Miranda Jacob me mira, pero no me dice absolutamente nada, vuelve a abrazarme y los recuerdos se instalan en mi mente y el miedo me embarga profundamente porque no quiero decepcionarlo. — Tú eres consciente de que no fue tu culpa, ¿verdad? — Es lo primero que me dice, yo respiro nuevamente y mi cuerpo se relaja — No eres responsable, ni de lo de Guille, ni de lo que le pasó a tu madre — Yo sé que él tiene razón, pero ha sido complicado aceptar lo que pasó con mi madre, durante estos años verla ha sido muy difícil, ella me miraba siempre con desilusión y decepción, aunque lo peor era aceptar su mirada de nostalgia, de añoranza. — Lo sé — digo finalmente — pero no ha sido fácil aceptarlo. — Tienes que perdonarte, dejarlo ir, Miranda — me dice — has pasado y sigues pasando por muchas cosas, tu enfermedad, la pérdida de nuestro bebé, lo que viviste en tu adolescencia — toma mi cara entre sus manos y me mira profundamente — nada de esto es tu culpa, Miranda. Algunas cosas pasan y no las
Jacob — Miranda — necesito que despierte, llevo casi dos horas esperando a que se levante, pero ella sigue durmiendo y estoy empezando a perder la paciencia — ¡Miranda! — hablo un poco más fuerte. — Uhhhh — responde y veo como se cubre con el edredón. — Miranda, necesito hablar contigo — la sacudo suavemente — Urgente. — Eres imposible — me responde y se gira en la cama de frente y abre los ojos — tengo sueño — levanta el edredón y yo se lo quito. — ¡No! — me acerco a ella — despierta, necesito que me cuentes algo. Es importante. — ¡Dios! — susurra y se sienta, lleva sus manos a su cara y bosteza, se ve muy chistosa — dime. — Cuéntame todas las cosas extrañas que sepas sobre tu padre — le digo y me siento a su lado. — No sé nada — responde rápidamente — déjame dormir — intenta coger el edredón. — ¡No! — lo retiro — claro que sabes algo, los hijos siempre sabemos cosas — yo tengo mucha información sobre mi padre, por ejemplo. — ¡Jacob! — habla con los dientes apretados — déjam
Jacob — Eres un imbécil — le digo a Aiden, cuando me subo en su Cámaro del año 75, este idiota adora los autos antiguos. Ha venido a recogerme al aeropuerto, muero por ver a Miranda y hablar con ella sobre su padre — No vuelvas a follarte a alguien en mi casa — le hablo seriamente y sé que lo ha comprendido. Antes lo hacía a menudo y no me importaba, pero ahora estoy casado y además con Miranda en quimio debemos estar muy atentos. — Lo siento, hermano — me responde — no pensé en Miranda en ese momento. — Está claro que no lo hiciste — le respondo — Ella nos vio ¿Sabes? — Volteo a mirarlo, Miranda me dijo que los había visto, pero no presté atención a ese dato — Gracias a Dios solo estábamos besándonos — respira tranquilo. — ¿Besándose los tres? — le digo — ¿Me crees idiota? — Que tres personas, se den un beso, no es imposible, pero es muy incómodo, así que no se hace mucho y Aiden sabe, que yo lo sé. — Bueno, Lucas estaba besándola en otra parte — Me mira rápidamente y voltea a m
— Prepárate, porque nos vamos para los premios — Lucas entra como un huracán a mi habitación — Nerea me ha dicho que andas en estado deprimido, sin querer salir de la cama — Se detiene al lado de mi cama y levanta el edredón que me está cubriendo — Nos vamos, los tres. — Lucas, en serio no me siento bien — No he hablado con nadie sobre el nuevo mensaje, no quiero arriesgarme a ver que va a hacer él o la acosadora, porque ya no sé si es mujer u hombre. — Nerea me dijo por teléfono, que en este ciclo habías reaccionado mucho mejor que en los ciclos anteriores, así que, estoy seguro de que tienes las fuerzas para ir — Concluye y entra en mi closet — Apúrate que te estoy esperando. — Miranda — Nerea entra en la habitación — te traje un té que te ayudará a que sientas menos frío — Me levanto de la cama y recibo el té que Nerea me ha preparado, la verdad es que prepara infinidad de cosas súper ricas después de las quimios. — Hola Nerea — Lucas se encuentra apoyado sobre el marco de la pu
Jacob — ¡Mierda! — giro y golpeo con fuerza la pared, duele muchísimo, pero quiero seguir haciéndolo. No he entendido que es lo que acaba de pasar. Siento unas fuertes manos rodeándome por la espalda y tirando de mi cuerpo hacia atrás, cuando logro ser consciente de lo que pasa, mi mano duele mucho más y se está inflamando. — ¿Qué haces Jacob? Tienes que tocar — me dice Williams que se encuentra frente a mí, siento la fuerza de las manos de Aiden que sigue sosteniéndome, levanto levemente las manos y él comprende que puede dejarme tranquilo, me libera y yo me quedo mirando a Williams, la furia me embarga y en este momento no puedo pensar con lógica. — ¿Quién diablos es esa mujer que enviaste a mi habitación? — le grito, no entiendo cómo ha llegado a suceder todo esto. — ¿De qué estás hablando? — me pregunta Aiden mientras vuelve con varios trozos de hielo envueltos en algo. — La nueva asistente que me envió Williams — explico — mientras entre a bañarme y prepararme, se metió en m
— Ese chico no ha hecho más que vivir por usted después de que la conoció en España — me dice Williams — Volvió como un loco, nos dijo que se había enamorado de la mujer más maravillosa del mundo, pero que era muy tarde — se siente en uno de los sofás — perdone que me siente así, Miranda, he tenido un día muy agitado. — Claro, perdone por no haberlo ofrecido antes — le respondo —¿Desea tomar algo? — asiente y me pide un Whisky, después de servirlo me siento en el sofá frente a él. — Desde que la conoció, Jacob no ha salido con ninguna mujer, lo que fue muy extraño, porque era conocido por pasar la noche con cualquiera, perdone la franqueza — Creo que Williams se siente un poco avergonzado de decirme eso — No volvió a organizar fiestas o a participar en ellas y se dedicó a trabajar y a buscarla. — Vale, gracias por la información Williams, pero eso no fue lo que yo vi esta noche — le digo, necesito que se vaya porque mi vuelo sale en dos horas. — No sé exactamente qué fue lo que us
— También quiero enviarle un mensaje a tu esposa, Jacob. — No puedo creerlo — murmura Lucas, el auditorio se quedó completamente en silencio, que no tuvo necesidad de gritar. — ¡Cállate! — le decimos Nerea y yo al mismo tiempo. — Vamos hermosa sirena, deléitanos con tus palabras — Creo que Aiden intenta eliminar un poco la tensión, puesto que, a Jacob, le cuesta disimular su incomodidad. — Hola Miranda — Dice y el público empieza a gritar. — Esto ya parece los premios Miranda — dice Jeffrey, para luego gritar — ¡Hola Miranda! — Creo que quiero morir de la vergüenza. — No seas idiota — le dice Pierre y le da un golpe suave detrás de la cabeza, el público sonríe. — Que estaba hablando yo, chicos — Aiden le acerca al micro y le hace un cómico gesto con sus brazos y manos, para que continúe hablando — Miranda, es cierto que todos deseamos que te recuperes pronto y que pensamos que eres una mujer muy valiente — Me vuelven a enfocar en la pantalla y ya no es muy gracioso, empie
— Esposa mía, levántate — siento su aliento en mi cuello, sus manos pasan delicadamente por mi cintura y su cuerpo se pega a mi espalda. — ¿Uhhh se siente tan bien? — le digo y él sonríe. — No seas perezosa, tenemos muchas cosas para hacer — me deja un dulce beso en la mejilla, sentir su aliento y el calor de su cuerpo me encanta, adoro las mañanas cuando hace esto. Ahora solo tengo que convencerlo de quedarse en la cama un ratito más. Giro mi cara y lo beso. — Un ratito más — le digo y Jacob sonríe, lo giro y lo aprisiono contra mí, mis manos se cierran en su cuello y mis pies se enredan entre los suyos, mi pecho se pega al de él y siento como mi pelvis hace presión contra la suya, lo besó con entrega, con ganas de convertirme en una sola con él que lleva sus manos a mi espalda y presiona con fuerza. Mi pierna derecha se arrastra sobre la suya, Jacob me gira mientras se ríe. — Eres malvada — me dice y presiona mi cuerpo contra las sábanas mientras vuelve a besarme. —¿He ganado?