—Mi enfermedad avanza rápidamente Emiliano y no veo que consigas nada de lo que te he pedido. Eres un estúpido. No sé cómo pude creer que conseguirías formar una familia con Sarah Hamilton. —¿Por qué te interesa tanto este asunto madre? Ya obtuve la custodia de Amelie. Era lo que querías, ¿no? Que la niña tuviera nuestro apellido. ¿Por qué ahora te empeñas en qué me case con Sarah?—Hay algo que no te dije nunca, antes de que Thomas muriera habló conmigo, discutimos fuertemente, pues me habló de su amor por esa mujer, me dijo que al volver se casaría con ella y estaba tan enojada que le dije que antes lo prefería muerto…—Entonces su voz se quiebra. —No sabes cómo me tortura cada día ese recuerdo Emiliano. Por eso quiero que te cases con ella, darle un futuro a esa mujer y a mi nieta sería como reivindicarme ante Thomas. Te casarás con ella o no recibirás ni un centavo de mi fortuna.—Olvidas que ella podría negarse mamá.—Entonces sé inteligente Emiliano. Usa a la niña para obligarla
Estoy en mi habitación sintiéndome muy amargado. Odio haberme hecho ilusiones con Sarah y que finalmente se haya ido tras ese tipo. Aunque intento comprender que su amor de madre está por encima de todo. Suspiro fatigado, pues Teresa me está haciendo una llamada y para colmo Daniel quejándose de las malas notas de Sebastián. Tengo tanto que hacer y tan pocas ganas de salir de esta habitación. Solo voy a la oficina y vuelvo, apenas puedo escapar de mis obligaciones. Vivo en un constante dolor de cabeza y mientras trato de estabilizarme de nuevo intento imaginar que nada de esto está pasando y soy el mismo Robert de siempre. Sin una ex persiguiéndome y sin la expectativa de tener un hijo con una mujer con la que estoy seguro, no me casaré. Mientras intento dormir un poco, ya que es un poco tarde recibo una llamada, mi sorpresa es enorme. Es Sarah. Mi corazón se agita y me levanto de prisa. Se oye muy triste. Le pregunto cómo está y como está Amelie y hablamos un instante. Por fin puedo
Los días se fueron volando y el día de la boda llegó. Faltan algunas semanas para que Amelie sea operada. Solo espero poder huir con ella cuando esté bien. Odio a Thomas tanto como una vez lo amé. Ha estado tres días de viaje y según llegará directo a la iglesia. Él fue capaz de quitarme mi celular. Así que no he podido hablar más con Robert. Está furioso conmigo desde que supo que estaba haciéndole una llamada. Amelie entra, luce muy bonita, una de las mucamas la vistió. Isabella está en cama y no irá a la iglesia. Cosa que me resulta extraña. Según percibo, tiene más que un simple malestar. Algo muy raro está pasando y no sé si estoy haciendo lo correcto. —Estás muy bonita mami—dice mi hija dándome un abrazo. Intento parecer feliz, pero en realidad estoy destruida por dentro. —Gracias cariño tú también. —Gracias mami. Ambas bajamos las escaleras, el chófer nos espera. Paso a ver a Isabella, pero no se me permite pasar. Un médico está con ella en su habitación. Entonces partimo
Un médico llama a Canadá, al número de Daniel Mackenna y le informa del accidente de su hermano en Florida. De inmediato, Daniel viaja para saber detalladamente que fue lo que pasó con Robert y en qué estado se encuentra. Finalmente, se traslada a Robert a una clínica de Canadá dónde es operado de emergencia para sacar algunos coágulos de sangre de su cabeza. Por el fuerte golpe al caer al pavimento luego del impacto Robert sufrió una fractura craneal severa, la operación fue exitosa, pero no recobra el conocimiento. Los médicos dicen que hay que esperar y así saber si habrá secuelas importantes, pero debido a la magnitud del golpe no se explican cómo es que está aún vivo. El vehículo que lo arrolló se dio a la fuga, aunque ya se manejan los datos del mismo. Mientras tanto, en Florida la boda se realizó según lo planeado. El supuesto Thomas y Sarah contrajeron nupcias y Sarah ignora por completo lo sucedido con Robert. Llegaron cómo esposos a la mansión, Sarah durmió con su pequeña
Entonces me deja en la habitación. Lo miro con gesto confundido. —¿Qué hace tu exesposa aquí Thomas?—susurro abrazándome. —¿Por qué estaba cubierta de sangre? Estaba como drogada—Él me mira pensativo. —Te lo explicaré después Sarah. Tienes que confiar en mí. —Dijo que querías asesinarnos—digo analizando su expresión. Él se cruza de brazos y me mira con una sonrisa cínica. —No seas tonta Sarah, no creerás a cualquier persona que te diga cosas malas sobre mí. —No es un chiste Thomas, no es una acusación cualquiera. —Ella enfermó de los nervios Sarah. Fue cuando le dije que nos divorciaríamos, intentó suicidarse y se desquició. No tuve corazón para meterla en un psiquiátrico, después de todo me sentía culpable, por eso tuve que dejarla aquí. Tiene una enfermera. Era mi deber cuidarla. Haría lo mismo por ti. —¿Por qué tiene sangre en su ropa?—Agredió a la enfermera, te dije que es muy peligrosa y…—Mami, ¿Qué pasa?—Amelie se despertó. Se incorpora en la cama. Respiro hondo. —Debo
Abro mis ojos y me doy cuenta de que estoy en un lugar frío y demasiado blanco, después de haber sido empapada con agua. Entonces, al intentar moverme, me doy cuenta de que estoy envuelta en una camisa de fuerza que me impide moverme libremente. Miro al piso desde un rincón de esta habitación y al levantar la mirada él está allí, sentado en una silla, observándome. Esperando que reaccionara después de haber vaciado sobre mí un vaso con agua congelada. —Thomas, ¿Dónde estoy? ¿Dónde está nuestra hija? Quiero ver a Amelie por favor—Entonces su semblante se vuelve déspota y cruel. —¿Cómo me llamaste? ¿Thomas? ¿Thomas? Ya basta por favor Sarah de decirme así. ¿Es que eres tan ilusa y tan estúpida que aún todavía crees que soy mi hermano?—Abro la boca a punto de reventar en llanto. —¿Qué quieres decir? No puedes ser otro que Thomas. No pueden ser tan idénticos, por favor, no me engañes y no me tortures de este modo. —¡Que no soy Thomas, maldición Sarah! ¡Soy Emiliano, Emiliano! ¡Mírame
—¿Qué podemos esperar, doctor? Ya hace dos semanas que mi hermano está en esa condición—Daniel se queja con el médico tratante por la condición de su hermano. Para él todos son unos ineptos que no son capaces de despertarlo de su inconsciencia. —¿Que más quisiera que decirle que el señor Mackenna despertará hoy o tal vez mañana? Pero es imposible para la ciencia predecirlo. Las lesiones fueron graves y solo nos queda esperar y ser muy pacientes. Finalmente, Daniel decide llevárselo a la mansión, contrata los servicios de una enfermera privada creyendo que si está en casa, tal vez reaccione pronto. Es de noche y la enfermera revisa los signos vitales de Robert. Entonces cuando sale de la habitación, Sebastián que le imploró a Daniel lo deje estar con su hermano, esa noche se cuela en la habitación de Robert. Entonces se sienta a su lado. Al ver a Robert depender de una máquina, su corazón se agita. No puede perder a su hermano igual que perdió a sus padres. Robert es como el padre
Me propuse solo una semana, una semana y volvería a estar en pie para ir a Florida y buscar a Sarah. Así que me dediqué con total responsabilidad a hacer las terapias de forma intensiva. Así que una semana después estoy listo para irme, aunque mi médico dice que mínimo debo esperar un mes para salir de casa, ya puedo caminar, con eso me basta. Voy bajando las escaleras a media tarde, Teresa duerme y Daniel está en su casa, Sebastián que estaba mirando la televisión abajo apenas me mira corre hasta mí. —¿A dónde vas?—Debo viajar. —Pero el doctor dijo que…—No me importa lo que haya dicho, debo ir a buscar a Sarah. —¿Por ella te pones en peligro? Vaya, con razón dicen que cuando uno se enamora se pone tonto eh—dice caminando detrás de mí. —Ya me entenderás cuando tú te enamores Sebastián. —Nunca lo haré, las mujeres solo te dan dolores de cabeza, o te engañan… ah, por cierto, espera, tengo que darte algo. No te vayas—dice. Me detengo y miro mi reloj. Debo estar en el aeropuerto e