Christian estaba en el rellano, seguía incrédulo, ¿de verdad había sido su madre? ¿Cómo podía creer algo igual? No podía ser cierto, a ella le gustaba Karen, y aunque no fuera así, no la creía capaz de cometer algo igual, quizás su padre, pero ella no. Solo había una manera de averiguarlo. Con su móvil ya a mano marcó el número de su madre y se llevó el móvil al oído. Su madre contestó de inmediato.—Erick, por fin llamas. ¿Cómo estás cariño?—¿Contrataste a alguien para que le hiciera daño a Karen? —preguntó lo más calmado posible, esperaba tener razón y que su madre no hubiera hecho algo igual. Pero entonces hubo silencio después de la pregunta. —¡Mamá!—¿Le…hicieron daño a la chica?—¿Has tenido algo que ver con eso?—¿Por qué crees que le haría daño a tu novia? Ella es una buena persona.—¿Me negarás que no le llamaste al director del hospital hace unos días?—Sí, pero no era para…—No me lo puedo creer—llevó la mano a su pelo frustrado. — Fuiste tú la que dejó a la mujer a la que
Anna llegó temprano al hospital, quería ver a Karen, sabía que encontraría a Christian y estaría solo, había algo que él tenía que saber. Subió las escaleras hasta la planta donde se quedaba su amiga, se acercó a la habitación y se asomó por la puerta, Christian estaba dormido en la silla junto a ella, ¿debería despertarlo? Era probable que no volvieran a estar solos.Se acercó a él y le tocó el brazo en un intento de despertarlo. Christian abrió los ojos de par en par y levantó la mirada, Anna lo estaba mirando, miró alrededor y recordó dónde se encontraba y por qué. Soltó aire, se incorporó y se frotó los ojos con la palma de sus manos.—Buenos días—saludó ella suavemente como si tuviera miedo de despertar a alguien que ya estuviera despierto.—Me quedé dormido. —la miró de nuevo—¿Qué hora es?—Las siete. —contestó la chica. —Siento haberte despertado.—No, no te preocupes—soltó un suspiro y luego miró a Karen allí en la cama, quieta, con los ojos cerrados. —Todavía no se despierta.
Estaba cerrando la puerta después cambiarse. Caminó hacia el ascensor y cuando éste se abrió vio a la mujer del otro día, era la vecina de Karen, Delia, le había parecido escuchar llamarla. Esta vez venía acompañada de una joven de pelo castaño con mechones rosa. La mujer dibujó una sonrisa al verlo, mientras se bajaba del aparato.—Buenos días, joven.—Buenos días, señora—saludó él con educación.—A parte de bello es británico. —escuchó que susurraba la joven, quien al parecer no le había quitado el ojo de encima. —Hola—saludó ella levantando la mano mientras le sonreía.—Sonia, él es el novio de la doctora del que te hablé.—sonaba más bien a regaño que a otra cosa. —Christian ¿cierto?—Ah—dijo la chica sonando algo desilusionada. —Encantada.—Ha sido un placer verlas—dijo despidiéndose.—¿No está la doctora contigo? —escuchó aquella pregunta que internamente estaba evitando. Miró a la mujer.—No, está en el hospital—estaba diciendo la verdad, pero esperaba que no hiciera muchas preg
Marianne estaba de pie junto a la cama donde estaba Karen inconsciente, tenía un pañuelo en la mano, de vez en cuando se secaba las lágrimas cuando esas se escapaban de sus ojos.—Perdóname por favor—le estaba hablando a alguien que no podía contestarla. —No fue mi intención que las cosas acabaran de esta manera…Si hubiera sabido que saldrías lastimada, nunca habría hecho igual. Espero que me entiendas, yo solo quiero lo mejor para mi hijo. Debí confiar en ti desde el principio, lo sé. Me demostraste que eres una buena persona, pero eso no me garantizaba que quisieras a mi hijo, tenía que estar segura. —estrechó su mano sobre la de la chica—Lamento…que estés así, toda la culpa es solo mía. Ojalá pudiera retroceder el tiempo, pero es tarde…y ahora—sollozó—sé que por esto…mi hijo no me perdonará, lo he perdido esta vez. —apartó la mano de la cama y se secó las lágrimas al tiempo que se sonaba la nariz.Después de que Christian la llamara el día anterior, y por la forma en que habían con
Christian se había quedado otra vez dormido en la silla con su móvil pegado al pecho. Después de desayunar con los amigos de Karen, habían pasado el rato en el cuarto de ésta contando historias sobre ella y riéndose un poco, bueno, ellos tenían más recuerdos con ella, pero le alegró saber más cosas sobre ella. En la tarde, Ivonne le había llevado algo de comer ya que no quería dejar ningún segundo sola a Karen por si se despertaba, o por si volvía a acercarse cualquier persona como había sucedido con su madre.Aquella noche había tomado su móvil y se había dedicado a buscar información sobre la paternidad, estaba interesado en saber qué era lo que le esperaba. También quería saber qué cosas tenía que hacer o no una mujer embarazada, quería asegurarse de tratarles como era debido. Sin embargo, encontró demasiada información, no estaba seguro de poder recordar todo aquello, aparte de eso, encontraba algunas contradicciones, leyó que una embarazada presentaba cambios de humor y se pregun
Karen se removió cómodamente entre los brazos de Christian, se estaba despertando, sin embargo, lo que le hizo abrir los ojos fueron las voces que estaban llegando a sus oídos, entonces las vio, junto a la puerta estaban algunas enfermeras cuchicheando en voz baja entre sonrisitas mientras les sacaban fotos con sus celulares.―¿Qué…qué hacéis? ―preguntó levantando la cabeza, miró a Christian para asegurarse de que seguía dormido y luego volvió a mirarlas. ―¿Os parece profesional lo que estáis haciendo? ―las interrogó en voz baja.―Lo sentimos, señorita Karen. ―se disculparon sintiéndose avergonzadas regresando sus móviles.―Es que se veían tan lindos que se nos ocurrió tomarles fotos―dijo otra con una sonrisa inofensiva. ―Hacen muy buena pareja.Se abrió de pronto la puerta y las chicas se voltearon asustadas, era Ivonne, las miraba con el ceño fruncido.―¿Qué hacen aquí? ―las regañó, pero antes de esperar por una respuesta se giró a ver a Karen despierta sobre la camilla―¡Karen! ―dij
―Lo siento mucho―murmuró Karen apoyada contra el pecho de Christian mientras éste le acariciaba el brazo.―¿Por qué te estás disculpando?―Es por culpa mía que esté pasando todo esto. Tus padres nunca me aceptaron, y porque decidí estar contigo es por lo que tu familia está destrozada.Christian la separó incrédulo por lo que estaba escuchando, la miró, estaba llorando.―Creo que ya te dije que debías dejar ya de disculparte. Nada de lo que ha sucedido hasta ahora es culpa tuya, mis padres y yo nunca hemos tenido mejor relación antes de ti, y si alguien tiene culpa alguna en esta situación son mis padres…y yo. ―ella lo miró.―Tú no has hecho nada malo.―Tal vez no, pero son mis padres y ellos te han hecho esto por mí.―¿Te arrepientes…de salir conmigo? ―preguntó con un nudo en la garganta agachando la cabeza. Él posó su mano por su cuello y la obligó a mirarlo.―No me arrepiento de nada, si tuviera que escoger de nuevo volvería a elegir estar contigo. ―acarició su mejilla con su pulga
Cuando las chicas entraron en la cafetería, todos los allí presentes se pusieron a aplaudir sorprendiendo completamente a Karen. ―¿Y eso? ―preguntó a sus amigas. ―¿Tú qué crees? Ellos también están felices de que te hayas recuperado. ―explicó Anna. Entonces era eso, no se esperaba que se preocuparan tanto por ella, hasta la encargada la estaba diciendo lo contenta que se sintió cuando le dijeron que se había recuperado y del susto que se llevó al enterarse de lo que le había sucedido. ―Gracias. ―les agradeció a todos. Ivonne les dijo que era suficiente, que podían regresar a lo que estaban haciendo para que la paciente pudiera tomar tranquilamente el desayuno. Cuando todo volvió a la normalidad, buscaron a los chicos con la mirada, estaban allí de pie, observándolas de pie en la mesa donde habían pedido ya el desayuno. Christian le mantenía intensamente la mirada logrando que ella se ruborizara, ¿será que le parecía bonita por cómo se había arreglado? Llevaba el pelo suelto, y sab