No después de todo lo que había pasado. Sabía que Clara era fuerte, que no se dejaría vencer fácilmente, pero también sabía que estaban enfrentándose a enemigos que no tenían escrúpulos, que harían cualquier cosa para mantener el control.El ambiente en la sala de control era sombrío, cada sonido parecía amplificado por la tensión que colgaba en el aire. Lucas intercambiaba palabras rápidas con los demás, revisando informes, buscando patrones, cualquier cosa que pudiera guiarlos. Sabía que estaban luchando contra el tiempo, y que cada minuto que pasaba sin encontrar una pista significativa los acercaba más a un desenlace que prefería no imaginar. Pero no permitiría que el miedo lo dominara. Estaba decidido a encontrarlos, a traerlos de vuelta con vida, y no descansaría hasta lograrlo.Finalmente, una señal captada en una de las grabaciones llamó su atención. No era mucho, solo una pequeña anomalía en un patrón de movimiento, pero para Lucas, era suficiente para reavivar la esperanza.
Las palabras de Clara resonaron en la habitación, y Erick se quedó en silencio, sus ojos fijos en los de ella. La lucha interna era evidente en su expresión; sus cejas se fruncieron mientras procesaba lo que ella le decía. Clara, con el corazón en un puño, pensó que lo había convencido. Lo observó dar un paso hacia adelante, su mano temblando ligeramente mientras tomaba la suya, un gesto que revelaba la grieta en la lealtad que había sostenido durante tanto tiempo.—No puedo seguir haciendo esto —susurró Erick, con un tono que evidenciaba su arrepentimiento —Te sacaré de aquí, Clara. No puedo permitir que Román siga manipulándote de esta manera.Con manos temblorosas, comenzó a liberar a Clara de sus ataduras, cada movimiento impregnado de la urgencia de un hombre que finalmente había decidido hacer lo correcto. Clara sintió un atisbo de alivio al notar la determinación en los ojos de Erick, pero la tensión seguía presente, como una sombra ineludible.Justo cuando Erick estaba a punto
Finalmente, logró abrirse paso hasta la calle donde Noah había estacionado el automóvil. La visión del coche le dio un impulso final, y el deseo de salvar a Clara superó cualquier dolor que sintiera. La escena se desarrolló en un torbellino de movimiento; Heinst se dirigió al auto con la esperanza de llegar a tiempo.Al llegar, vio a Noah en el asiento del conductor, su rostro en una mueca de determinación. Heinst avanzó con dificultad, sus pasos tambaleándose pero firmes. Noah, con su mirada fría y calculadora, parecía completamente ajeno a la gravedad de la situación.El encuentro fue violento. Heinst, a pesar de su estado, se lanzó contra el auto con una fuerza inhumana tratando de detener el auto, pero, a pesar de haber intentado todo, pero no pudo hacer nada. Finalmente, Noah salió con su propósito, Heinst cayó en el suelo para que luego observara a su alrededor para que sus ojos se fijaran en una motocicleta.Subió en ella para encenderla, salió detrás de Noah persiguiéndole.Co
Sabía que su vida nunca volvería a ser la misma, y que las decisiones que tomara en los días siguientes serían cruciales para su futuro y el de aquellos que le importaban. Con un suspiro, se recostó en la cama del hospital, intentando encontrar un momento de paz en medio del caos que la rodeaba, mientras Heinst, desde su propia cama, compartía el mismo sentimiento de incertidumbre y responsabilidad.Ambos sabían que, aunque habían sobrevivido a una terrible experiencia, la verdadera batalla estaba lejos de haber terminado. El mundo exterior estaba esperando, y con él, los desafíos que aún tenían que enfrentar juntos.La situación en la empresa se había vuelto insostenible. Los teléfonos no paraban de sonar, y los oficinistas correteaban de un lado al otro dentro del distrito financiero. Cada rincón de la oficina reflejaba la tensión que se respiraba en el aire. Era viernes, también cierre de mes, y la presión alcanzaba su punto máximo. Los gerentes, conscientes de la gravedad de la si
Mientras tanto, Noah, confiado en su capacidad para evadir las consecuencias de sus actos, no se daba cuenta de que su mundo comenzaba a desmoronarse. La red de mentiras y manipulaciones que había tejido con tanto cuidado estaba empezando a enredarse a su alrededor. Las complicaciones surgían de todas partes, y su control sobre la situación comenzaba a desvanecerse.La tensión crecía, y todos sabían que el enfrentamiento final no tardaría en llegar. Heinst, con la determinación de un hombre que no tiene nada que perder, se preparaba para hacer lo que fuera necesario para salvar a Clara. Sabía que no podía confiar en nadie más, y que el peso de protegerla recaía sobre sus hombros. Pero también sabía que, en un mundo lleno de traiciones y engaños, nada estaba garantizado.La batalla por el control de la empresa, por el poder y, sobre todo, por el destino de Clara, estaba a punto de alcanzar su punto culminante. Heinst y Lucas estaban decididos a enfrentarse a lo que fuera, mientras que
Además, debemos reemplazar a cualquier ejecutivo que haya estado involucrado o que no haya podido prever lo que estaba ocurriendo. La gente necesita ver que estamos tomando medidas drásticas.Clara asintió, sabiendo que era un paso necesario, aunque doloroso.—Lo haré —dijo con determinación —No me importa a quién tenga que despedir. Necesitamos salvar esta empresa.Heinst hizo una pausa, su expresión se suavizó ligeramente.—Sé que esto es difícil para ti —dijo —Pero hay más. No podemos detenernos en una auditoría. Debemos idear un plan de recuperación financiera inmediato. Esto incluye la renegociación de nuestras deudas y la posible venta de algunos activos no esenciales para aumentar la liquidez.Clara suspiró, agotada por la magnitud de la tarea que tenía por delante.—¿Y qué hay de las ventas? —preguntó —Han caído estrepitosamente desde que todo esto comenzó. Necesitamos recuperar la confianza de nuestros clientes, de alguna manera.Heinst asintió, sacando otro documento de su c
—El señor Darién me ha dado un par de sugerencias sobre cómo levantar las ventas caídas en la empresa —mintió Clara, forzando una sonrisa mientras trataba de mantener la calma. Sin embargo, Heinst conocía demasiado bien a su esposa; sus gestos, su tono de voz, incluso la manera en que desviaba la mirada, le decían que algo no estaba bien.Heinst no dijo nada más, pero su desconfianza crecía con cada segundo que pasaba. Sabía que Clara no le estaba diciendo toda la verdad, y esa sospecha lo inquietaba profundamente. Darién, por su parte, mantenía su expresión serena, como si todo fuera parte de un juego del que solo él conocía las reglas.Clara, atrapada entre su esposo y su suegro, sentía que las paredes se cerraban a su alrededor. Sabía que tarde o temprano Heinst descubriría la verdad, y temía las consecuencias de ese momento. Mientras tanto, Darién continuaba sonriendo, satisfecho con la semilla de duda que había plantado en su hijo.—¿Cómo es que mi adorada esposa no me ha mencion
—Me alegra que mi padre haya encontrado una pareja —dijo Heinst, su voz sonaba controlada, pero Clara, que no lo conocía tan bien podía ver su incomodidad ante la mujer, podía percibir la tensión detrás de sus palabras. Luego, sin esperar respuesta, se sentó nuevamente en la mesa, tratando de enfocarse en cualquier cosa que no fuera la perturbadora presencia de Elisa.Darién, por su parte, sonreía de manera satisfecha, como si disfrutara de la extraña dinámica que se estaba desarrollando. Su sonrisa tenía un tinte sarcástico, como si las palabras de su hijo le resultaran una broma interna que solo él comprendía.Elisa, ajena o quizás totalmente consciente de la tensión que había creado, se sentó tranquilamente al costado de Darién y comenzó a degustar su desayuno. Cada uno de sus movimientos parecía calculado, como si estuviera disfrutando de un espectáculo privado en el que ella era la protagonista.—Vaya, cariño... qué hijo tan considerado tienes —comentó Elisa, dirigiéndose a Darié