Los invitados comenzaron a retirarse, completamente confundidos y sorprendidos por la inesperada aparición de Isabel. Valeria, devastada, se sintió atrapada entre la revelación y el caos emocional que la rodeaba. Su mente giraba en torno a una sola idea: Laura. —Voy a subir a la habitación de Laura —anunció Valeria, con la voz entrecortada—. Ella debe estar muy confundida. Además, ustedes tienen mucho de qué hablar —dijo, dirigiéndose a Isabel y Guillermo.—Es mejor que estés con Laura —respondió Guillermo, su preocupación era evidente en cada palabra.Isabel permanecía de pie frente a Guillermo, llena de odio e impotencia, luchando contra sentimientos encontrados. Al verlo de nuevo, después de tanto tiempo, se dio cuenta de que aún lo amaba como el primer día.Mientras Valeria subía las escaleras, Isabel miró a Guillermo con sarcasmo.—¿Y ahora qué piensas hacer? Porque no pretenderás que esa mujer y yo vivamos juntas en esta casa que me heredaron mis padres.Guillermo la miró fijam
Isabel no podía salir de su asombro al descubrir que Valeria era su hermana perdida. La incredulidad la envolvía como un manto pesado, y su voz temblaba sin saber como asimilar semejante verdad. —¿Y ahora qué va a pasar? —preguntó Isabel, exaltada—. ¿Te das cuenta de lo que esto significa? Estabas a punto de casarte con mi otra hermana, como lo hiciste con Natalia. Nunca te importé; apenas creíste que había muerto, no dudaste en casarte con ella.—¡Eso no es así! —exclamó Guillermo con firmeza—. Natalia me forzó a ese matrimonio. Ella sabía que no la amaba; en realidad, nunca sentí nada por ella. Solo que, debido a tu enfermedad, me sentía solo y perturbado, y ella se aprovechó de eso para seducirme en el momento que me sentía más vulnerable. —No me hagas reír, Guillermo. ¿Vas a decirme que aquella noche, cuando te encontré besándote con Natalia mientras yo sufría a causa de mi enfermedad, lo hiciste porque ella te obligó? —dijo Isabel con sarcasmo, dejando entrever el odio en sus o
Isabel, no comprendía las palabras de Valeria, todo era confuso para ella, miraba a Guillermo tratando de encontrar una respuesta que le confirmara o desmintiera lo que Valeria acababa de decir, pero Guillermo estaba callado, jamás se imaginó que las cosas terminarían así: —¿Qué rayos estás diciendo? ¿De dónde sacas que eres la madre biológica de mi hija? ¿Te has vuelto loca? —replicó Isabel, furiosa, mientras Guillermo observaba atónito a Valeria, quien parecía decidida a revelar la verdad.—Es cierto, Isabel —respondió Valeria con calma—. Sé que puede sonar extraño y entiendo tu confusión, pero esa es la verdad: soy la madre biológica de Laura porque tú usaste mis óvulos.La expresión de Isabel se tornó de incredulidad a shock, como si el mundo se desmoronara a su alrededor.—¿Cómo es eso posible? ¡Eso tiene que ser mentira! —exclamó, volviéndose hacia Guillermo—. ¡Dime que lo que dice esta mujer es falso! ¡Habla!Guillermo tragó grueso y bajó la mirada, sintiéndose atrapado entre
Isabel había sido dada de alta de la clínica y regresó a la mansión. La atmósfera era tensa; todos sabían que la situación había cambiado drásticamente. Isabel, aún débil, se sentó en el sofá, mirando a su alrededor con una mezcla de nostalgia y desafío.—¿Dónde está Laura? —preguntó, su voz apenas un susurro, pero cargada de autoridad.Guillermo que estaba presente, se acercó a ella y, con cautela, respondió:—Está en su habitación, jugando. Isabel, necesitamos hablar de nuestra hija. —¿Hablar? —replicó Isabel, cruzando los brazos—. ¿Acaso no es mi derecho saber cómo está mi hija?—Claro que puedes verla, pero debemos aclarar cuál es tu situación en esta casa —dijo Guillermo mientras se sentaba frente a Isabel—. Debes entender que para Laura tú habías fallecido, y ahora que has regresado, ha sido muy difícil para ella entender todo este enredo. Sin embargo, Valeria ya se encargó de hablar con ella y explicarle de modo que pueda entender.—¿Y se puede saber por qué Valeria tiene que
Isabel se quedó sola en la habitación; el silencio era abrumador. Miró por la ventana, donde el sol comenzaba a asomarse, iluminando los árboles del jardín. La luz dorada le recordaba momentos felices al lado de su hija y Guillermo y la angustia se apoderó de ella nuevamente. Isabel era una mujer de mirada intensa, con una determinación que a menudo la llevaba a tomar decisiones impulsivas. Su cabello castaño oscuro caía en ondas suaves sobre sus hombros, y su piel aún mostraba el desgaste de la enfermedad. Sin embargo, su espíritu seguía siendo fuerte, y aunque sentía que el mundo se le venía encima, había una chispa de lucha en sus ojos.Valeria, por otro lado, era su opuesto en muchos sentidos. Con una apariencia más juvenil y despreocupada, su cabello rubio y rizado enmarcaba un rostro que irradiaba amabilidad. Sin embargo, detrás de esa dulzura había una fortaleza que había desarrollado a lo largo de los años. Valeria había sido la figura materna para Laura durante el tiempo en
Valeria se encontraba sumida en una profunda tristeza y soledad en la pequeña sala de su casa, rodeada de recuerdos de sus padres. Las fotos en las paredes y los muebles antiguos le recordaban constantemente la vida que había perdido en un abrir y cerrar de ojos. Desde la trágica muerte de sus padres en un accidente automovilístico, su situación económica se había vuelto insostenible. Los gastos médicos fueron exorbitantes y, a pesar de los esfuerzos de los médicos por salvarlos, resultaron en vano. Esto llevó a Valeria a endeudarse no solo con la clínica, sino también con los preparativos funerarios, agravando aún más su desesperada situación.Ellos le habían dejado la casa como herencia, pero no habían dejado muchos bienes. Las deudas se acumulaban y la hipoteca de la casa estaba a punto de vencer. Valeria se sentía atrapada, sin recursos y sin un empleo estable. La desesperación la consumía; cada día que pasaba sin trabajo era un paso más hacia la pérdida de su hogar.Una tarde, m
Guillermo tuvo que entrevistar a varias candidatas para el puesto de niñera de su hija. Sin embargo, sentía que ninguna de las entrevistadas reunía los requisitos suficientes. La primera en ser entrevistada fue Valeria, quien le causó una gran impresión por su parecido con su difunta esposa. No podía dejar de pensar en ella. Además, cuando Valeria conoció a la pequeña Laura, hubo una gran conexión entre ambas, lo que dejó a Guillermo pensando que tal vez ella podría ser la mejor opción. Después de una larga lista de candidatas, Guillermo tuvo que tomar una decisión definitiva. El tiempo se agotaba y el trabajo en la empresa era cada día más demandante, por lo que debía elegir a alguien cuanto antes. De todas las jóvenes que había entrevistado, sin lugar a dudas, la más indicada era Valeria. Veía en ella una gran madurez y, además, su hija Laura había hecho una buena conexión con ella. Pero existía otra razón de peso que lo motivaba a elegirla: el gran parecido que tenía con su difun
Habían transcurrido varios días y Guillermo finalmente había encontrado un poco de tranquilidad en medio del dolor y los problemas que enfrentaba en su empresa. Uno de los problemas más graves era la sociedad que tenía con su cuñada, Natalia, la hermana de su difunta esposa.La mitad de la empresa pertenecía a Natalia debido a una herencia que sus padres le dejaron antes de morir a ella y a su hermana Isabel. Aunque en realidad, eran tres hermanas, pero la menor fue secuestrada por la mujer que la cuidaba cuando era solo una bebé. Esa bebé, cuando fue secuestrada, a pesar de que sus padres pagaron una fortuna en detectives investigando dónde la podían tener, jamás volvieron a saber de su paradero. Fue como si se la hubiera tragado la tierra. Lo que ocasionó que sus padres vivieran un dolor constante que nunca tuvo sanación en sus corazones. Desde entonces, solo quedaron Isabel y Natalia, quienes heredaron por partes iguales la fortuna de la familia Lombardo. Sin embargo, el testame