Armando se veía como un actor de películas, luciendo un atuendo deportivo y gafas de sol negras, tremendamente sexy: la tomó de la mano y caminaron hacia las gradas del jet, los pilotos saludaron a Armando con confianza.
—Erick, Robert, les presento a mi novia Edith —los guapos pilotos de unos 45 años le extendieron la mano muy amables.
—¡Mucho gusto! —les contestó
A la 1:10 p.m. Llegaron a New York, hacía frío y un poco de viento, se abrigaron bien y subieron al coche que los esperaba. Al entrar al hotel, Alicia de se adelantó a recepción mientras los botones cogían sus maletas. Armando no soltaba la mano de Edith, entraron al elevador todos juntos. Renata y Alicia bajaron en el piso 30, Miguel en el 31 y ellos dos en el 32. Al entrar, la dos observaron cómo salían varias personas de una sala, por sus trajes pulcros y sus ademanes sofisticados eran empresarios, lo confirmaron cuando vieron al fondo a Armando con una de sus manos en el bolsillo y la otra en su maletín mientras hablaba con una mujer joven, bellísima y elegante; se tocaba su pelo y ponía su mano en el hombro de él, Edith suspiró molesta no miraban a Alicia por ningún lado. Armando abrió sus ojos antes de que la alarma sonara, enseguida la apagó no quería despertar a Edith: sonrió viéndola dormir a su lado, estaba boca abajo con su espalda desnuda y su pelo largo que le caía como cascada por su cara y hombros; se veía tan bonita y sexy, tomó su celular para sacarle una foto, le dio un beso en su cabeza y salió de la cama, hoy solo trabajaría medio día le tenía preparada una sorpresa por la tarde. —Jimena te presento a mi novia, Edith —su novia... esto sí que era increíble, pensaba. Edith extendió su mano respetuosamente y ella le correspondió el saludo.—Un gusto —saludó Jimena, sin dejar de observarla. Armando no dejaba de verla, le acaba de decir que lo amaba. ¿Era real? Edith nerviosa no sabía si había arruinado el momento con su confesión, tal vez se había apresurado.—No tienes que decirme nada, yo lo dije porque lo... —él la calló con un beso. —¿Acaso ese no es tu novio Rebecca? —preguntó con cizaña una de sus mejores amigas.—¡Cállate! —respondió con rabia. Llegaron al salón del elegante hotel, como era esperarse, era una cena de gala para millonarios. Desde la entrada todo estaba impecable y la decoración no era exagerada, definitivamente el decorador era muy bueno: los arreglos florales, las mesas y los pisos brillantes, el lugar ya estaba lleno desde que entraron no pararon de saludar. Armando y Miguel eran muy conocidos, de repente Edith vio que se acercaba una mujer muy elegante y hermosa con rasgos parecidos a los de Armando, supuso de inmediato que era su madre, tenían los mismos ojos y nariz.—¡Hola querido! —le dio un beso en la mejilla.Capítulo 21. 2
Capítulo 22. ¡Te amo!
Capítulo 22.1
Capítulo 22.2
Capítulo 23. El amor de mi vida
Capítulo 23.1
—Mi padrastro era un inversionista de ELAD, yo no sabía nada sobre esta organización, pero mi madre y mi padrastro sí. Ella siempre buscaba lastimarme pues nunca hice lo que ella quería —comenzó a quitarse el saco y el corbatín, Edith lo escuchaba con total atención —. Marcia sabía que la medicina era mi punto débil, así que me habló de la organización y entré. Pensé que me formarían para ir a cientos de brigadas médicas por el mundo, especialmente a países en guerra, pero mi sorpresa fue otra —se sentó en la cama, Edith estaba parada frente a él —. Me formaron para convertirme en agente especial. ELAD controla todo lo que tiene que ver con la salud, contrabando de medicinas, traficantes de órganos y trata de