Valeria y Javier caminaban por el parque, disfrutando del aire fresco que los rodeaba. Javier intentaba mantener la conversación en un tono ligero, pero Valeria seguía sumida en sus pensamientos.—¿Sabes? —dijo Javier, rompiendo el silencio—. Este lugar siempre me ha parecido mágico. La tranquilidad del parque contrasta con el caos de la vida cotidiana.Valeria asintió, aunque su mente estaba distante. La imagen de Guillermo, molesto y dolido, no dejaba de rondar en su cabeza.—Tienes razón —respondió, esforzándose por esbozar una sonrisa—. Es un buen lugar para desconectarse de la realidad. Javier la observó, notando la tristeza en sus ojos. Quería ofrecerle apoyo aprovechando el momento de vulnerabilidad que tenía, estaba dispuesto a todo por ganarse su confianza y poder reconquistarla de nuevo. —Valeria, si necesitas hablar sobre lo que sientes, estoy aquí para escucharte —dijo con sinceridad.Ella lo miró, sintiendo un destello de gratitud. Sin embargo, la sombra de Guillermo si
Valeria experimentó una sensación de inquietud al observar la expresión en el rostro de Guillermo. Era evidente que algo no estaba bien, aunque la magnitud de lo que estaba a punto de desatarse era difícil de anticipar.—Guillermo, ¿qué está sucediendo? —preguntó, esforzándose por mantener la calma en su voz.Tania, que había permanecido al margen, observaba con una sonrisa contenida y, posteriormente, se acercó a Guillermo con una actitud desafiante.—Creo que me retiraré a mi habitación —anunció, sintiéndose segura de que tenía derecho a ocupar ese espacio en la mansión.Valeria, sintiendo que la tensión aumentaba, decidió ser directa con Guillermo.—¿Qué significa esto, Guillermo? Me dijiste que ibas a buscarle un lugar a Tania. ¿Cuándo se irá de esta casa?—Tania no se va a ir de aquí —respondió Guillermo con firmeza.—¿Qué? ¡Eso no fue lo que acordamos!—Lo siento, Valeria, pero Tania no está bien de salud y está esperando a mi hijo. No puedo dejarlos en la calle en esas circunst
Valeria se encontraba sumida en una profunda tristeza y soledad en la pequeña sala de su casa, rodeada de recuerdos de sus padres. Las fotos en las paredes y los muebles antiguos le recordaban constantemente la vida que había perdido en un abrir y cerrar de ojos. Desde la trágica muerte de sus padres en un accidente automovilístico, su situación económica se había vuelto insostenible. Los gastos médicos fueron exorbitantes y, a pesar de los esfuerzos de los médicos por salvarlos, resultaron en vano. Esto llevó a Valeria a endeudarse no solo con la clínica, sino también con los preparativos funerarios, agravando aún más su desesperada situación.Ellos le habían dejado la casa como herencia, pero no habían dejado muchos bienes. Las deudas se acumulaban y la hipoteca de la casa estaba a punto de vencer. Valeria se sentía atrapada, sin recursos y sin un empleo estable. La desesperación la consumía; cada día que pasaba sin trabajo era un paso más hacia la pérdida de su hogar.Una tarde, m
Guillermo tuvo que entrevistar a varias candidatas para el puesto de niñera de su hija. Sin embargo, sentía que ninguna de las entrevistadas reunía los requisitos suficientes. La primera en ser entrevistada fue Valeria, quien le causó una gran impresión por su parecido con su difunta esposa. No podía dejar de pensar en ella. Además, cuando Valeria conoció a la pequeña Laura, hubo una gran conexión entre ambas, lo que dejó a Guillermo pensando que tal vez ella podría ser la mejor opción. Después de una larga lista de candidatas, Guillermo tuvo que tomar una decisión definitiva. El tiempo se agotaba y el trabajo en la empresa era cada día más demandante, por lo que debía elegir a alguien cuanto antes. De todas las jóvenes que había entrevistado, sin lugar a dudas, la más indicada era Valeria. Veía en ella una gran madurez y, además, su hija Laura había hecho una buena conexión con ella. Pero existía otra razón de peso que lo motivaba a elegirla: el gran parecido que tenía con su difun
Habían transcurrido varios días y Guillermo finalmente había encontrado un poco de tranquilidad en medio del dolor y los problemas que enfrentaba en su empresa. Uno de los problemas más graves era la sociedad que tenía con su cuñada, Natalia, la hermana de su difunta esposa.La mitad de la empresa pertenecía a Natalia debido a una herencia que sus padres le dejaron antes de morir a ella y a su hermana Isabel. Aunque en realidad, eran tres hermanas, pero la menor fue secuestrada por la mujer que la cuidaba cuando era solo una bebé. Esa bebé, cuando fue secuestrada, a pesar de que sus padres pagaron una fortuna en detectives investigando dónde la podían tener, jamás volvieron a saber de su paradero. Fue como si se la hubiera tragado la tierra. Lo que ocasionó que sus padres vivieran un dolor constante que nunca tuvo sanación en sus corazones. Desde entonces, solo quedaron Isabel y Natalia, quienes heredaron por partes iguales la fortuna de la familia Lombardo. Sin embargo, el testame
Días después… La decisión de Valeria era inminente. Tras largas noches de reflexión, finalmente aceptó la invitación de Guillermo para vivir en la mansión. Valeria se instaló en su nueva habitación, ya que ambos habían decidido no compartir la misma hasta conocerse mejor y estar seguros de dar el siguiente paso. Aunque se deseaban, tanto Guillermo como Valeria sabían que era un paso importante. Para él, significaba respetar la memoria de su difunta esposa. Para Valeria, era el peso del secreto que guardaba, un secreto que temía revelar por miedo a la reacción de Guillermo. Con el pasar de los días, y con Valeria, ya viviendo en la mansión, la pequeña Laura, estaba mas apegada a ella, eso tenia muy contento a Guillermo que cada día se enamoraba mas de ella. Una noche Valeria bajó a la cocina, no podía dormir, había momentos en que su secreto la atormentaba, sentía que ya no podía seguir ocultándole a Guillermo, quien era ella en realidad. Decidió hacerse un té, a ver si así
Esa noche, Natalia se instaló en la habitación de huéspedes llena de coraje, deseando la habitación que ocupaba Valeria para poder estar cerca de Guillermo. La cena se sirvió en el elegante comedor de la mansión, un amplio salón con paredes de un suave tono crema, decoradas con obras de arte y una gran lámpara de araña que colgaba del techo, iluminando la mesa de caoba pulida.La mesa estaba adornada con elegancia, con un mantel blanco impecable y candelabros de plata. Los platos de porcelana fina estaban dispuestos con esmero, y el aroma de la comida llenaba el aire.Valeria, Guillermo y Natalia se sentaron a la mesa, con Laura ocupando su lugar habitual junto a Valeria. Durante la cena, la conversación fue ligera, aunque la tensión entre Valeria y Natalia era palpable. Valeria intentaba mantener la calma, pero no podía evitar sentirse incómoda bajo la mirada escrutadora de Natalia.Después de la cena, Natalia se dirigió a Guillermo con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.—Guiller
Esa noche, Valeria se sentó en la cama, sintiendo cómo las lágrimas caían por sus mejillas. La confusión y el dolor la abrumaba. Sabía que Guillermo estaba luchando con sus propios demonios, pero no podía entender por qué se estaba alejando de ella despues de haberse entregado a él. Se recostó, abrazando una almohada, deseando que el tiempo pudiera retroceder y que su relación no se hubiera complicado de esa manera. “¿Cómo pude ser tan ingenua y creer que un hombre tan importante como él me iba a tomar en serio?...pero no puedo irme de la mansión ahora que logré entrar, estoy cerca de mi hija y no puedo separarme de ella.” Valeria tenía muy claro cual era su misión en la mansión, y su objetivo principal, era poder estar cerca de su hija hasta lograr tenerla con ella. Mientras tanto, Guillermo permanecía en su habitación, dando vueltas a sus pensamientos. La conversación con Natalia lo había dejado en un estado de incertidumbre. Sabía que Valeria era una buena persona y que h