Mientras se acomodaban, Inesa mencionó con delicadeza.―Supe lo de Nicholas, es una tragedia prácticamente.Coraline suspiró profundamente antes de responder.―Sí, todos estamos devastados. Nicholas es la luz de esta casa.―Lo sé ―dijo Inesa, con fingida preocupación ―y haré todo lo que pueda para apoyar a Sebastián.Hubo un breve silencio antes de que Coraline preguntara.―¿Ya te dijo mi hijo cuál es la solución?―¿Solución? ―Inesa frunció el ceño, confundida.―Sí, el médico habló ayer con ellos…―Espera, ¿ellos? ¿Quiénes?―Su asistente estaba con él, entró junto a Sebastián, parecía un
CAPITULO 20: SUSPENDE LOS ANTICONCEPTIVOS.Esa misma noche, Isabella se mudó al piso de Sebastián. Estaba relativamente cerca de la empresa y era extremadamente grande y lujoso. Isabella dio gracias al cielo de que, al menos, no tendría que verse demasiado en casa. Sin embargo, sus ilusiones se rompieron cuando la empleada le mostró su habitación.―El señor Ashford ordenó que durmiera aquí ―explicó la empleada, abriendo las puertas a una habitación grande, hermosa y lujosa; un palacio de comodidad.La puerta a un lado del vestidor llamó la atención de Isabella.―¿Y eso? ¿Para qué es?La empleada caminó hacia la puerta y comprobó que estaba cerrada.―Es una puerta que conecta con la habitación de al lado. Pero está cerrada, no tiene de qué preocuparse.Sin embargo, Isabella sí estaba preocupada. Tenía el presentimiento de que no le gustaría saber a quién pertenecía la habitación de al lado.―Y... ¿de quién es la otra habitación? ―insistió, su curiosidad mezclada con una sensación de int