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Bajo el código: 2109289374098TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS ©Mi nombre es Izel, que en Náhuatl significa “única”, mi madre me puso así porque decía que sería única en todo lo que hiciera, eso fue lo que me auguró el día que nací. Así que con ese pensamiento crecí y crean o no me ayudó a lograr todo lo que me proponía, es como si mi propio nombre fuera un tipo de hechizo que me ayuda a seguir, a no rendirme ya que, cuando estoy a punto de hacerlo simplemente recuerdo mi nombre y pienso “vamos, pero si eres única”, tú puedes y simplemente lo hago.Así, bajo ese hechizo de mi nombre, logré estudiar todo lo que me propuse. Mis padres sólo me dieron la educación básica, ya que la tienda de abarrotes que tenía no daba para más lujos o escuelas de paga. Además, mi hermano Galindo se unió a la familia cinco años después de que yo llegara, por lo que los gastos se incrementaron, así que todos hicimos lo que pudimos con lo que teníamos.
Siempre fui una buen estudiante, dedicada. De pequeña quería ser todo, estudiar de todo, incluso cambié de sueños tantas veces que mi madre tenía miedo de que fuera indecisa a la hora de escoger una manera de ganarme la vida, por lo que siempre me decía “Izel, recuerda que lo que escojas debe ser tu sueño, para que jamás veas tu trabajo como una obligación, sino como una aventura”. Esa frase se quedó grabada en mi mente por años, incluso aún en la universidad me la repetía para no perder el rumbo y caminar firme por lo que yo sé que es mi camino: ser diseñadora de modas o más bien de joyas.
Mi pasión por ella empezó justo en la primaria, cuando una maestra nos enseñó su precioso anillo de compromiso que su novio gringo le había dado. Recuerdo perfectamente que él sólo traer el anillo en el dedo cambiaba la belleza de la mujer, incluso noté que lo combinaba perfectamente con el collar y los aretes, y que cada vez que podía movía la mano para que brillara. Tal vez la maestra quería presumir que se iba a casar y que pronto se iría al “otro lado”, pero para mí fue un despertar porque supe que eso quería hacer, diseñar joyas.
Entonces, así empezó todo, empecé a hacer bocetos en la secundaria en las clases de diseño gráfico, bocetos que guardé para después poder darles vida cuando pudiera. Hice de todo, collares, pulseras, brazaletes, anillos, aretes y el sueño de algún día abrir mi propia joyería o tener mi propia marca se hizo más y más profundo, sobre todo cuando empecé a probar mis primeros diseños en mis compañeras de escuela. En mis ratos libres, solía hacerles pulseras de cuentas, o aretes de tela que ellas vestían. Recuerdo que llegué ha hacer tantas pulseras, aretes e incluso anillos que pasaba los fines de semana haciendo los pedidos para poder entregarlos el lunes en el receso.
Sin embargo, a pesar de que se notaba mi talento nato, mis padres no estaban muy seguros de que esa carrera me trajera frutos. Constantemente me decía que era un mundo bastante competitivo y que el hacer que mis diseños destacaran era algo difícil de lograr, a lo que yo respondí “soy única, ¿qué no?, puedo lograr lo que quiera” y saliendo de la preparatoria, lo hice.
Resulta ser que mis padres, después de tantos años, lograron abrir una segunda tienda de abarrotes que se convirtió rápidamente en un tipo "imperio", dándonos a mi hermano Galindo y a mí nuevas oportunidades. Él, entró a una preparatoria de paga donde le enseñaron idiomas y yo, entré a la Ibero en la ciudad de México, pero no por mis padres, si no por mi talento, por mis diseños únicos.
La Ibero, una de las mejores escuelas de la ciudad de México, en ese momento lanzó una beca para “reclutar talento” en cualquier de sus carreras con la oportunidad de poder estudiar en su escuela con casi cien por ciento de beca. Los reclutadores llegaron a mi escuela y como yo sabía que el pueblo donde vivía me quedaba muy pequeño, decidí mostrar mis bocetos que tenía guardados desde años atrás para encontrarme con la sorpresa de que había salido seleccionada. Así, a la edad de los dieciocho años, y con todas las bendiciones habidas y por haber, me fui a vivir sola a la gran ciudad de México para poder seguir la carrera de mis sueños la que yo sabía me daría muchos frutos en el futuro, y aquí estoy, en Madrid, con una beca que me permitió venir a estudiar en la Universidad Complutense de Madrid.
—¿Entonces vienes a estudiar? —me pregunta el policía que me ve con sus ojos cansados, mientras tiene el sello de la aduana en sus manos listo para ponerlo en mi pasaporte.
—Sí— respondo con una sonrisa.
—Perfecto, muchas gracias, ¡siguiente! — le grita a la persona que viene atrás de mí y yo simplemente tomo mi pasaporte un poco apenada por lo que ha pasado.
—Izel, la próxima vez que te pregunten ¿a que viene a Madrid?, sólo di lo básico, ¿de acuerdo? — me regaño mientras bajo las múltiples escaleras que me llevarán al tren que me cambiará de terminal.
Al parecer, la emoción de haber llegado a otro país y a otro continente me pega demasiado, al grado que le comunico a todos mi historia como si les importara o estuvieran interesados en conocerla, por lo que creo que debería hablar menos y actuar más, ya que los meses que me quedaré aquí se me pasarán como agua y para ser honesta yo tengo un objetivo estudiar esas materias únicas que sólo esta universidad me puede dar, por lo que no debo perder la concentración.
Después de un tiempo de viaje en el tren, me bajo en la terminal para ir directo a recoger mi maleta y de ahí salir por fin del aeropuerto y dirigirme al que será mi hogar por este tiempo, una residencia de estudiantes cerca de la universidad que tuve que apartar meses antes de venir. Para poder estar aquí, mis padres tuvieron que pagar viáticos, yo tuve que pagar mis boletos de avión, los cuáles lo hice con un préstamo por parte de mis tíos que poco a poco iré pagando cuando regrese a México y empiece a trabajar. El gran esfuerzo que mi familia está haciendo para que yo esté aquí es enorme y es por eso que no debo desconcentrarme de mi camino.
Salgo del aeropuerto directo al metro, mientras leo el mapa que baje de internet antes de venir. Señalo con le dedo la estación donde me debo de bajar y reviso cuantos transbordes debo hacer hasta llegar ahí, son en total cuatro, por lo que me subo un poco insegura en el vagón para no quitar de la vista el número de estaciones que deben pasar para bajarme, caminar hacia otra estación y así tomar los siguientes vagones que me llevarán a mi destino. Una hora después, me encuentro subiendo las escaleras de la estación para salir a la preciosa ciudad de Madrid, quién me da la bienvenida con un hermoso sol de finales del verano y un estruendoso ruido de los carros ya que al parecer he llegado en la hora del tráfico.
Continúo caminando por la calle, atenta a la dirección de mi residencia y jalando mi maleta detrás, hasta llegar a mi destino, una preciosa puerta de cristal que arriba dice “Residencia Estudiantil” y juro que en este momento no me la creo, por lo que antes de entrar tomo un suspiro mientras observo como dos chicas salen de ahí y me sonríen.
—Bien Izel, es tu momento, eres única así que puedes hacerlo.
Entro hacia el lobby de la residencia y en seguida una mujer de cabello corto me sonríe y me saluda desde lejos —¿Izel Santa Cruz? — me pregunta mientras yo asiento con la cabeza y me acerco a ella de verdad emocionada.
—Sí, soy yo.
—Bienvenida a España, y a la residencia estudiantil, Izel.
—Gracias— respondo nerviosa.
—Te tenemos una buena y una mala noticia— comenta haciendo que abra los ojos un poco sorprendida— la mala es que tu compañera de habitación canceló a último momento, por lo que ahora estás sola.
—¡Ah!, O.K— respondo tranquila, aliviada porque yo pensé que hoy tendría que dormir en las calles.
—La buena, es que te encontramos una habitación individual por el resto del semestres así que te regresaremos parte de tu primera renta y ahora pagarás menos.
—Sí que es buena noticia— comento mientras muestro mi pasaporte para que ella pueda registrarme.
La mujer con una sonrisa lo toma, teclea unas cosas en su computadora y luego me lo regresa — aquí tienes, y esta es tu llave — y me entrega una que tiene un llavero de círculo con el número de la habitación— recuerda que si la pierdes debes pagar el reemplazo, y a la hora de regresarte a tu país debes dejarla, ¿vale?, si no tendrás que enviarla por paquetería desde allá.
—Perfecto — accedo mientras la tomo.
Leo en el círculo que el número de mi habitación es el 508 por lo que quiere decir que debo subir hasta el quinto piso para poder acceder a mi habitación.
—Ten esta hoja, aquí vienen los servicios que se ofrecen, los distintos locales que hay alrededor, los horarios de los autobuses que te llevan a la universidad y sobre todo las reglas. Las salidas y entradas son veinticuatro horas.
—Muchas gracias— digo emocionada tomando la hoja entre mis manos.
—De nada y bienvenida, espero que disfrutes tu semestre.
Con una sonrisa en mis labios, camino hacia el elevador que hay a mano derecha y picando el botón me doy cuenta que no sirve por lo que me toca subir escaleras cargando la maleta hasta el quinto piso.
—Sí, olvidé mencionarlo, el elevador justo hoy quedó fuera de servicio, así que por el momento debes subir y bajar por las escaleras.
—O.K— respondo y cargo mi maleta lo mejor que puedo y subo cada escalón tratando de que ésta no pegue contra la preciosa madera de la que está hecho.
Lo hago lento, quejándome un poco, hasta que llego al quinto piso y comienzo a caminar por el pasillo, cuando llego a la habitación 508 suspiro fuerte para quitarme los nervios y en seguida la abro. Tan sólo entro, puedo ver una preciosa ventana que da hacia la avenida principal, una cama con un colchón individual, un buró con lámpara, un microondas, un armario y un escritorio para estudiar.
—El baño se encuentra al final del corredor— leo la hoja al darme cuenta que no tengo baño dentro de mi habitación— bueno, es acogedora— pienso positivo para luego dejar mi maleta sobre el suelo y de inmediato mirar por la ventana— qué diferente es del pueblo — murmuro mientras los ojos se me llenan de lágrimas por la emoción —lo lograste Izel, ahora es momento de demostrarles a todos de qué estás hecha.
Registrada en SAFE CREATIVE Bajo el código: 2109289374098TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS ©Abrí los ojos cuando escuché un golpe en la puerta que me alertó.―¡Si!― respondí de inmediato para luego ver cómo una hoja se deslizaba por debajo de la puerta.Me levanté de inmediato para tomar la hoja y al abrirla vi que era una invitación a una fiesta, no sé si de otra residencia, de la escuela, o una simple fiesta de las que probablemente hacen aquí.―No sabía que había una fiesta de bienvenida incluida ― murmuro mientras leo la dirección.Voy directamente a mi celular para buscar la ubicación del lugar y me doy cuenta que está justo a unas cuadras de donde me encuentro, ahora la situación era ir, o no. Veo la hora reflejada en la pantalla y me percato que me dormí seis horas seguidas y que con el cansancio qu
Registrada en SAFE CREATIVE Bajo el código: 2109289374098TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS ©[Enrique](Final del verano)Abro los ojos lentamente mientras siento un terrible dolor de cabeza que enseguida me hace cerrar los ojos. No sé cuánto bebí anoche, pero por el dolor de cabeza sé que fue más de lo que planeaba beber en la última fiesta del verano.Me incorporo lo más lento que puedo y al bajar el pie siento un vaso de plástico romperse cuando hago contacto con él. El simple crujido del vaso provoca que la cabeza retumbe tan fuerte que quiero volver a la cama. Volteo a mi lado y veo a la mujer que llegó a mi piso esta noche.―Espero que no despiertes mientras esté aquí porque honestamente no recuerdo tu nombre― murmuro.Lentamente busco con la mano mi móvil sobre la mesita de noche y cuando lo toco lo acerco a mí.
Registrada en SAFE CREATIVE Bajo el código: 2011045801413 TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS ©IzelPor un momento me quedo viendo a la persona que acaba de tomar mi brazo y cuándo lo reconozco dejo mis cosas y voy hacia él.―¡Íjole!, perdón…― le digo mientras le ayudo a levantarse.―Dios mío, sí que tienes fuerza ― me reclama y con cuidado lo ayudo a sentar en una de las bancas cercanas. Él se queja mientras trata de mover las piernas de nuevo.―De verdad perdón, es que llegaste por atrás y eso no es bien visto en mi país, pensé que ibas a asaltarme o algo.―¿Asaltarte?, ¿en el campus? ― me pregunta mientras sus manos siguen entre su entrepierna.―¿Quieres hielo o algo así?, puedo traer un poco de la cafetería o comprar una botella de agua muy fría.―No, est&aacut
Registrada en SAFE CREATIVE Bajo el código: 2011045801413 TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS ©―¡Ey!, ¿dónde estabas hombre? ― me dice Salvador mientras me bajo del auto después de llevar a Izel a almorzar y comprar lo que necesita para su clase.Debo confesar que después de la plática que tuvimos me he quedado un poco pensativo porque de pronto me doy cuenta que no tengo una pasión o tal vez si y la enterré tan hondo que no sé donde re-descubrirla.―¿Enrique?― me pregunta porque al parecer ahora estoy más distraído.―¿Qué?―¡Qué te pasa!, te estoy preguntando que ¿dónde estabas?, la chica de ayer por la noche te está buscando, así que debes estar alerta.―Estaba… por ahí, Salvador, ¿tú tienes una pasión? ― le pregunto y él arquea las cejas
Registrada en SAFE CREATIVE Bajo el código: 2011045801413 TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS ©IzelLevantó la mirada y de pronto vuelvo a ver a ese hombre de ojos bonitos en frente de mí. Me levanto un poco mareada después del golpe y volteo a mi alrededor para ver todo el desastre que se ha armado.―¿Izel?, ¿estás bien? ― me vuelve a preguntar con esa voz tan melodiosa qué tiene.―Creo que si― respondo mientras todo me sigue dando vueltas. En seguida veo que mi cena está sucia y aplastada de bajo de su pierna―¡Ay no!, mi cena de cinco euros― murmuro.Enrique levanta la pierna y ve sus pantalones manchados de la comida― los acababan de lavar― expresa.―¿Eso te preocupa? ― pregunto un poco molesta―¿por qué no te hiciste al lado?, te estuve tocando la campanilla y diciéndote: a un lado, a un lado, y no fuiste para moverte.<
Registrada en SAFE CREATIVE Bajo el código: 2011045801413 TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS ©(Enrique)Sentir los labios de Izel sobre los míos ha despertado una mezcla de sensaciones y sentimientos que pensé estaban muertos en mí desde que Eira salió por la puerta dejándome con el anillo de compromiso entre los dedos. Vuelvo a sentir el corazón latiendo desesperadamente, mi piel erizándose por completo y mi cabeza se va completamente a las nubes haciendo que el suelo se pierda y empiezo a volar. Los labios de Izel son tan suaves, tímidos y carnosos por lo que aprovecho para besar cada esquina de ellos disfrutándolo al máximo como si esto fuera algo raro y único que no todos tienen la oportunidad de sentir.Lentamente me separo de ella y nuestras miradas se cruzan una vez más.Los ojos de Izel brillan más que los luceros de esta noche estrellada y
Registrada en SAFE CREATIVE Bajo el código: 2011045801413 TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Enrique Sé que tal vez es una reverenda tontería que Izel y yo hayamos empezado esto. No lo digo porque esté mal, si no porque para algunas personas será muy pronto e incluso se podrá ver cómo acelerado e intenso, pero así es el amor y ella y yo no tenemos tiempo que perder; el tiempo está en nuestra contra. Después de salir de la cafetería. Izel y yo regresamos a la universidad y nos subimos a mi auto para irnos lejos de ahí y platicar un poco más sobre nosotros. Quiero conocerla por completo, saber lo que le gusta, lo que le apasiona y sobre todo escucharla hablar, verla a los ojos y sentirme especial, tal como lo he hecho desde el principio. ―Ven, vamos― le pido mientras la tomo de la mano y caminamos juntos hacia el faro de Moncloa. Ella me sigue, tomando su bolso y caminando a mi lado mientras subimos por el elevador para llegar hacia
Registrada en SAFE CREATIVE Bajo el código: 2011045801413 TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS ©EnriqueSalvador me sigue viendo a los ojos, pero como siempre yo trato de ignorarlo, no me gusta cuando viene a interrumpir los comentos bonitos que tengo.―¿De cuándo acá te conviertes en mi pepe grillo? ― le respondo, tomando las llaves de mi auto y caminando hacia la puerta del conductor.Salvador me detiene con la mano ― escúchame, sabes que lo que te digo es verdad.―Y, ¿desde cuándo te interesa lo que me pasa?― pregunto molesto.―No lo sé, tú dime― contesta y toma la manga de mi camisa y la sube para descubrir mi muñeca ― ¿quieres que te vuelva a encontrar como ese día?, dímelo tío para irme preparando.―¡Basta!― habló molesto― no me moletes más.―Sólo estoy tratando de prevenir lo