Lilith, Loren y Susan habían tomado rocas para tratar de defenderse con ellas, mientras los minutos pasan el movimiento de los arbustos se hace más evidente, mientras estaban rodeadas por la oscuridad del bosque. De repente, escucharon unas pisadas pesadas ya a escasos metros de ellas, si antes ya lo sentían cerca ahora era aún más.

Sus corazones comenzaron a latir con fuerza, el miedo se apoderó de sus mentes. Los susurros del viento parecían convertirse en voces amenazantes, y la sensación de estar siendo observadas los paralizaba.

— Quizás nos está observando un oso, o el descuartizador de Jóvenes en búsqueda de medallas — Dice Susan.

— O quizás es una Lechuza — Opina Loren.

— Mejor que sean murciélagos — agrega Susan.

— ¿Podrían guardar silencio? — Lilith analiza fijamente todo a su alrededor y los lados por los que podría salir un posible atacante.

Las sombras de los árboles parecían cobrar vida, moviéndose siniestramente en la negrura de la noche. Cada rama que se movía era com