Queridas lectoras, recuerden que si desean saber mas de Neri Neizan, su historia esta en ANTES DE LOS 20
Luc había llegado quince minutos antes a la sala de juntas de su empresa, desde joven había aprendido la importancia del tiempo, por lo que no le gustaba desperdiciarlo, mucho menos hacérselo perder a los demás.— Señor Ambiorix, ¿Qué es este memo que me envió? — Olivia, lo vio con sus pobladas cejas fruncidas, su pequeña boca arrugada de lo mucho que la apretaba, y sus lentes chuecos, como de costumbre.— Olivia ¿has adelgazado? — pregunto saliéndose por la tangente Luc, y aferrándose a lo único que podía hacer que su secretaria se distrajera.— Oh, solo media libra, ¿puede creerlo? Tres meses de dieta y solo media libra, es una tortura, creo que me realizare esa cirugía después de todo. — reconoció la regordeta mujer, mientras sus tacones resonaban con cada paso que daba.— ¿No te había dicho el medico que era muy riesgoso? — la joven de cabello tan negro como el carbón dejo salir un suspiro pesado, mientras llegaba al lado de su jefe.— Claro que lo hizo, no es como que me gusta to
Nammi observaba a León, la alegría de pasear por el jardín ya no era tal, no era tristeza, solo que parecía que un eterna y profunda melancolía se había instalado en su mirada, y decidió utilizar su embarazo una vez más.— León, ¿Qué te parece si vamos al centro comercial?— No lo sé, Mimi solo me sacaba al parque, decía que no era bueno estar rodeado de otras personas, que podía darme alguna crisis o algo. — Nammi se maldijo el ser tan idiota y no darse cuenta de cómo Mimi había aislado a León, de la misma forma que lo había hecho con Luc.— Eso, no es así, ya te dije que tu solo tienes problemas de ira, no te dará ninguna crisis y de igual forma, si algo así llegase a suceder, yo cuidare de ti. — aseguro Nammi y León sonrió.— Pero… ¿Quién te cuidara a ti? — Nammi sabía que León no era tonto, era un joven que acababa de cumplir 18 años, con un cuerpo y estatura propio de su edad, entonces, si sufría una crisis de ira, bien podía herirla, tenía lógica su pregunta.— Tú lo harás, conf
Nammi veía la tumba que Luc le había señalado como la de su padre, y misma que rezaba “Aquí yace un buen hombre”, y la fecha de su deceso, claro que todo eso fue obra de Luc y no de Antonny.Nammi dio tres pasos, y sus piernas cedieron y aunque Luc quiso llegar a ella, León lo evito.— Ella necesita esto. — solo eso dijo, y Luc se sorprendió, al percatarse que su hijo había generado un vínculo de ese talle con Nammi, sus emociones estaban conectada, León nunca se equivocaba en ese sentido, pues las veces que el pelirrojo decía, “Papá no me puede ver”, no mentía, aunque él pensara que lo despreciaba, cuando la verdad era que Luc no podía ver a su hijo, sin recordar como había lastimado a Nammi, buscando liberarlos de la maldición.Y mientras Luc comprendía muchas cosas, los recuerdos de Nammi la llevaron a la fecha que tenia la última carta que su padre había enviado, era del mismo día, Nicanor la debió enviar, horas antes de su muerte.— Entonces… aquí estabas. — dijo con la voz rota
Antonny dio un paso al frente, y Luc no lo pensó, su mano se cerro y viajo al rostro de su padre, ese hombre que no merecía respeto alguno, pero aquel golpe poco significaba para Antony, no porque Luc lo golpeara con poca fuerza, sino que había conseguido lo que necesitaba, una distracción, fue solo coincidencia ver a sus hijos allí, pero no se acercaría sin un plan a Luc, fue por ello que lanzo la verdad de la paternidad de León, sin saber que Luc lo supo desde que su esposa murió y aun así para Luc León era su hijo, no permitiría que Antonny lo contaminará, no permitiría que ese hombre continuara arrebatándole la poca felicidad que poseía, claro que Luc no podía saberlo todo, no tenia como imaginarse que Antonny y su acercamiento no era casual, que lo único que deseaba era llegar a Nammi y no a León y mientras Antonny sonreía y regresaba el golpe que Luc le había dado, con agrado vio como León comenzó a arrastrar a Nammi, por supuesto, León era un buen niño, como Mimi tantas veces l
La desesperación aumentaba con el correr de las horas, mientras Amir Rossi torturaba a Antonny, quien aseguraba que nada tenia que ver con el secuestro de León, pues él solo queria a Nammi, sin embargo, dio la ubicación del lugar donde le había dicho a sus hombres que llevaran a la castaña una vez que se la arrebataran a Luc.En la mansión, Luc no sabía que hacer, la desesperación en su mirada lo dejaba todo en claro, lo único que evitaba que fuera a la policía era saber que Amir estaba consiguiendo por las buenas o las malas la información de la boca de Antonny.—Toma un poco de café. — dijo Nammi, que estaba un poco ojerosa y tocaba su nuca tratando de aliviar el dolor.— Le romperé la cara al idiota por golpearte. — murmuro nuevamente enfadado Luc y Nammi le regalo una pequeña sonrisa mientras acariciaba su brazo.— Creo que fue lo mejor que Amir pudo hacer, si no, seriamos dos los desaparecidos, creo que … no pensé en el bebé en ese momento. — reconoció con pesar y Luc la abrazo.
Luc y Nammi se quedaron de pie, observando a Amir Zabet y a su esposa Candy Ángel, la tensión en el aire era palpable, pero Amir se acercó a Luc con una mirada serena y determinante.—Luc, sé que esta visita es inesperada, pero hay algo que debes saber —dijo Amir con voz firme.—¿Qué es lo que quiere decirme? Y disculpe mi poca predisposición a atenderlos, pero no es un buen momento. —dijo Luc, tratando de mantener la calma y sin querer hondar mucho en el tema de que su hijo había sido secuestrado, mejor aún, sin querer decir que él le había pedido ayuda al diablo.—Lo se Luc, créeme que se mucho más de lo que crees, pero por ahora, solo necesito hablar contigo. — la honestidad en los ojos azules del mayor, provoco que la determinación de Luc por sacarlos de su hogar flaqueara y cuando menos lo espero, los cuatro estaban sentados en la sala, con cafés en mano. — Tengo una historia que contarte, y solo pretendo que la escuches. — aseguró Amir y Luc asintió. — Hace muchos años, mi madre
Marco estaba molesto, mas que eso, su mente lo único que le hacía ver era que, hasta un niñato medio estúpido, se daba cuenta que él nunca llenaría los zapatos de sus padres, ¿de que valía desposar a Nammi? Si por mas que compartieran mujer nadie los respetaría, y sin querer pensar más, solo aspiro la línea blanca que estaba sobre la mesa de cristal, de la casa que le había rentado Dulce, oh, si, la dulce princesa llevaba años viviendo en Francia, tenía contactos no solo en Paris, con su vida color de rosas, con su perfecto harem de hombres uno mas letal que el otro, ella si merecía el titulo de reina de la mafia, pero en cambio, la muy estúpida solo queria ser… ama de casa, esa idea le revolvió el estomago a Marco, nunca comprendió la debilidad que su madre tenia por su hermana mayor, ella ni siquiera era hija de los De Luca, ¡por dios! Dulce solo fue el resultado de un bastardo que engaño de muy joven a su madre, y sin embargo… la muy bastarda podía tener todo, incluso la lealtad de
Nammi era solo una joven, un ser humano ordinario, se podria decir, pero nadie podía negar que era decidida.Acaricio su vientre luego de recibir la dirección por parte de Dulce, sin preguntas, ni detalles, porque la princesa De Luca sabía muy bien que su madre siempre confió en la castaña, por lo que ella confiaría ciegamente en Nammi, quizás Dulce había comprendido antes que los gemelos, que la dama de la reina, nunca sería una corona, pero no hay mejor lección que la que se aprende por las malas, y Dulce sabía que sus padres ya no estaban para golpear a ese par y para ser honestos, ella tenia de sobra con sus tres hijos, y que decir de sus tres esposos, que debes en cuando, no coordinaban muy bien lo que hacían y decían, y es que eran tan distintos, uno demasiado silencioso, otro por demás charlatán, uno tan mayor como para ser el padre de los demás casi, el otro tan joven como Dulce, si, la vida de Dulce De Luca, no siempre era color rosa, pero de es se trataba la vida ¿verdad?—