—Nikolay, sé que terminaré muriendo pronto, mis días y mis horas están contadas. —comentó sonriendo mientras se dirigía a mí. —Te agradezco que hayas aliviado el dolor en el alma de Ivonne y que la hayas convertido en una mujer fuerte. Nunca la vuelvas a abandonar, hermano. —comentó provocando que cierta confusión se apoderase de mi ser.—¿Hermano? —pregunté sonriendo irónicamente. —Tú y yo jamás podríamos ser hermanos, cabrón. No nos parecemos en nada. —agregué en medio de una carcajada.—Mi padre también fue Ángelo, por cierto, gracias por acabar con su maldita vida. No hizo más que arruinarle la vida a más de una mujer, espero que esa maldición no te persiga, aunque considerándolo, el único que sacó ese gen de los tres he sido yo. —comentó nuevamente provocando que mi cuerpo temblase, lo que decía no podía ser verdad, ¿No?Ivonne comenzó a golpearlo nuevamente, los gritos llenos de dolor salían de lo más profundo de su garganta, pero a Ivonne parecía no importarle. Julián hasta el
Sus ojos estaban completamente clavados en los míos, sentí cómo de pronto mi garganta se secó y comenzó a arder, tampoco lo sabía, pero seguramente lo iba a hacer más seguido, o tal vez, ni siquiera tendría que cubrir mi cuerpo porque mi ropa no saldría de él.—Piénsalo, Nikolay. —comenté sonriendo de lado— No me ha entrado nada en gracia lo que has dicho y si no quieres estar conmigo no te lo rogaré. —dije nuevamente esperando que se alejara, pero hizo lo contrario, se acercó a una distancia amenazadoramente peligrosa, para mí mucho más. Su cuerpo desnudo prácticamente chocando con el mío se estaba volviendo mi perdición porque aquellas manos que antes gozaban de acariciarme, ahora se encontraban distantes de mí y no sabía si volverían algún día—. Lo siento, es mejor que me marche.Horas después.He pasado toda la tarde alejada de Nikolay, claro que he descansado, de hecho, cómo nunca, solo quedaba una amenaza y sabíamos perfectamente de quien se trataba, pero la cuestión con el ruso
Ivonne PetrovaNikolay se ha encontrado bastante ocupado estos últimos días, cosa que me parecía bien, había dejado su trabajo de lado, la investigación de lado, todo por Julián, no le encontraba nada de malo. Nikolay perdió a su hermano siendo muy pequeño y no fue una manera agradable de darse cuenta de cómo funcionaba el mundo, eso lo traumó, y darse cuenta de que acabó con la vida de una persona que llevaba su sangre, bueno… eso lo descontroló y a mí también, a nosotros.—Buenos días, cariño. ¿Cómo te encuentras hoy? —pregunté sonriendo ampliamente, mientras entraba en su despacho—. ¿Quieres que te ayude con algo? Desayunaremos pronto, en familia. Creo que tenemos varias cosas que celebrar, ¿No lo crees? —agregué sentándome en su regazo.—También lo creo. Aunque… Después de que los niños terminen, necesito que conversemos acerca de algunas cosas. —comentó sonriendo mientras acercaba sus labios a mi cuello. ¡Por fin! Por fin era mi ruso, el hombre del que me enamoré, tan intenso qu
Nikolay PetrovPor fin nos encontrábamos en el avión privado, gracias a la fachada de la empresa de telecomunicaciones pude comprar una línea de vuelo sin levantar sospechas, por lo que ahora viajábamos en nuestro propio avión privado con destino en el aeropuerto de Moscú, allí nos estaría recogiendo un amigo íntimo de Antoine, de su entera confianza.—Ivonne, estamos llegando. —dije levantando su cabeza. Ella despertó alterada preocupándome, no estábamos para pasar por esto, lo primero en que me fijé fue que llevó su mano al lugar donde habilidosamente guardaba su arma. —Tranquila, hermosa, estás conmigo, todo está bien.—Bien, procura no despertarme de un salto, Nikolay. —dijo ella mirándome con cierta confusión en sus ojos, ¿Qué le estaba pasando? Será que se sentía mal, de pronto tenía nauseas por el embarazo, o sentía algún otro malestar, ¡Dios me iba a volver loco imaginando cuantas posibles cosas podrían estarle pasando en este preciso momento! Entonces decidió volver a hablar—
Ivonne PetrovaLuego de que el padre de Nikolay no haya querido brindarnos su ayuda y que hayamos visitado el muelle hemos logrado volver a Italia con tres hombres más, no era el ejercito que habíamos planeado en un inicio, pero era mejor que nada. Las náuseas del embarazo eran más constantes y se supone que ya deberían cesar, lo que le preocupaba a Nikolay, de hecho, ya me esperaba una cita con el médico apenas llegue a la casa.—¿Cómo te encuentras, Ivonne? —preguntó Nikolay acercándose a mí y sentándose a mi lado, hace algún rato que llevaba conversando con los hombres que iban del otro lado del avión.—Te notas tenso, Nikolay, ven aquí y duerme conmigo. —dije sonriendo de lado—. Puedo acariciar tu cabello hasta que te duermas, sé que eso te relaja.—Será para otra ocasión, ahora mismo vengo a ver cómo te encuentras, después seguiré planeando lo que haremos al llegar. —comentó sonriendo—. Necesito que me digas que estás bien, Ivonne, últimamente te he visto más cansada de lo normal
Nikolay Petrov—Entonces todos estén pendientes del radio que llevarán, también estén pendientes de las radiofrecuencias, es una cerrada, a menos de que tengan un experto no podrán escucharnos, y en caso de cualquier ataque, tendremos a un especialista en ello, Iván, te encargas de eso. —dije mientras miraba a uno de los rusos que irían conmigo.—También iré, me necesitas. —dijo Bruno entrando en la habitación.—Ambos sabemos que no lo haces solo por mí. —comenté sonriendo de lado. Las manchas moradas y azules que tenía en el rostro ya se encontraban disipadas, no del todo, pero ya era menos—. Ambos sabemos que lo haces más por Ivonne que por mí, hermano. —agregué sonriendo de lado.—Siempre te hablé con claridad, Nikolay. Y sí, no te niego que llegué a imaginar a Ivonne de otras maneras más íntimas, pero nunca le falté el respeto, ni a ti, y mucho menos a mi mujer o hijos, eso jamás. —comentó—. Si te lo dije fue netamente porque pensé que debías saberlo, pero nunca pensé que llegaría
Ivonne Petrova—¿Cómo se encuentran? —pregunté a Katherina, ella se quedaría en el cuarto de los bebés junto a Andrew, mientras que, Massimo se quedaría con los niños, claro, además de Antoine, Aleric y Alenka se acomodaron como de costumbre en su habitación y yo me quedé sola en el cuarto con un hombre afuera de la puerta, todos los alrededores de la casa quedaron custodiados, Nikolay se fue con menos personas por lo mismo, cosa que me preocupaba.—Están bien, querida, ve a descansar, nosotros nos encargamos de los bebés, te ves demasiado pálida. —comentó ella—. Te hará bien dormir. —agregó.—Bien, entonces nos vemos mañana. —dije. Me fui a mi habitación, pero no pude pegar el ojo, es cómo si presintiera que algo estaba por pasar, tomé el arma en mi mano y salí a caminar por la casa, con el hombre que Nikolay dejó custodiándome.—Señora, esto no está bien, tiene que volver a su cama. —dijo rascándose la cabeza como si estuviésemos rompiendo una de las reglas que nos condenan a muerte
Ivonne Petrova Horas después. Los hombres habían llegado sin problemas a acabar con todos los enemigos que quedaban, los niños, mujeres y hombres heridos fueron atendidos por el doctor, en primer lugar, Aleric. Por suerte, todos nuestros pequeños estaban a salvo, a excepción de Andrew quien se había quedado para que los demás —¿Se han enterado de cómo le está yendo a Nikolay? —pregunté a los hombres encargados de manejar la comunicación internacional con ellos. —No, lamento decirle que hemos cortado comunicación con ellos hace dos horas, cuando nos atacaron se cortó la línea. —comentó el hombre. —¿Cuánto se demoran en recuperarla? —pregunté mirando atentamente al chico. —No lo sé… —el chico parecía dudar en decirme lo que estaba pasando en realidad—. Nosotros no perdimos la comunicación con ellos, fue al revés, los hackearon o… bueno, no quiero darle malas noticias apresuradas, solo queda esperar. —agregó nuevamente. —¡Trata de hacer lo posible por recuperar el contacto con ello