Su cuerpo, aunque joven y fuerte, se sentía más viejo de lo que nunca había estado. Las marcas que comenzaban a aparecer en su piel eran testigos de su sufrimiento. Las cicatrices eran un recordatorio constante de su fragilidad, de los límites que su cuerpo parecía alcanzar en cada sesión de tortura. Había llegado a un punto en el que el dolor físico se convertía en una especie de rutina, una secuencia de sufrimiento que podía anticipar, pero que jamás podría aceptar. El silencio se rompió abruptamente. Las puertas de acero se abrieron de golpe, y el ruido metálico resonó en la sala. Entraron tres figuras, sombras amenazadoras que arrastraban consigo una sensación de desasosiego. Kamill se enderezó, intentando mantener una semblanza de dignidad. Era vital para él no mostrar temor, pues sabía que la percepción de su valentía determinaría su camino hacia la cúspide. “Kamill,” una de las sombras, de mirada fría y sonrisa burlona, se inclinó hacia él. “Es hora de que entiendas lo que s
— ¿Quiénes son ustedes? — La madre de Lilith había vuelto al departamento encontrándose con los tres amigos de su hija.— Mejor díganos quién es usted — Susan fue la primera en reaccionar.— No tengo por qué darles ninguna respuesta — la mujer se mostró altanera.— ¿Qué quiere aquí? — está vez intervino Loren.— ¿Eres sorda acaso? Acabo de decirles que no tengo ninguna razón para darles explicaciones a ustedes.— Perfecto, entonces quédese aquí el departamento es todo suyo — Lucca tenía a Lilith prácticamente inconsciente en su brazo.— Dejen a mi hija aquí — la mujer reacciona, entonces Loren y Susan también reaccionan, pero retrocediendo.— ¿Cómo dice? — Pregunta Loren.— Yo soy la madre de Lilith y vengo por ella.— ¿Usted cree que puede aparecer de la noche a la mañana y decirnos a nosotros que se la va a llevar? Señora, usted está mal, Lilith bien podría parecer más hija nuestra que suya — expuso de manera contundente Susan se veía feroz dispuesta a defender a Lilith de quién sea
El avión privado de Lucca Echevarrí descendía lentamente sobre la pista principal del aeropuerto Silvio Pettirossi, mientras el cielo de Asunción brillaba con tonos dorados y anaranjados. Era pleno verano en la República del Paraguay, una estación que parecía abrazar a los viajeros con un calor incansable, tan implacable como el carácter de su gente. A través de la ventanilla ovalada, Lucca pudo ver la extensión infinita de un cielo despejado, salpicado aquí y allá por nubes esponjosas que parecían derretirse bajo el sol abrasador, su corazón sintió una calidez única, le había dicho a Lilith que alguna vez vendría a Paraguay aunque en estas circunstancias no era.A pesar del aire acondicionado del avión, Lucca sentía el peso del calor en su mente, anticipando la bienvenida de aquel país que siempre le había intrigado después de ver a su novia y sus dos amigas, un rincón del mundo donde el tiempo parecía moverse con una cadencia distinta. El aterrizaje fue suave, y pronto el piloto anu
HOTEL PREMIER HILL — ASUNCIÓN Lucca se encontraba sentado por delante de sus investigadores — Señor Echeverri, la madre negociaba con gánsteres, tenía una deuda muy alta con Narcotraficantes Brasileros, los mismos que las secuestraron el último reporte de ellas, es de la legada a Ciudad del Este, posteriormente ya no hay más datos tampoco podemos ir más allá — Lucca siente un dolor bastante fuerte en el pecho y sus ojos de inmediato se llenan de lágrimas — Lo siento Señor Echeverri, pero todo indica que la que pagó las consecuencias de los errores de su madre, hemos averiguado hasta donde pudimos y todo nos lleva a que fue ajuste de cuentas, usted sabe como termina eso.El chico se coloca de pie la frustración era evidente en sus ojos — No puede ser, la vida de Lilith no puede apagarse de esa manera — Lucca se muerde los labios.— También hay otra cosa — Otro investigador se coloca de pie — la Familia Becker es una Familia de la Mafia, Kamill Becker es el futuro líder, el Heredero ha
Cuando la puerta de la habitación en donde Lilith se encontraba en cautiverio fue abierta la castaña no se movió hasta que el hombre de siempre habla, pero a Lilith no le importaba nada, puesto que su malestar iba en aumento. - Te llevaré para que te revisen .- expuso el hombre, pero la castaña continua sin realizar movimientos, entonces el hombre no tiene otra opción que la de acercarse a ella y ni bien llega Lilith parece perder el conocimiento, el hombre de manera inmediata reacciona cargando a la joven en brazos hasta llevarla en la habitación que la madre de Lilith le había dicho.- ¿Qué ocurre con ella? .- fue la pregunta de la mujer.- Todo indica que se ha desmayado .- responde el hombre, pero a Sonia no le importa en lo absoluto.- Déjala tirada allí en la cama y sal de aquí .- el hombre obedece y Sonia se acerca a su hija .- No sabes cuanto te desprecio, te aborrezco, tú nunca debiste de existir, eres la causante de mi desdicha y ahora empieza tu tormento maldita bastarda ¿
La brisa suave acariciaba los jardines, donde la luz del atardecer tiñó todo de un dorado mágico. Era el día perfecto. El aire estaba cargado de promesas, y el mundo parecía haberse detenido, como si todo fuera un sueño, suspendido en la serenidad de un momento eterno. Kamill estaba allí, en el altar, con su porte elegante y su mirada fiera color esmeralda, tan intensa y peligrosa que, a pesar de su quietud, parecía capaz de someter todo a su voluntad. Su traje negro, perfectamente entallado, parecía una segunda piel, y sus ojos, ocultos tras la sombra de su cabello oscuro, nunca dejaban de escrutar, como si aguardara algo… o alguien.En la penumbra se alza el trono, donde su sombra teje el destino, el Rey de la Mafia, en su silencio, guarda el peso de un reino perdido.Sus ojos, fríos como el acero, miran el altar, la espera constante, la Reina llegará, y con ella, la noche será más vibrante.Su aura, un fuego de hielo y llama, cerca a todos, sin tocar, sin hablar, un susurro mortal
El día había amanecido gris, como si el cielo mismo compartiera el peso que Lilith llevaba en su corazón, después de escuchar que estaba embarazada su madre le había inyectado un tranquilizante, Lilith no podía evitar entonces el sueño la había acogido, pero el tranquilizante no duro mucho para ella.La habitación estaba llena de sombras, largas y pesadas, como si el aire mismo llevara el peso de los secretos que albergaban. Lilith se arrodilló frente a su madre, sus manos temblando al aferrarse al dobladillo del vestido real. La tela, suave como la seda, parecía cortarle los dedos como un reproche silencioso, allí estaba nuevamente ante ella ante su condena más grande, sola e indefensa ante el enemigo.—Por favor, te lo suplico… —Su voz se quebró al salir, lo primero que ella hace es suplicar por aquella vida en su vientre, como el crujir de un cristal roto—. Detén esta orden, el bebé no tiene la culpa de nada, no le hagas daño — sus ojos avellana brillando con desesperación.Sonia l
Aquella habitación que Lilith cataloga como maldita, estaba en penumbras, envuelta en el pesado sudor de la desesperación. Lilith yacía en el suelo, el aire se había espesado a su alrededor como si la atmósfera misma se negara a llenarse de vida. Cada respiración era un eco de su propio dolor, un recordatorio cruel de su impotencia. Los calambres recorrían su abdomen, retorciéndola, haciéndola sentir como si mil cuchillos afilados le arañaran las entrañas. La presión aumentaba, surgiendo desde lo más profundo de ella, como si un monstruo interno tratara de liberarse a la fuerza.“¡AH!” El grito le brotó del pecho, desgarrador y sincero, pero el silencio le devolvió una respuesta mucho más hiriente, un eco frío que se sentía como la muerte misma. En el pasillo, su madre, ignorante de la calamidad que envolvía a su hija, daba sorbos lentos a una copa de vino. El tintinear del cristal le llegaba como música en un evento funesto; un recordatorio sutil de que el mundo seguía girando, ajeno