La mañana era calma absoluta, como siempre, todos en sus asuntos, un día más dentro de La Cueva. Caminaba tranquilamente por el pasillo del último piso, hacia la habitación de su doña y su jefa; la habitación más resguardada de toda la mansión, una a la que solo él tenía acceso además de la jefa. Entró en la habitación sin molestarse en tocar la puerta para encontrarse a la mujer más intimidante de todo Trap Town envuelta en sábanas roncando y babeando como un bebé; el único momento del día en que lucía como realmente era, una alma noble y frágil dañada por el destino que le tocó aceptar.
Abrió las gruesas cortinas para que la luz del sol entrara y de inmediato los ojos de Lianna se apretaron en busca de comodidad; se giró y puso un brazo sobre los ojos soltando un gemido de molestia.— Mi señora.— le dijo Martín con burla.— Hora de levantarse, hay una agenda muy larga para hoy.Lianna se frotó los ojos con fastidio, se sentó en la cama como n todo su cabAmbos se separaron, sorprendidos por ser descubiertos; cuando Sara la miró, volvió a tener 8 años y a estar sentada frente al espejo del tocador mientras ella trenzaba su cabello. — Lili, mi niña. Bajó rápidamente las escaleras y casi corrió hasta ella, sin importar la compostura, la atrajo en un abrazo tan fuerte como podía y respiró varias veces para retener sus lágrimas; habían sido muchos años sin su adorada nana.— Te eché tanto de menos.— Yo también, mi niña.— le dijo Sara frotando su espalda.— Yo también.Luego de un momento poniéndose al día el llamado del deber llegó; Lianna y Martín salieron rumbo al centro de la ciudad, donde se reunirían con el consejo de Trap Town. Ella tenía el poder absoluto de la ciudad, si pero, si no mantenía contentos a los ancianos podían comenzar a conspirar en su contra y esa era una guerra innecesaria en esos momentos.— Los barcos llegarán dentro de poco— comenzó Martín — ¿Estás lista p
— Entonces — Lianna se cruzó de brazos — ¿Quién de ustedes dos me explicara esta sorpresa?El estudio estaba únicamente iluminado por la tenue luz que entraba por las ventanas; había bastante sol para ser las 6 am, hora en la que ella debería estar comenzando su día pero no, estaba recibiendo la sorpresiva visita de Jasper Andersons y su secuaz Nathaniel Scott.— Señor, le dije que no lo tomaría nada bien.— Nathan empezó a cuchichar.— No quiero que hablen entre ustedes.— Ella empezó a imponer su autoridad, después de todo estaban en su territorio.— Quiero que me expliquen por qué su avión aterrizó en una de mis pistas a media madrugada.— No es nada de lo que piensas, Dumont — comenzó Jasper con indiferencia — Hay un tema urgente que debo tratar contigo.— ¿Tan urgente que no podías avisar que vendrías? — arqueó su ceja.— Nathan, ¿Podrías darnos un momento a solas? — Pidió Jasper a su mano derecha.Eso sorprendió
17 de diciembre 1994Inuss; Norte de Black LightLas nubes cubrían todo el cielo, le daban un aspecto fúnebre a las calles. Un pueblo para nada pintoresco, la gran mayoría de las casas tenían más de 100 años; todos conocían a todos pero no eran amigos entre ellos. En una vieja casa de estilo victoriano, ubicada en lo más profundo del bosque Wheller, recorriendo los tétricos corredores iba un joven, un niño de no más de 8 años; caminaba tranquilamente con un par de libros entre sus manos; iba tan calmo que aparentaba incluso mucha más edad de la que realmente tenía. Sus ojos carecían de emociones y su andar era casi robótico.El heredero menor de la familia Rhodes tenía una responsabilidad inmensa sobre sus hombros; con el asesinato de su hermanos mayor ahora él era el próximo en la línea para subir al poder. Debería estar jugando con amigos, yendo a una escuela o incluso en algún campamento; en vez de eso pasaba una cantidad de horas inimaginables encerrad
Jasper había partido hacía 3 días con la promesa de mantenerla protegida del consejo lo mas que pudiera; los días habían transcurrido en absoluta calma y sin ningún evento alarmante, cada quien volvía a su rutina. Martín había terminado de reclutar a los "espías", con excusas diferentes para cada uno. Ally, la cocinera; Pancho, el joven de los establos; Brandon y Salt, dos guardias veteranos en la casa; Marcella, una criada bastante chismosa; y por último Aaron, un mayordomo de la misma edad de Martín, tal vez un poco más. Eso había sido sencillo, lo difícil vendría luego con una interrogante: ¿Y si alguno de ellos era el infiltrado? Pues les tocaría dejarlo a la suerte y, para evitar que llegarán sus planes a oídos del consejo era que había decidido que darían excusas sencillas pero diferentes para cada quien.En cuanto a Eidhan Rhodes, mejor conocido como el Sucio, no tendría nada para decir; luego de que él le confesara su historia comprendió muchas c
Eran las 2:30 am cuando todo el escuadrón entró en el estudio de la jefa; allí los esperaban Lianna y Martín, la tensión podía palparse y no era para menos, la noticia que llevaban consigo no era nada alentadora.— Alex tenía razón — empezó Björn sin perder el tiempo — se ocultan en una caverna a unos cuantos metros del barranco.— Bien. ¿De cuántos hombres estamos hablando — intervino Lianna.La tensión se acentuó aún más, si es que eso era posible, los hombres se dedicaron un par de miradas antes de dirigirse a su líder.— Estamos hablando de un ejército, mi señora — le respondió uno de ellos.— ¿Qué?— Como lo oye— habló Björn.— solamente afuera de la caverna conté alrededor de 50 hombres, bien armados.Lianna se sentó en el sillón frotando sus sienes; esto era grave, tal cantidad de hombres no era para una simple rebelión, estos querían algo mucho más grande. Deseaba con todas sus fuerzas que no fuera lo que su mente
Noviembre 2010Todo comenzó cuando meses atrás Danko Dumont excluyó a la familia Baeva del consejo. Era un hombre poderoso pero antes que todo caprichoso; solo porque Sergey Baeva había cometido un mínimo error fue un motivo más que suficiente para excluirlo pues el no aceptaba los errores y, al tener al consejo comiendo de su mano, por supuesto que ellos aceptaron esa decisiónEl clan Baeva se retiró con su frente en alto, no le dieron el gusto de verlos suplicando otra oportunidad y se mudaron hasta el sur del continente. No volvieron a saber de ellos hasta tiempo después, cuando comenzaron los ataques.Al principio eran solo pequeños saqueos a sus bodegas, de inmediato Lianna y Danko sospecharon que era alguien de adentro pues conocía muy bien donde atacar; luego llegó el primer atentado, en el que alcanzaron a asesinar cuatro personas y herir a dos más. Eso los puso en alerta a la expectación de su próximo movimiento, que no se hizo esperar.P
Torrente, una de las tantas propiedades de Lianna y, su mayor orgullo; era un club nocturno al que no sólo acudían sus habitantes sino todo aquel turista o visitante de otra ciudad que quisiera un poco de diversión por las noches. Pese a eso era un club bastante exclusivo, debía ser miembro, invitado o pagar una cantidad escandalosa de dinero si quería disfrutar una noche inolvidable. Y esa noche estaban a reventar, la pista estaba tan abarrotada que ya no se distinguía quién bailaba con quién. Tal y como a ella le gustaba.Claro que debajo de este club, la diversión se acababa y comenzaba el trabajo. No solo era una pequeña productora, sino que también era una de sus cajas fuertes. No había mejor lugar para esconder su dinero que en los lugares más obvios, pues nadie se esperaría que ella escondiera algo valioso en un lugar céntrico tan concurrido.Estaba en una de las máquinas contando dinero cuando uno de los empleados se le acercó.— ¿Qué qui
El golpe del agua fría directa a su cara hizo despertar de golpe al hombre atado en la silla. El pánico lo llenó apenas abrió los ojos, no necesitó mucho tiempo para entender en dónde estaba; lo único que necesitaba saber era quién lo había delatado.— Veo que ya estás despierto, Bohdan.— Habló Lianna desde el final de la sala.— Lianna, creo que estás confundida— trató de soltar las amarras que lo retenían — Liberame para que podamos aclarar esta situación.— ¿Y qué, según tu, hay que aclarar?— No sé lo que te habrán dicho — intentó explicarse — pero puedo explicarme.La única respuesta que recibió fue la risa de todos los presentes en la sala; su nerviosismo fue creciendo al darse cuenta de que era muy probable que no saldría de allí con vida.— ¿Hace cuánto que te aliaste con los del sur, Bohdan?— ¿Qué?— trató de parecer confundido.— Tendré que ponerte al día, parece.Le hizo una seña a uno de sus