Prefacio
No sé si alguna vez te escribí algo o me tomé el tiempo necesario para hacerte saber lo mucho que llegué a amarte. Hoy en día miro atrás y no puedo evitar analizar todos mis errores, las muchas veces que te grité, te ignoré o que fui completamente egoísta, porque solo buscaba ser feliz contigo y no es precisamente esto lo que esté mal, pero me arrepiento de la forma en que busqué esta felicidad, me arrepiento de no haber sido sincero contigo y que la última vez… esa última vez que te vi con tu camisa rosa y tus jeans azules, tus ojos lloraban, sufrían y sabía que no podía hacer nada para remediarlo. El daño estaba hecho y no había vuelta atrás, lo peor es que no pude ni siquiera acariciar tus mejillas una vez más porque ellos no me lo permitían, pero aún así sé que entendiste lo que quise decir con mis ojos, sé que si sabías cuánto llegué a amarte o lo desesperado que llegué a estar por no poder estar a tu lado. No tienes idea de cuánto lamento todo, lo lamento, de verdad.A veces, cierro los ojos y recuerdo la primera vez que te vi, y creí que era una broma porque no podía creer que un chico tan pequeño y tan adorable, tuviera la capacidad de estar en un puesto tan importante, pero no pasó ni un día cuándo me demostraste que sí eras capaz, eras mucho mejor que yo en todos los sentidos posibles y me percaté de esto de inmediato, pero no dije nada porque estaba ciego, encerrado en mis propios pensamientos egoístas y en mi falsa vida, que hasta tú conocías más yo. Sí, tu conocías quién yo era en verdad y muy tarde me di cuenta de eso, que esa noche mientras dormías en la casa de tu abuela, dibujé una estrella en tu frente y mentí cuando dije que lo hice por molestarte. Lo hice porque te observaba y por dios, cuánto moría por tocarte… pero no me atreví a hacerlo, así que te toqué de lejos con mi marcador y esto no fue suficiente porque en la mañana aquella cuando te llevé a playa y mis ojos no podían apartarse de ti, buscaba excusas tontas para poder acercarme o poder si quiera llegar a tocarte.Aún late como loco mi corazón al recordar la noche en que te besé por primera vez. Recuerdo que me rogaste que lo hiciera y gracias a eso, fue que me atreví a hacerlo, ese tierno primer besó que marcó un antes y un después en mi vida, porque supe en ese momento que ya no podía volver atrás porque ya no me pertenecía a mí mismo, sino a ese chico que siempre estaba detrás de mí, ese que se colgaba a mi cuello como mono sin importarle donde estuviéramos o quién nos observaba, ese tierno niño que se sonrojaba al verme o hacía todo lo posible porque yo estuviera feliz. Recuerdo todos y cada uno de los besos que te di, recuerdo las miles de veces que aspiré el dulce aroma de tu cuello, las veces que acaricié tu espalda desnuda o besé tus pequeñas manos, que comparadas con las mías, me hacían ver como un gigante sacado de circo. Cómo extraño tus manos… como extraño tus labios. Recuerdo cuando los acariciaba y tu reías creyendo que me había obsesionado contigo. Tal vez si lo estaba, pero no era solo yo el que lo estaba. Por algo me perseguiste por tanto tiempo y yo fingiendo que odiaba que lo hicieras, me sentía feliz cada vez que aparecías sonriendo frente a mí, amaba como brillaban tus ojos cuando te invitaba a salir o simplemente cuando te miraba y acariciaba tu rostro y sentía que el tiempo se detenía, porque sí se detenía, sí lo hacía en esos instantes en que miraba el infinito en tus ojos… Mismos ojos miel que ahora ven a alguien más, que suspiran por otra persona, pero aun así, no puedo evitar recordarlos y ni con los años que han pasado, creo que pueda encontrar nunca a una persona que me mire como tú lo hacías… quisiera retroceder el tiempo para poder besarte así una vez más, con una sola me bastaría para poder continuar tranquilo, fingiendo que estoy bien, cuando mi realidad se aleja mucho de ello, pero sé que debo hacerlo así como tú lo hiciste y no puedo culparte por lo ocurrido, no podría hacerlo. Espero que así sea por casualidad o por cosas del destino, que mis ojos sean hoy, mañana o en veinte años, puedan verte una vez más y guardaría esa imagen por siempre en mi memoria.Primera parte: Comienzo de la historia quecambió mi vida.Inicios--10 años antes--Me reclinaba en la silla y mamá me miraba a la distancia incendiándome con los ojos, como si quisiera colgarme delante de todos y sé que ganas no le hacen falta. Sé que odia que haga esto, porque siempre suelo caerme, pero en un momento como este era eso lo que menos me importaba. Estaba inconforme y no me importaba hacerlo saber a todos.Papá hablaba a los trabajadores y yo estaba sentado al lado de mamá, frente a ellos en la sala de conferencias. Hoy era mi primer día oficial trabajando en la compañía de mis abuelos, que ahora estaba a mano de mis padres y son quiénes me obligaron a estar en este puesto. Originalmente era mi hermano Leo el que iba a ocupar el cargo por ser el mayor, pero&hellip
Mi asistente.Caminaba por el pasillo de las oficinas administrativas junto a Gina, la asistente de papá. Me puse uno de mis tantos trajes y noté que todos me miraban mientras caminaba por el pasillo.Gina me enseñó la que sería mi oficina, era justo al final del pasillo. Apenas entré, vi a un niño sentado en uno de los muebles de la oficina. Se puso de pie al verme entrar.-¿Y este quién es? – Le pregunté a Gina y sonrió. Se puso al lado de él y el niño me miró incómodo. – La guardería queda en el primer piso.-Él es Dylan, será tu asistente.Contuve la risa y me senté en la silla del escritorio.-No bromees, lleva al niño con su mamá que lo deben estar buscando.-Disculpe señor Castellón. – Dijo con voz temblorosa, ¿Sabía mi apellido?
3. Confesiones perturbadorasCon el transcurrir de los días noté algo extraño. Estoy confundido. ¿Dylan no es para nada como me lo habían pintado o está actuando diferente conmigo solo para quedar bien? Mis padres me decían que Dylan se iba cada fin de semana con Leo y sus amigos a beber, a hacer desastres y terminar en la cárcel, o se va a amanecer con diferentes chicas, ya que siempre Leo amanece con una diferente cada sábado, pero este chico con el que he tratado estos días no aparenta en lo absoluto ser así como ellos dicen.Dylan es muy tímido, obediente y no lo sé, me da la impresión de que me teme. Cada vez que llego él se esconde, me evita y cuando lo llamo a mi oficina, el evita a toda costa el contacto visual. Ese hecho me resulta muy curioso, pero no me disgusta. Me da mucha risa eso, pero la contengo.Tenía esa imagen de é
Su verdadera personalidad.Llegué temprano este día a la oficina, no dormí bien anoche y estaba de un genio terrible.-Gina, llama a Dylan y dile que venga de inmediato, lo quiero patear. – Ella salió de inmediato y un par de minutos después, vi al castaño llegar a mi oficina y cerró la puerta.-¿Quieres patearme? – Preguntó nervioso, dudaba si debía acercarse o no.-Siéntate, me desespera verte temblando ahí de pie. – Se sentó de inmediato. – Primero: has tardado una semana en las estadísticas, ya mi madre me tiene el ano hinchado de tanto preguntarme por ellas.-Ya están listas, en la tarde te las envío al correo. –Respondió.-Segundo: ¿de dónde sacaste mi número?- Me lo dio Leo. – Respondió. Ya sé a quién debo ir a patear esta n
5. Llamadas que inician muchas cosas.Su casa quedaba a quince minutos de la compañía, en un vecindario decente. No sé por qué imaginé que él vivía en las cavernas o en algo así. Durante todo el trayecto habló bastante, básicamente me hizo un interrogatorio, preguntando qué comida me gustaba, a donde me gustaba ir y cosas así, sé por qué pregunta estas cosas, puedo ser todo, menos tonto y por eso dejé claras las cosas.-Aquí vivo. – Vi una pequeña casa pintada de azul y blanco, con flores de colores y un porche. -¿Quieres tomar algo?-Oye… ahora sí te creo, lo que me dijiste. Pero no te ilusiones, ¿sí? No puede pasar nada.-Eso dices ahora, sé que cambiarás de parecer.-Dylan, estoy comprometido, conoces a mi novia. Me caso este diciembre y además, te llevo muchos
6. Sopas del diablo.Veía un video en mi teléfono mientras almorzaba una asquerosa sopa de carne que sabía cómo si la hubiera escupido satanás, le faltaba sal, estaba espesa y algo fría, pero ya la había comprado y debía terminarla, no soporto tirar comida, me parece que eso no se debe hacer. Creo que de tantos golpes de mi madre por verme tirar su comida (la cocina no es el talento de mamá, por eso con los años optó por empleadas), dejé de hacerlo. Estaba en mi oficina, la comida la pedí a un restaurante y me la trajeron hasta mi oficina, eso me hizo muy feliz, pero la sonrisa en mi rostro se esfumó al probar esa sopa del demonio.Escuché la puerta de mi oficina abrirse y vi asomarse a un castaño sonriente. Estoy de mal genio, si se pone intenso, le aventaré la sopa encima.-¿Puedo pasar? –Preguntó y negué
7. Extraño.Pasé esa tarde reunido con mi padre, Gina y los inversionistas. Fue tedioso todo, reunirse con papá es horrible. El me aterra, es un hombre intimidante y no solo me intimida a mí, sé que a la gente de la oficina le sucede igual. Al final, salí con un fuerte dolor de cabeza de la reunión y le escribí un mensaje a Dylan preguntándole si tenía pastillas para eso. Faltaban unos minutos para salir, por fin.Caminé hacia la oficina para recoger mis cosas, no vi a Dylan en el pasillo. Entré y vi a Natalia sentada en las sillas del escritorio junto a mi suegra. No esperaba verla, le dije que la visitaría cuando estuviera libre, no sé por qué venía y menos con su madre. No sé por qué no me sentí alegre al verla, creo que influye que peleo fuertemente con ella cada vez que la veo.-Frank, por fin llegas. ¿D&oacu
8. Tiempo en familia.Llegué algo tarde este lunes, como a las siete y media, pero… ¡nada sucedería! Ventajas de ser jefe, creo que aún no le he sacado todo el provecho a esto, puedo esclavizar a todo un batallón de empleados. Puedo acostarme en la oficina a que me echen aire con unas palmas y que alguien me de uvas en la boca, como un buen faraón, aunque eso de pintarse los ojos se ve algo raro.Creo que a veces pienso muchas estupideces.Me reí internamente y al entrar al lobby vi a maya con los tipos de seguridad, ellos revisaban su bolso e identificación. ¿Así que por esto saliste temprano? Huelo las negras intenciones en el aire, sé lo que estás planeando y no lo voy a permitir.-¡Maya! – Grité y ella de inmediato agarró su bolso, su identificación y se echó a correr en dirección al ascensor. Corrí t