¡Señales!

Me frustra la idea de pensar que todos me cohíben de lo que sucede a mi alrededor por el hecho de que me consideran una santa paloma de la que no es capaz de hacer nada para enfrentar cualquier obstáculo.

—Me pone furiosa que todos y tú quieran tapar el sol con un dedo —bufo, tras voltear mis ojos—, es demasiado que me quieran tener encerrada en un lugar donde solo veré mi reflejo y no lo que una chica como yo desea, ¿por qué no puedo ser libre?

Cómo puedo lograr que las personas entiendan de una vez que no soy una niña caprichosa, que no soy el tipo de chica que ellos esperan. Soy mejor de lo que esperan y más astuta de lo que creen, es posible que sea la oveja negra porque no hago lo que ellos piden y como lo piden.

Soy de las pocas chicas que son sinceras, pero también soy de las pocas chicas que no obtienen lo que quieren.

No soy una santa paloma, puedo ser la hija de papi, pero eso no me considera una chica inocente, ¡en todos los sentidos! Mis padres y el resto de personas que me rodean no están autorizados de hablarme, de cómo tener novio o de cómo será mi primera vez, no es que sea su obligación, pero con un poco de dirección no me hará mala y menos buena chica, por eso me he encargado de buscar en G****e y en YouTube; “cómo seducir a un hombre”, “cómo complacer a un hombre”, “cómo ser una mujer y no una niña”. Todo me ha llevado a la respuesta de como ver video prohibidos, de cómo poder hacer feliz a un hombre y de cómo autocomplacerme.

Soy una nena curiosa y me gusta como soy porque eso me convierte en una chica lista y no como esas chicas ingenuas que estudian conmigo… Nadie me mete el dedo porque sola he aprendido que hay muchos hipócritas que te dirán lo mucho que te quieren.

—Ahora me ha quedado claro que nada de lo que te he dicho… Se te ha grabado en esa pequeña cabeza que tienes —alza su mano derecha, llevándola a un mechón de cabello que está por mi mejilla, acomodándolo detrás de mi oreja. Trago grueso al sentir su cercanía.

—Tú me subestimas, y eso no te conviene —doy dos pasos hacia atrás—. ¿Sabe por qué?

—No —niega con la cabeza.

—Porque me consideras poca cosa, y al final te puedo sorprender —insisto.

Él empieza a balbucear, aunque quiero agrandar mis orejas ¡No puedo! Como quisiera tener las orejas de Dumbo en este momento. Mi mirada se queda ante el movimiento de sus labios, moviéndose al compás de sus palabras.

—Lo dudo princesa, y si me permites —masculla con una voz ronca y sensual, mi cuerpo reacciona ante el deseo de este hombre, pero, así como entró el deseo, entró mi lado prepotente porque él siempre se aprovecha de mi debilidad—, debes de ir a jugar con tus muñecas.

—Tonto —chillo, la adrenalina empieza a bombear por todo mi cuerpo.

Dejándolo con la palabra en la boca, doy media vuelta, tengo que hablar con el infeliz de mi hermano, ese que me debe una, ¡maldito!

Cierro mis ojos, inhalo y exhalo, esbozo una sonrisa al mismo tiempo de como planeo matar a mi hermano.

Rodearé la casa, donde me llevará a las cabañas, una de ellas las frecuenta mi dulce y tonto hermano.

***

¡Madre mía…! ¿Qué estoy viendo?

¡Dios! Entrando a la cabaña, mis ojos inocentes y puros ven a una mujer, ¿qué está haciendo? Él está bien cómodo sobre el sillón, disfrutando de la imagen de la chica. ¡Esto es una locura!

Cierro mis ojos, no quiero seguir viendo porque es mi hermano y la mujer no sé quién es. ¡Qué horror! Ahora no puedo eliminar la imagen de mi hermano y de ella.

Nooo… Esto es injusto, no puedo quitarme de mi mente...

«¡Dios, estás tentando a esta buena samaritana y te recuerdo que nadie la quiere porque es una niña!».

—Hermano… —siseo en voz baja.

—Pao, ¡diablo, que haces aquí!

—No quiero interrumpir su momento, pero como verás hermano, tienes que explicarme por qué me dejaste plantada —grito, manteniendo mis ojos cerrados.

—¡Vete de aquí!

—Está bien… Está bien, me iré, pero no te quejes cuando le diga a mi padre que estás con una cuál… Lo siento, con una mujer que no conozco —doy media vuelta tras esbozar una sonrisa.

Ay, mi hermano ha dejado de ser virgen y yo todavía lo soy. A veces pienso que mis amigas tienen razón y es que es diferente ver y que tener experiencia.

—¿Qué te sucede? —siento unas manos posándose en mi brazo, sin pensarlo abro mis ojos.

Mi hermano está frente a mí, y sin evitarlo mi mirada viaja a sus pantalones y respiro cuando los veo arriba. Su cara está que arde, aunque no sé si es de rabia, pena moral o de placer. Mis ojos van directos hacia los labios de la chica.

¡Los tiene rojos e hinchados, y eso me hace pensar que es le gusta mi hermano!

—No me sucede nada, te recuerdo que he venido a reclamarte, que me has dejado plantada —dejo mi pensamiento y enfrento a mi hermano—. No es justo que Leo piense que todo el tiempo ando detrás de él y no…

—Deja las tonterías Pao, ya todos sabemos que te gusta andar detrás de Leo —me interrumpe, gritándome y me sobresalto al sentir como estruje su mano en mi brazo.

—Déjala, no tienes derecho de ponerle una mano encima a tu hermana —y mi salvador se hace presente, alzo la mirada y puedo apreciar a Leo.

¡Me ha seguido! ¡Me está defendiendo!

Oh, esa es buena señal... Sí, Dios me ha escuchado.

***Leo***

No pretendía seguir los pasos de esa niña, no es mi trabajo cuidarla con cada paso que doy, no es mi estilo, sin embargo, me veo aquí, detrás de ella, ayudándola para que su hermano no la abofetee por entrometida.

Es que la niñata no mide sus actos, no puede hacer lo que se le venga en gana, tampoco tiene que provocarme porque no estoy dispuesto a quedarme callado.

Me considero una persona arrogante, lo acepto, pero todo lo que hago es porque esa niñata me provoca, me saca de mis casillas y no se queda callada. Sus desafíos provocan sacar lo peor de mi persona y es difícil tratarla de la forma que ella espera.

Le estoy haciendo un favor, no puede ilusionarse con un monstruo como yo, no he terminado de vivir, pero con la vida de esa niña y la mía puede decirse que ya he pasado por muchas cosas.

El hermano de la mocosa se hace a un lado, diciéndome que disculpe los berrinches de su hermana, que todo es culpa de su madre por consentirla tanto.

Resoplo tras poner mis ojos en blanco, el chico tiene razón, pero eso no quiere decir que le daré la razón.

Agarro la mano de la mocosa y le digo al chico que puede continuar la fiesta porque su hermana y yo tenemos una reunión en la que no está invitado. Obviamente, todo eso es una mentira, dado que mis intenciones es alejar a esta mocosa de aquí.

En qué momento me vine a meter en un nido de víboras, no me gustan los circos, menos los dramas.

La mocosa empieza a chillar y a chillar, suplicándome a gritos que la suelte o es capaz de llamar a su padre para que me ponga en mi lugar. No pude contenerme cuando me suelto a reír.

Suelto de su mano y mientras avanzo mi rostro no deja de sonreír hasta llegar al nivel de caerle mal a la mocosa. Ella me exige que le diga la causa de mis carcajadas y de lo que hice dentro de la cabaña.

—¿Quieres la verdad? —respiro profundo, trato de recuperar el aliento—, espera…—me detengo, le doy la oportunidad que ella se enfade, ¡hmmm…! Me atrae ver ese rostro rojizo.

—¿Qué? Me he maquillado, no soy ninguna aprendiz, ¡no tengo rostro de payaso! —protesta, llena de ira viene directo a mí, hasta darme una palmada en el pecho—, oh—retrocede al darse cuenta de que no estuvo bien lo que hizo.

No puede ser, hace unos minutos era el señor de señores, el príncipe de la Mafia, pero ahora seré un ¡Niñero! Esta mocosa me sacará canas verdes, no me siento dispuesto a cuidarla y seguirla a todos lados, dado que ella quiere llamar la atención.

No soy una persona tolerante y menos tierna, pero en este momento tengo que hacer una excepción, ya que el contrato no se ha eliminado. Mi padre me ha presionado a casarme con la mocosa o intentar recibir una enorme recompensa, por el hecho de que ellos me han rechazado. Maldición, mi familia, sí, ellos no saben lo difícil que es soportar a esta mocosa.

No sé por qué me siento estresado, ¡Claro que sé por qué estoy así!

—Eres de las personas que no se entiende, insistes que se te diga la verdad, pero a la vez te molesta mi sinceridad —mis palabras salen tipo juego de ajedrez, me divierte y al mismo tiempo me enfurece perder mi valioso tiempo.

—Explícame, que no entiendo —frunce el ceño, sin quitar la mirada del camino, ya que ha decidido dejarme aquí—, dime.

Ella quiere que la siga, que me derrita ante su berrinche y capricho.

—Pretendes ser la persona que jamás serás —manifiesto, mi sinceridad hace que ella pierda los estribos—, no te preocupes damisela en apuros, puedes irte donde papi y dejar que él y tu madre luchen por ti, ay, duele, duele la enorme batalla en la que no puedes pasar.

***Pao***

¡El tonto guapo se aprovecha de mi interés! Pero eso no le da el derecho de hablarme así, no soy de las personas que tolera ni una sola cosa y menos si viene de una persona que no le importa lo que piensen los demás, personas que solo ven por sí misma sin importar lo que la otra persona siente y deje sentir, son personas controladoras y poseedoras a todo lo que le rodea, no es necesariamente ser sabía para ver qué es lo que quiere y que es lo que le molesta.

Él tiene que ser un hombre agradecido porque una chica hermosa está interesada en él y más por todo lo que haré. Está equivocado si cree que tolerare cualquier ofensa que quiera hacer. Tengo claro el límite que puedo y debo cruzar, no me he dado por vencida por el hecho de que ese hombre está como quiere y porque las chicas suponen que soy la mujer más afortunada del mundo, porque un hombre sacado de revista es mi novio, pretendiente, hasta mi esclavo.

Mis intenciones de provocar a este hombre es la experiencia que quiero adquirir, también quiero que él se enamore de mí para luego ser yo la que lo desprecie y de una vez hacerlo pagar por todas las humillaciones que me ha hecho.

Una y mil veces le he dicho que no soy una niña, hay demasiada diferencia entre una virgen y una niña… ¡Soy mayor de edad!

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