CAPÍTULO 19CORBIN—Hola. ¿Podríamos dejar de actuar como si fuéramos unos extraños que recién se conocen? Sería más fácil para ambos. —Está bien. Así que dime, ¿a qué has venido? —Tenemos mucho de qué hablar. Tengo preguntas y tú las respuestas. —se toca el cabello con nerviosismo—. Y esta vez no vas a huir de mí y no darme las respuestas que quiero. —Era una cara dura, teniendo en cuenta que yo le debía a ella las mismas respuestas. Asiente, endereza su espalda y me mira directo a la cara, sin ninguna expresión reflejada en ella. Ya no era la pequeña chica a la que solía proteger; esta chica era fuerte, segura, confiada en sí misma. —Bien, dime qué quieres saber. —¿Por qué no empezamos desde el principio? ¿Te parece? —suspira. —Como verás, tengo un hijo. —Lo dice como si no me hubiera dado cuenta de ese hecho. Solo de imaginarme a ella con otro me da ganas de matar. Asiento y ella continúa—. Llevo años buscándote. Fue entonces cuando te vi entrar en tu restaurante. Claro, ante
CAPÍTULO 20 SIENNACorbin me observa desde el otro lado de la estancia, ignorando por completo mi petición de que se marche. Esto sí que no había cambiado, siempre será el mismo hombre obstinado y terco que conozco. Sus ojos azules se oscurecen y los entorna. Su mirada ha pasado de suave y tranquilizadora a oscura y peligrosa. Comienza a avanzar hacia mí, con suaves y lentos, pero precisos movimientos, como un depredador acechando a su presa. ¿Por qué rayos le habré dicho eso? Era solo mi loca necesidad de saber si aún me seguiría queriendo si supiera que he estado con otros hombres... Soy una estúpida.—Espero que no sea cierto. Y una mierda si crees que voy a irme ahora —dice, mientras su pecho comienza a agitarse frente a mí. Su mandíbula se tensa hasta el punto de querer partirse. Así es exactamente como me hace sentir a mí, que él venga aquí y haga como si nada hubiera sucedido. Me quedo estupefacta.—¿Qué pasa? —pregunta.—No puedo negarte algo que sí ocurrió —espeto. Estoy t
CAPÍTULO 21SIENNA—Joder, cómo extrañaba esto... lo cómoda y perfecta que eres, lo bien que encajamos los dos juntos. —mueve mis caderas en círculos, gime de aprobación.Sí, yo también estoy de acuerdo en eso. Paso mis brazos por encima de sus hombros, agarro su cabello y lo jalo hacia atrás. Lo miro y él hace lo mismo, sonrío satisfecha. Vuelvo a besarlo. Corbin quita una de sus manos de mi cintura y comienza a ascender por un costado de mi cuerpo hasta llegar a mi seno. Lo captura entre su mano, lo aprieta justo lo suficiente para hacerme jadear. Mi vestido azul se ha subido hasta mi cintura, y él pasa su otra mano por mi muslo y lo acaricia, de arriba abajo y viceversa, mientras sigue trabajando con mi seno derecho.—Corbin, debemos parar. Esto no está bien.—¡Shhh! Esto está jodidamente bien, Sienna. ¿Es que acaso no lo sientes?Claro que lo sentía; podía sentir cómo mi centro palpitaba contra él y la necesidad construyéndose en mi interior.—Es por eso exactamente que esto no es
CAPÍTULO 22SIENNADesabrocho el botón de sus pantalones y meto mi mano, mientras continúo observándolo; acaricio su dura y sólida erección. Bajo la cabeza hasta su entrepierna, me relamo los labios y saco su miembro de sus bóxeres negros. La respiración se me corta al ver lo grande y grueso que es; su punta gotea de anticipación, sacudiéndose suavemente de lo prensada que está. (Al parecer, se ha vuelto más grande). Jadeo al sentir un cosquilleo en la boca de mi estómago que desciende hasta mi vientre, y la presión que se acumula en mi centro llega hasta mi clítoris hinchado. Tiemblo ligeramente, sé que él lo ha notado porque comienza a acariciar mi trasero hasta mi entrada, donde ya estoy mojada otra vez, y él juega con mi clítoris, estimulándolo más.Envuelvo la mano en el torso de su polla; puedo sentir la suave piel de terciopelo y lo caliente que está. Subo y bajo varias veces mi mano por su sólida longitud, acerco mis labios hasta la punta y lo acaricio con ellos. Saco la lengu
CAPÍTULO 23SIENNAEsa noche preparé café y di gracias a Dios porque Eric no se levantó y no nos sorprendió en… bueno, eso. Nos acomodamos en el sofá, y la conversación fluía como un río desbordado. Le conté cómo mi padre decidió darme la espalda cuando le dije que estaba embarazada. Desde entonces, siempre he contado con mi madre.—Mi padre convirtió mi vida en un infierno; me alejó de mis amigos y no me dejaba salir de casa. Tuve que terminar la secundaria por internet porque no quería que me vieran con una enorme barriga y sin un hombre a mi lado. Para él, fui una deshonra. Todo cambió con el embarazo. Quería que diera al niño en adopción, pero me negué, así que se distanció de mí. Solo me regaló mi auto cuando me mudé aquí, un gesto inesperado que aún no comprendo del todo. Tal vez estaba contento porque por fin me estabilizara.Sonreí con amargura.—No te he preguntado, pero… ¿cómo supiste que me había ido de San Diego? —me pregunta, esa pregunta me tomó por sorpresa. Sabía que e
CAPÍTULO 24CORBINOdio tener que dejarla después de tantos años sin verla... y ahora que por fin la tengo entre mis brazos, debo separarme de ella. Ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que la sentí así; su suave cuerpo se amolda al mío como si fuéramos dos piezas de un rompecabezas que finalmente encajan a la perfección. Le doy un suave beso en la frente antes de dejarla descansar en el sofá con cuidado. Me invade un sentimiento de culpa por irme de esta manera, especialmente después de todo lo que compartimos esta noche. No quería que pensara que nuestra relación siempre tendría que ser así.Ajusto su cuerpo y la envuelvo con una manta; Sienna emite un ligero quejido mientras se queda dormida.—¿Corbin?—Sí, nena. Soy yo.—Ya te marchas.—Sí. Pero volveré. Por ti. Por Eric. Por nosotros. —Sabía muy bien que ella no me estaba haciendo ninguna pregunta; más bien era una confirmación de que una vez más yo la abandonaba. Solo que esta vez eso no iba a ocurrir... Tendría que d
CAPÍTULO 25CORBIN—Calma, hombre, te aseguro que sí lo tengo. —Su tono alegre y relajado me irritó más de lo que pretendía que lo hiciera—. El jefe quiere que nos pongamos en movimiento esta noche. —¿Por qué todo tenía que pasarme hoy?—Dame quince minutos. ¿Dónde te encuentras?—Voy camino a tu casa; tenemos un largo camino por recorrer. —Mientras hablaba con el idiota de mi compañero, fui hasta mi habitación, saqué unos vaqueros negros y una camiseta, los arrojé a la cama, dejando que la tela cayera desordenadamente, como mi vida en este momento.—Está bien. Nos iremos en tu camioneta. Te veo en quince.Sabía que Ben no iba a esperar mucho más tiempo para solucionar este problema, pero tener que mandarme justo esta noche era algo que no entendía. Terminé de vestirme y salí de casa en el momento en que Messi aparcaba afuera.—¿Qué tal? ¿Listo? —Me puse mis lentes de aviador y me sujeté la mochila al hombro mientras miraba la noche estrellada, que era un contraste inquietante con mi
CAPITULO 26CORBIN.—Seguimos esperando —es lo primero que le digo a Ben ya que él no espera un saludo de maricas.—Te estás tardando mucho, muchacho. Tú no trabajas de esta forma, no estarás retrasando todo por aquella pequeña mentirosa ¿O sí?Aprieto mi puño odiando que hubiera sido Ben el que descubriera la mentira de Sienna, ella no era ni de lejos como su padre. —No estoy retrasando nada, Ben. Jamás haría algo así y lo sabes. Solo quiero que todo vaya bien. Así que me tomé mi tiempo en investigar a nuestra rata: el hombre ha estado yendo a la policía cada día desde que estamos aquí, pero no lo hemos visto trabajando, solo entra dura un par de minutos y vuelve a salir. El hombre está tramando algo, pero no podemos saber que es…—Yo sí. Enviaré a Natasha.—Ella no hace falta, Ben.—Yo creo que sí, muchacho. Y no estoy pidiendo tu permiso. —podía sentir el tic en mi mandíbula palpitar. Quería hacer esto cuanto antes, y poder ponerle fin a este submundo.—Bien, como diga. Una cosa m