Secuestradas.

Creo que desmayé otra vez, pues al abrir los ojos de nuevo noto que despierto sobre mi cama, Amelie me mira muy preocupada y Thomas me dice que tuve una pesadilla. Me incorporo de prisa.

—¿Cómo dices? ¿Una pesadilla? Claro que no Thomas. Fui a la piscina y fue muy real. No estoy loca.

—No mami. No saliste de la habitación, te quedaste dormida y de pronto comenzaste a gritar mucho. Papá vino corriendo hasta aquí —La miro de ceño fruncido. Entonces miro detrás de Thomas a la sirvienta que me ofreció algo de beber en la piscina.

—Usted, usted estuvo allí. Dígale por favor que no fue una pesadilla.

—No se dé que me habla, señora—dice y dejando en la mesa una taza con té se retira. Thomas me mira con gesto apenado.

—No me mires así Thomas, no estoy loca, sé lo que vi y…

—No estás loca Sarah. Pero sí muy cansada, seguramente. Es mejor que duermas, mañana pensarás con claridad—dice y ambos se retiran. Me da mucho sueño y me duermo rápidamente.

Abro los ojos al día siguiente y recuerdo
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