Entró al auto con ella en brazos, lo encendió y puso el aire acondicionado. Reclinó el asiento hacia atrás, la tomó del cuello besándola desesperado, ella le respondió con pasión.
—Nos puede ver alguien —decía preocupada, él le quitaba la camisa.
"Hacienda Ríos"Era la segunda llamada que le hacía a Armando y no le respondía, acostada en su cama lista para dormir, pensaba en lo enamorada que estaba y en lo poco que conocía a Armando. Su celular comenzó a sonar.—¡Hola, mi sol! —aunque trató de ser dulce, sonaba frío.
Caminó hacia la cabaña, en la entrada había pétalos de flores, abrió la puerta y todo era hermoso, rustico, olía a vainilla y a flores. La cama era enorme con postes de madera, sábanas blancas y a un costado una chimenea encendida.—¡Armando, esto es precioso! ¿Dónde estamos? —caminando por la habitación.
—¿Cuánto tiempo duró tu aventura? —preguntó Edith analizando todo.—Casi un año, tuve que hablar con ella aclarándole todo y dando por terminado lo que teníamos, que era sexo nada más —Edith no podía ni siquiera imaginárselo con otra mujer.
—¿Mi sol estás bien? ¿Puedo pasar? —preguntaba Armando detrás de la puerta.—¡No!... ¡No entres! Tuve un pequeño inconveniente —se quitaba la ropa metiéndose a la ducha, Armando sonrió y entró.
Armando tomó su coche y se fue al hospital, tenía una operación programada. Al llegar al hospital, se cambió rápido y entró al quirófano, la doctora Isabel lo saludó con coquetería, le sorprendió pues ella había estado distante con él, sin embargo, lo miraba de una manera seductora. Al terminar la cirugía iban caminando por el pasillo. Rebecca se quedó impresionada al ver a Edith, era más baja de estatura que ella; de cuerpo esbelto, rasgos finos, color de piel canela, su cabello lacio y sus ojos color miel eran espectaculares. ¡Mierda! ¡Era realmente hermosa! Como una Amazona, pensó. Percibió como la mirada de Armando se suavizó al verla, lo notó hasta nervioso, jamás lo había visto tan dócil como en este momento. Edith los observaba seria, sin decir una palabra. "Hacienda Ríos"Edith se levantó muy temprano como de costumbre, tomó un licuado verde y fue a las caballerizas a cepillar a Azul, estaba hermoso y saludable: le decía palabras bonitas, tenía muchas ganas de montarlo, pero esperaría a que se le pasara la menstruación; no era cómodo montar así, el dolor había desapareCapítulo 19. Lo amo
Capítulo 19.1
De por qué te estoy queriendoNo me pidas la razónPues yo mismo no me entiendoCon mi propio corazónAl llegar la madrugadaMi canción desesperadaTe dará la explicación...La gente aplaudía y miraba en dirección al bar, fue entonces que Edith lo vio, sus miradas se encontraron. Él estaba sentado en el bar con su porte sensual y varonil, las mujeres empezaron a susurrar preguntándose quien era ese hermoso macho que emanaba testosterona a lo loco.Te quiero vida míaTe quiero noche y díaNo he querido nunca asíTe quiero con ternuraCon miedo, con locuraSólo vivo para ti...Armando señalaba a Edith, despacio y muy elegantemente se levantó caminando hacia ella. Edith sentía unos nervios incontrolables, era una declaración de amor muy bonita.
Último capítulo