Ada y Fabricio

Mi primer día de trabajo ha sido intenso, el departamento de vestuario es inmenso, tenemos desde modistas y modistos, hasta los coordinadores que se encargan de comprar, buscar o adquirir todo lo que los diseñadores pedimos o diseñamos y no puedo creer que me encuentre trabajando con la directora de arte.

Varios de mis compañeros diseñadores me miran con desconfianza y eso me pone nerviosa, he pasado todo el día corriendo, esta mañana la señora Lincoln me ha entregado un guion de la película, para que lo lea y haga una propuesta de vestuario inicial sobre Ada y Fabricio, los personajes principales y luego me ha dicho con una sonrisa muy amable, que lo necesita para hoy, porque tenemos una reunión al final de la tarde ¡Qué ingenua soy!

— Hola, Vera, ¿verdad? — Aria se sienta a mi lado en la sala de reunión, pensé que era actriz —Me alegra que te quedarás con nosotros — me dice.

— Hola, gracias — estoy impresionada, de verdad que es muy hermosa y amable.

Hay muchas personas en la sala de reunión, está plena.

— Hola a todos — escucho la voz del hombre que no he podido olvidar y levanto la mirada, Dante está caminando hacia donde estoy sentada, me pongo nerviosa, no sé por qué, ya que la silla disponible está al lado de Aria.

Se ve tan guapo, tan alto, tiene un jean azul claro y una camisa negra, su abundante cabello rubio cenizo parece un poco despeinado, como si hubiese pasado sus dedos por él, me pierdo en su mirada, como la miel derretida, que está dirigida ¿A mí? Sacude su cabeza y frunce el ceño, lo veo inclinarse para saludar a Aria.

— Hola, preciosa — Parecen ser muy íntimos por la forma en como ella le ha sonreído.

— ¡Dante! Lo has hecho a propósito, tu barba irrita mi piel — él toma asiento al lado de ella y empieza a reírse, toma su mano y deja un sonoro beso en el dorso de esta.

— Aquí no va a irritarte — dice en tono alegre — y estoy seguro de que en otras partes tampoco — le guiña un ojo.

— Eres un sucio, no me des besos - responde Aria quitando su mano — ¿te has lavado la boca? Quien sabe dónde ha estado metida — Dante se lleva la mano al pecho y lanza una sonora carcajada.

Veo su intercambio y me siento celosa de la relación que parece tener con ella ¿Serán pareja? A ella fue a la única que saludó y se ve tan feliz ¿Virginia sabe de esto? ¿Se acostó conmigo teniendo a su lado a una mujer tan bonita y especial?

— Eres Vera ¿Verdad? La hermana de Virginia — levanto la mirada y lo miro

—¿Perdón? — Soy idiota.

— Sí, son gemelas — contesta Aria — Es increíble, Aunque ¿sabes Vera? Si te miro en detalle, como estás ahora, son algo diferentes — tengo que decir algo para que Dante no sospeche.

— Yo siempre he llevado el cabello más corto y poco maquillaje — respondo rápidamente.

— Y me imagino que te vistes diferente — me responde.

— Si claro, más informal, creo — acomodo mis gafas, ¿a qué hora va a empezar esta reunión?

— ¿Y nunca se han intercambiado? — pregunta de súbito Dante y yo siento que voy a morirme.

— Cuando éramos pequeñas era más fácil, mi madre no supervisaba como nos vestíamos y podíamos intercambiarnos, luego en el colegio fue más complicado porque siempre había algo diferente, y al final no lo volvimos a hacer, aparte que es complicado, no teníamos el mismo círculo de amigos — explicó y mientras hablo, Dante no deja de mirarme, al final debo sostenerle la mirada y decir mi mentira final y el esfuerzo me agota.

— Debe ser genial tener una gemela — dice Aria y en ese momento la reunión por fin comienza.

— Hola a todos, veo que hay gente nueva — El hombre que dirige la reunión me mira a mí y a otras dos personas, antes de continuar — soy Richard Mars y soy el productor ejecutivo, represento a las empresas y estudios Lemaire — todos miramos a Dante — Si, la empresa familiar de nuestro productor y director Dante Lemaire, solo que yo tengo la mayoría de las responsabilidades y Dante la diversión — Todos ríen y veo como Dante sonríe irónicamente y se tensa.

Durante la reunión, me entero de que Aria es la directora de producción y por eso su opinión sobre mis diseños, fue tan importante para la señora Lincoln, estoy impresionada.

La mayoría son simpáticos, pero cuando llega el turno de explicar cómo quiero vestir a los personajes principales, siento que mis nervios aumentan.

— Creo que Ada y Fabricio deben mostrar un contraste importante y no solo por la condición social de cada uno, sino también por sus personalidades — Todos se encuentran revisando la propuesta que hice, en realidad algunos diseños los tenía en mi carpeta personal, Aria sonríe y Dante levanta la vista y me mira. Cuando termino, espero con ansias los comentarios.

— Creo que en general se acerca a lo que quiero — dice Dante, al parecer su opinión cuenta bastante en este aspecto — Me gustaría hablar con usted unos minutos después de la reunión, señorita Levy...

— Espera — dice la otra productora, Gigi, creo que se llama — ¡Pero eres muy parecida a nuestra protagonista! — exclama y todos me miran, deseo de verdad comenzar a comerme las uñas.

— Soy su hermana gemela — le explico.

— Ahh vale, las talentosas hermanas Levy, recién desempacadas de Francia — su comentario sonó un poco amargo y algunos se ríen, aunque gracias a Dios, la reunión continúa.

Me siento más tranquila cuando todo termina, es muy tarde, tendré que caminar un poco para llegar a la estación de metro, ya que, según mi aplicación de transporte, el bus de conexión tardará en pasar y todavía tengo que discutir algo del vestuario con Dante.

La sala se queda vacía, Dante se despide de Aria y acerca su silla a la mía.

— Vera ¿Puedo llamarte Vera? — me dice y yo recuerdo esa noche cuando le dije que me llamaba Virginia "¿Puedo llamarte Virginia? Me encanta como suena tu nombre en mi boca".

— Por supuesto — temo constantemente que me ponga a prueba.

Dante me explica algunas cosas que quiere mejorar en el vestuario, escuchando su punto de vista, tengo claro que debo hacer, en general le ha gustado mi propuesta y eso me hace sentir muy feliz y orgullosa de mí misma.

Nos ponemos de pie a la vez y sin esperarlo siento como su mano se dirige a mi cintura y estoy pegada en segundos a él.

Mi respiración se agita, llevo mis manos a su pecho y siento los fuertes y acelerados latidos de su corazón, de igual forma, estoy segura de que su erección comienza a crecer y solo pienso en besarlo y sentir el roce de mi pelvis contra la suya, la humedad llena mi interior de golpe y creo que estoy en problemas.

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Dante

Desde el día de ayer que conocí a Vera, no he podido sacármela de la cabeza, después de hablar con Virginia y confirmar que al principio no pensaba presentarse para el casting de mi película y que luego su hermana le había pedido que lo intentara, pasamos un buen rato besándonos y tocándonos, había decidido intentar algo con ella, al fin y al cabo, ya he roto mi código, no va a pasar nada si aprovecho y disfruto de otras noches como la de Cannes, solo que su hermana nos interrumpió y luego Aria me llamó por un tema urgente de preproducción y tuve que irme.

No sé por qué he hecho esto, desde que entré en esta sala de reunión y la vi, era como si ella sobresaliera, he tenido que bromear con Aria y pensar en idioteces o concentrarme exageradamente en la reunión, para reducir la erección que tengo de solo verla.

Cuando Vera hizo la presentación, intenté disimular lo hipnotizado que me tenía, mis terminaciones nerviosas estaban tensas y los esfuerzos por contener mi erección, fueron en vano.

— Quiero besarte — susurro mientras siento su cuerpo contra el mío, su olor, su calor, me embriagan, es como si mis sentidos despertarán con su olor — No sabes las ganas increíbles que tengo de pegarte contra esa pared y follarte aquí mismo — ¡Mierda! ¿Pero qué estoy diciendo? Ayer estaba con su hermana y aunque la sensación no era tan embriagante, me sentía excitado, además Vera nos vio y ahora le digo tan campante que quiero follármela. ¡Soy cínico, pero no tanto! — Lo siento — digo rápidamente y la suelto, al parecer estas dos hermanas son las únicas que hacen que me disculpe.

Vera suspira, levanta sus ojos dilatados por el deseo y estoy a un segundo de arrepentirme de dejarla ir, se sostiene contra la mesa, parece débil.

— ¿Estás bien? — le pregunto y vuelvo a tomarla de la cintura, ella se inclina sobre mi pecho y suspira, espero con calma y paso mi mano izquierda por su corto y rizado cabello, nunca había sentido la necesidad de proteger a alguien — me encantaría que te lo dejaras crecer — he dicho eso en voz alta, tengo que controlarme.

— A mí también me gustaría — responde suavemente.

— ¿Te sientes mejor? — paso mi mano por su mejilla y llegó hasta su mentón, levantó su cara y me pierdo en sus ojos grandes y marrones.

— Sí, creo que tuve un bajón de azúcar, es que no he comido casi nada en todo el día — está loca, con razón se puso tan mal, son casi las nueve de la noche

— Ven, siempre tenemos cosas para comer, tendrías que haber tomado algo durante la reunión — le digo y le ofrezco algunos canapés de la reunión.

Vera come algunos y luego se levanta de golpe y corre al cuarto de baño. Escucho sus gemidos al devolverlo todo, voy a su lado y me inclino un poco para ayudarla a levantarse.

— ¡Déjame, por favor! — susurra, le paso una botella con agua y la espero afuera - Creo que he pillado un virus  — me dice al salir.

— Pareces agotada, te llevaré a casa — Ella intenta negarse, pero finalmente me impongo y logro llevarla, durante el camino, no me habla.

— No vuelva a hacer eso — dice de un momento a otro cuando me estaciono, sé a lo que se refiere, aprieto mis manos en el volante y mis nudillos se vuelven blancos de la fuerza que ejerzo para controlarme y no decirle que muero por hacerlo. Asiento y aprieto los labios — No soy alguien desleal — continúa — Y mi hermana está bastante entusiasmada — la miro rápidamente y luego reparo en que no es un buen barrio.

— ¿Ustedes viven juntas? — le pregunto, si lo hacen, todo esto será muy incómodo.

— Si — se quita el cinturón y lleva su mano a la puerta — gracias por traerme — me dice.

— Yo te hice quedar hasta tarde, no hay problema — abre la puerta del coche — Espera — le digo antes de que salga, tomo su mano, tiro de ella y la beso, posesivamente, mi lengua exige entrar y se entrelaza con la suya, mil sensaciones increíbles me embargan. Mi erección aumenta, puedo jurar que Vera está húmeda.

Me siento como en Cannes, su fragancia me enloquece y tengo la sensación de que es solo mía.

Siento como se aleja y su mano choca contra mi mejilla, creo que lo merezco, pero no quiero que lo sepa. La inmovilizo al cerrar mi mano en su muñeca.

— No vuelvas a pegarme — le digo con un tono bajo, letal — Esta vez lo voy a dejar pasar Vera, pero no siempre estoy del mismo humor — suelto su mano, ella me mira furiosa.

— No vuelva a tocarme — me habla de usted ¡fantástico! Sale del auto y cierra la puerta con fuerza, la veo caminar de prisa y mi erección se tensa al máximo, en menos de 48 horas, siento que mi vida ha sido trastornada por las hermanas Levy.

Mi teléfono portable suena.

— Lemaire — Respondo en un gruñido

— Necesito hablar contigo Dante, ¡ahora! — Me dice mi padre y maldigo, porque estoy seguro de que esa conversación no va a gustarme para nada.

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