Capítulo 32

La luz del sol se reflejaba en las ventanas del hospital mientras Nammi y Luc salían del edificio, al fin le habían dado el alta a la castaña y el empresario, sostenía con firmeza la mano de Nammi, como si temiera que pudiera desaparecer en cualquier momento, aun así caminaban con paso lento, disfrutando del aire fresco de la mañana y de la sensación de libertad que ofrecía el exterior después de tantos días dentro de cuatro paredes, aunque claro que el camino no fue largo, pues el coche negro de Luc estaba estacionado frente a la entrada, reluciendo bajo la luz del sol. El mayor abrió la puerta para Nammi, como todo un caballero ayudándola a entrar con un gesto gentil, que hizo sonreír a la joven, y ya una vez dentro, Nammi se acomodó en el asiento, mirando a su alrededor con curiosidad. Era como si estuviera viendo París por primera vez, cada detalle era una nueva maravilla para sus ojos, aunque estaba segura de que eso ya lo había sentido, trato de verle el lado positivo a su pérdi
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