La desesperación que sentía en aquel momento empezaba a ser impredecible y bastante alta, quería acostarme con él, lo deseaba como hacía tiempo que no deseaba algo.
Mis manos se aferraron a los cuellos de su camisa y mi respiración creció hasta tal punto que ambos tuvimos que detenernos para coger aire.
Cuando abrí los ojos al día siguiente, él estaba allí, entre mis brazos, y parecía algo totalmente irreal, estar con Borja de aquella manera.Acerqué mi boca a su cuello y le besé, despacio, pues a pesar de todo no quería despertarle. Pero él se movió un poco y se aferró a la mano que lo abrazaba.Deberíamos levantarnos, tenemos que ir a trabajar – le dije, para luego besarle sobre la mejilla, levantando la mano, con la intención de marcharme, pero él me detuvo, aferrándose a ella, para luego besarla suavemente.Hoy debería ser domingo – se quejó, dándose la vuelta, escondiendo su cabeza en mi pecho, ese que estaba desnudo, pues habíamos dormido desnudos la noche anterior.Agarró mi brazo, mientras acercaba su boca, lamiéndolo despa
Me llevé como dos días sin hablar con él, le notaba distante y yo no quería molestarle, no después de lo que había sucedido el lunes, aun así, no podía dejar de estar preocupada, ya que quizás él se estuviese volviendo a replantear aquella extraña relación que teníamos.Aun así, no hice absolutamente nada. Quizás una parte de mí estaba aterrada por hacerlo, quizás temía que al hacerlo él volvería a intentar apartarme de su vida. Tan sólo le di el espacio que necesitaba.Y al tercer día mis amigos me lo notaron, en la hora del almuerzo, que había algo que iba mal en mí. Pero tan sólo actué como si no pasase absolutamente nada.¿Va todo bien, Lau? – preguntó mi amigo, haciendo que dejase de darle vueltas a los macarrones de mi plato, pues no ten&
El día siguiente fue super estresante para mí, y eso que tuvimos poco trabajo, pero estaba tan sumamente histérica por el viaje a Paris, por ir con él, porque las cosas fuesen bien entre nosotros, por tantas cosas, que apenas tuve tiempo de pensar en mucho más. Además, tuve que llamar a los clientes para reprogramar las citas de esa semana.Como os digo, fue un día de locos, tan pronto como acabamos nos marchamos a casa, recogí la maleta, ante unos expectantes Alfonso y Marta, pues con las prisas había olvidado decirles nada, y verme con una maleta… pues había vuelto las cosas un poco incómodas.Me voy a pasar el puente a París – dije, sin más, sin apenas darme cuenta de lo que decía, y sin tener en cuenta que Marta trabajaba en mi empresa, y que por supuesta, ella sabía que Borja tenía negocios allí, al igual que nuest
El viaje fue más rápido de lo que pensé, y con él a mi lado, fue maravilloso. Lo cierto, es que cuando llegamos al hotel, ambos estábamos exhaustos, así que cenamos algo rápido en el restaurante del hotel, y nos subimos cada uno a nuestras habitaciones a dormir.Ante vuestra pregunta, que seguramente os haréis… No dormíamos en la misma habitación, ya que cuando hice las reservas no tenía ni idea de que aquello era un viaje de placer, que no tenía nada que ver con el trabajo. Aún así, me parecía lo más correcto, así no despertaríamos sospechas, si alguien le daba por hojear los viajes de empresa del gabinete.Me toqué los brazos, mientras miraba desde el balcón las maravillosas vistas que tenía desde aquel punto, podía ver toda la ciudad desde allí, y no muy lejos, la Torre Eiffel. Hab&iacut
Fue maravilloso aquel viaje con él, a pesar de que no pudiésemos dormir juntos, por temor a que alguien nos descubriese saliendo de la habitación del otro. Él fue a su reunión por la mañana, y por la tarde me llevó a conocer la ciudad, y fue algo … sencillamente mágico, recorrer la ciudad del amor junto a la persona de la que estaba enamorada.Estuvimos en todos los lugares míticos de parís: el museo del Louvre, la catedral de Notre Dame, el arco del triunfo, para terminar la noche sobre la torre Eiffel, con unas exquisitas vistas que nos hacían parecer minúsculos ante tal espectáculo, con el sol poniéndose a lo lejos, fue algo sencillamente precioso.Entrelazó mi mano con la suya en ese momento, mientras el grupo de turistas a los que nos habíamos unido en aquella aventura en las alturas, se hacían fotos sin parar.He
Me pasé el día recorriendo el barrio del que os hablé en el capítulo anterior, era sencillamente precioso, el ambiente, sus gentes, el estilo de las cafeterías y las calles abarrotadas de turismo, los vendedores ambulantes, los pintores a pie de calle vendiendo sus obras, incluso me dejé retratar por uno y le compré dicha pintura, que tenía un toque al estilo Van Gogh, muy bonito.Al llegar la hora de la comida, Borja me avisó de que la reunión se había alargado, y que almorzarían juntos, para luego terminar de cerrar los últimos puntos de esta. Así que me compré un par de bocadillos, y me marché en metro hacia el centro, para volver al mismo lugar en el que estuve el día anterior. Bordeé el Sena, cruzando por puentes realmente bellos, como el puente nuevo, el puente de las almas o Le pont neuf, mientras me comía los bocadillos y m
El viaje de regreso a casa fue tranquilo, aunque un poco duro para mí, porque aún no quería irme, sabia que dejaba muchas cosas por visitar de la ciudad, además de que no podría salir a pasear con Borja, con tranquilidad, pues aún no quería que nadie más se metiese en nuestra relación, no quería que nadie hiciese preguntas, que opinasen al respecto creando miles de dudas en mí, tan sólo quería huir un poco más.Soltó mi mano tan pronto como salimos del aeropuerto, y me abrió la puerta para que entrase. Se había convertido en todo un caballero en los últimos días. Sonreí y luego entré, observándole cerrar la puerta tras de mí, para luego rodear el auto y subirse en su lugar.¿Te importa si te dejo en el parque? – preguntó, cuando estábamos cerca de mi barrio –
No volví a saber nada de él en todo el día, y yo pasé uno de los peores días de toda mi vida, pues ninguno de mis amigos dejó el tema dónde yo quería dejarlo, al contrario, no dejaron de insistir sobre saber mucho más de él. Por lo que al final terminé dando un paseo por la calle, sola y cansada de todo aquello, de que las cosas siempre se estropeasen, de que nunca pudiese tener un momento de paz, ni siquiera cuando parecía que las cosas comenzaban a ir bien.No podía parar de recordar aquel maravilloso viaje, a él, lo atento que fue conmigo, cada una de sus palabras, la forma en la que me demostraba lo que sentía por mí, a pesar de no poder decirlo abiertamente, no al menos de decir esas dos palabras que tanto miedo le daba.Agarré ese anillo que representaba su corazón, y lo mantuve entre mis dedos un poco más, mientras pe