Capítulo 38SIENNA—Oye, campeón, a mí también me gusta que seas mi hijo. Tengo que disculparme contigo y con tu mamá porque no sabía que tenía un hijo tan maravilloso e inteligente. —Eric sonríe, volviendo a hacer lo mismo—. Tal vez algún día puedas... —se agacha para susurrarle algo al oído. Eric sonríe y mueve la cabecita de arriba abajo varias veces.—¿Te gusta la idea? —Sí. —¿Qué idea? —pregunto, a la defensiva.—Mami, papá me estaba diciendo que tiene un barco y una casa en la playa. ¿Podemos ir a pescar con él? Y me enseñará a navegar. —Estupefacta, lo miro. ¿A qué diablos está jugando? ¿Y por qué Eric le estaba diciendo papá tan rápido? Ahora me daba cuenta de lo mucho que mi niño deseaba a su papá.—Cariño... —Podemos ir siempre y cuando a—Oh, vaya, gracias por tomar en cuenta mi opinión y no conspirar en mi contra. —Me hago la dolida. Eric baja de su silla y viene a mí para que lo cargue.—Ya, mami, ya. Yo solo quiero ir porque nunca hemos ido de pesca. —Me hace carita d
CAPÍTULO 39SIENNAAcuesto a Eric en la cama, lo arropo y le doy un beso de buenas noches. Enciendo la lámpara de carro en la mesita de noche y dejo la puerta entreabierta antes de salir. Camino hasta la última puerta para ver mi habitación. Cuando la abro, me encuentro con un generoso baño, más grande que mi apartamento. Quizás estaba exagerando un poco, pero realmente es grande; todas las paredes tienen cerámicas en azul oscuro y claro, creando la apariencia del mar. Un jacuzzi se encuentra en una esquina y la ducha, con lámparas de cristal, está al lado. Hay un simple lavabo blanco con un mesón de cerámica azul, y el retrete tiene una media pared que aísla la vista de quien se esté duchando o en el jacuzzi. De pronto, todas las alarmas suenan en mi cabeza: ¡no hay una habitación para mí! Saliendo del baño, bajo las escaleras. —¡Corbin! ¡Corbin, creo que hay un problema! —la sala de estar está vacía, únicamente con la maleta de Eric al pie de las escaleras; el resto de mis cosas
CAPÍTULO 40SIENNA—¿Qué te enseñó este hombre? —La realidad. —Correcto, no me lo dirás. —Algún día lo haré, cuando esté segura de que nunca me dejarás. Abro la boca para decirle que no lo dejaré, pero eso podría ser tomado como desesperación y una forma de que él me lo diga. Así que, en su lugar, le pregunto:—¿Aún tienes comunicación con él? —Por supuesto. Él es, técnicamente, mi padre ante los ojos del gobierno. —¿Lo conoceré algún día? —Me gustaría que no, pero él hará que ese encuentro suceda. —¿Por qué no? —Ben puede llegar a ser un hombre difícil, pero es un buen sujeto. Ya lo conocerás. —Bueno, no hay apuros.Nos quedamos en silencio un rato más.—Vamos a comer —ofrezco, porque sé que si continúo hablando de él, probablemente termine fallándolo. —Bien, comamos.Me subo a la cama y me acomodo a su lado. Para mi sorpresa, él me alimenta a mí, haciéndome parecer una niña.—Corbin, puedo comer sola. —Solo déjame disfrutarte. Esto solía gustarte.Mis mejillas
CAPÍTULO 41SIENNA—Gracias, pero debo volver. —¿Quién te llamó? —Corbin arquea una ceja. —Así que estabas despierto, pensé que dormías —me encojo de hombros y miro las olas rompiéndose contra unas piedras más abajo de donde me encuentro—. Ha sido mi madre; es que mi padre no aparece. No es la primera vez que esto sucede. Bueno, quiero decir que es la primera vez que lleva más de una semana. Siempre desaparece dos o tres días y regresa. Es así desde que quedé embarazada de Eric. —¿Qué quieres decir con eso? —No sabría cómo explicártelo. Cuando tú y yo comenzamos a salir, todo iba bien. Incluso papá sabía que tú y yo éramos novios y no me dijo nada. Pero creo que todo cambió cuando quedé embarazada. Es una reacción normal, supongo. En ese momento, se alejó de nosotras; comenzó a llegar tarde a casa, se excusaba constantemente diciendo que tenía más trabajo y desaparecía durante dos o tres días, dependiendo de su humor... Pero lo que más me molesta es que se aleje de ella. Mi ma
CAPÍTULO 42SIENNA—Está bien, ve. Yo cuido de Eric, cualquier cosa me estás avisando, Sienna.—¿Sí?—No quiero sonar como una perra, pero, ¿no tendrá una amante? —Entonces somos dos las perras. Debo irme, no olvides recoger a Eric a las dos. —cuelgo la llamada, y vuelvo a mi trabajo. Hoy me tocaba trabajar horas extras por el fin de semana que falté. A las siete de la noche me dirigía en mi auto a un lugar que no creía que volvería otra vez. El restaurante se encontraba casi lleno para cuando entré en él. Me dirigí al bar más allá del restaurante donde el ruido era más fuerte y los hombres bebiendo y riendo ocupaban el lugar un lunes por la noche. Senté mi cansado cuerpo en un taburete giratorio, no había tenido tiempo de cambiarme cuando salí corriendo de la clínica. El bartender se acerca a mí para tomar mi orden.—Buenas noches que va... ¿Maddie? ¿Eres tú? —Hola Tony, tiempo sin saber de ti. —Maldición, solo mirate, están tan jodidamente sexy y cambiada. —Gracias —le sonreí—.
CAPÍTULO 43SIENNA Dejo la puerta abierta y arrojo mi cartera al mueble de la esquina, me acerco a ella viendo rojo de rabia. ¡Maldita puta de mierda!Levanto mi mano derecha y la estampo con fuerza en su mejilla, Tara abre los ojos sorprendida y desorientada. Cuando me ubica su rostro cambia a uno asesino. —¡¿Que carajos?! —se levanta y en lugar de acomodarse la ropa ella me devuelve la cachetada, y la perra pega duro, no lo negaré. Pierdo estabilidad cuando me empuja hacia atrás, me agarro de la pared al tiempo que saboreo el sabor de la sangre en mi boca. Sonrío cuando veo mis dedos llenos de sangre.—No sabes cuánto tiempo he esperado por este momento.—¿Quién demonios eres? —pregunta ella sin poder reconocerme, me estabilizo mejor levantando mis brazos lista para luchar.—¿El nombre de Maddie te suena? —Perra —sí, ella me reconoció. Me lanzo contra ella esquivando sus estúpidas cachetadas y conecto mi puño en su estómago sacándole el aire, la agarro por los cabellos y la jalo
CAPÍTULO 44SIENNA —Esperarás al señor Hunt aquí, señorita Sienna. Sírvele un vaso con agua, Tony. Y no la dejes ir de aquí. —Está bien. —No pueden hacerme esto, John. —evito gritar para no crear un escándalo más del que ya había creado. John me ignora y se va. Me bebo el vaso con agua que me da Tony porque de verdad que lo necesito, me apresuro a tragar rápido para poder irme, pero no había pasado ni cinco minutos cuando ya tenía a Corbin frente a mí con su mirada sombría.Mueve la cabeza hacia la puerta y no tiene que decírmelo dos veces, me levanto tan rápido que me mareo dándole la señal contradictoria a Corbin. Esté me agarra pegándome a su cuerpo. Fuera, en el aire frío de la noche, intento apartarme de él, pero no puedo.—¡Suéltame, Joder! No quiero que me toques. Eres un maldito idiota, ve y sigue preocupándote por Tara. —Corbin se detiene al lado de su camioneta. —Si no te vieras tan malditamente caliente en este momento, te daría un azote en ese lindo culo. Pero la verda
CAPÍTULO 45SIENNA—Esto no es una competencia de nada. Me ducharé y luego curaré esa herida que la perra me hizo —digo, señalando el pequeño corte en mi frente de cuando Tara me estrelló la cabeza contra la pared, así como el que tengo en la parte interna del labio inferior. Si bien puedo decir que estoy mejor que ella, esto no es consuelo—. ¿Por qué la ayudaste? ¿Por qué estabas tan apurado por sacarme del bar?—¿Será porque no quiero que te veas involucrada con la policía?—Eso es absurdo, Hunt. —Empiezo a desvestirme.—Tara puede presentar una denuncia en tu contra.—Ella estaba en un establecimiento al que se le había prohibido la entrada, Corbin. Además, la maldita mujer se estaba masturbando en tu oficina; puedo apostar que quería que tú la encontraran en esa posición...—¿Ella qué? Maldición, esa mujer está más loca de lo que pensé.—¿Qué quieres decir?—Hace unas noches la encontré parada fuera del estacionamiento con un abrigo, pero debajo no llevaba nada de ropa.—Joder, sa