Empezó con una dulce tortura, restregando su polla en mis labios menores una y otra vez. Cuando tocó mi clítoris gemí de inmediato, estaba muy sensible.—Por favor —rogué, no aguantando más.—¿Qué quieres mi dulce bella?—A ti… dentro de mí, llevándome a tu maldito infierno.Lo miré por encima de mi hombro, y en sus ojos encontré una intensidad que me dejó sin aliento. Era como si su mirada ardiera con un fuego insaciable que amenazaba con consumirme por completo. A pesar de la sensación de peligro que emanaba de él, no podía apartar la vista. Era una atracción magnética que me tenía hechizada y empezaba a gustarme más de lo que me gustaría admitir. Sus ojos se oscurecieron y grité cuando entró sin previo aviso. Contraje involuntariamente mis paredes, arrancándole un gruñido de satisfacción al hacerlo. Lentamente estiré mis brazos para buscar de donde agarrarme mientras sus recias embestidas empezaban, me hacían moverme involuntariamente una y otra vez contra cada arremetida que dab
Días después.—Realmente empecé a creer que Yarik no lo haría. Los días pasaban y no supe nada de esas mujeres.—Eres la reina, claro que tiene que acatar tus órdenes, pero algunas cosas se complicaron y no resultó fácil encontrar la información de todas ellas. Ahora ya están en el salón esperándonos.Asentí hacia mi esposo y caminamos hacia allá.Estos días habían sido un poco tensos. Sabía que estaban sucediendo cosas, pero no las compartía, solo se callaba y no me permitía salir a menos que fuera conmigo un séquito de diez hombres. Era exagerado, pero me hacía saber que algo realmente grave estaba ocurriendo. Con respecto al tema de mi padre, estaba tranquila. Me aseguró que estaba bien y que no estaba siendo sometido a ninguna tortura. Sin embargo, mis preocupaciones persistían en el fondo de mi mente.En cuanto llegamos, estaban todas ellas con sus rostros demacrados, sus miradas llenas de pánico, y otras de resignación. Fruncí el ceño al contar once, pensaba que eran doce.—¿Onc
Condujo hasta un lugar apartado, era un hermoso mirador en lo alto de una colina. Desde allí, podíamos ver la ciudad extendiéndose ante nosotros, iluminada por las luces de la noche. El viento soplaba suavemente, haciendo que las hojas de los árboles susurraran melodías secretas.El lugar estaba rodeado de arbustos y flores silvestres, y un banco de madera rústica donde nos ofrecía un lugar para sentarnos y poder contemplar la vista. A lo lejos, se podían escuchar los sonidos distantes de la ciudad, el murmullo de la vida nocturna y el tráfico.Alce mi vista al cielo despejado, las estrellas brillaban con intensidad, como si estuvieran dispuestas a revelar todos los secretos del universo. La luna, en su fase creciente, lanzaba una luz plateada sobre nosotros, creando un ambiente mágico y romántico.Nos sentamos juntos en el banco, compartiendo el silencio cómodo que a menudo nos envolvía.—Hay temas que no hemos hablado. —Comenzó, su voz resonando en la tranquilidad de la noche—. Me g
POV DARKO ROMANOVIsabella y yo acabábamos de llegar a casa, y en cuanto entramos en nuestra habitación, empecé a desvestirme con la mirada de ella fija en mí. Sabía que tenía preguntas y que había llegado el momento de responderlas.Comencé a quitarme la funda que sostenía el arma en mi pecho y los cuchillos que llevaba amarrados en mis pantorrillas. Dejé todo en la mesa de noche y luego me volví hacia ella. Sin decir una palabra, agarré su mano y la atraje hacia mí, haciendo que se sentara en la cama a mi lado.—Suéltalo, ¿qué quieres preguntar? —le dije, notando su mirada insegura, pero decidida.—Yo hablé... tú no lo hiciste. Quiero conocer tu pasado.Suspiré profundamente. Sabía que este era un tema delicado y oscuro que prefería evitar, no porque me disgustara hablar de ello, sino porque recordar mi pasado solo avivaba mi sadismo y me hacía enfrentar demonios que prefería mantener enterrados.—No hay nada lindo en el —admití con sinceridad, mientras la atraía hacia mí y ella des
—Pero yo sí… —su voz se quebró al final—. Quiero tener hijos.Cerré los ojos durante unos segundos y luego besé su cabeza. Mi celular comenzó a sonar, y lo contesté de inmediato.—Dime.—Estoy en la oficina, necesitamos hablar.—Dos minutos.Colgué y agarré su rostro para darle un beso.—Tengo que bajar un momento. Cuando vuelva, quiero esas mamadas delirantes que haces. —Mordí su labio inferior y soltó un gemido—. Tú también tendrás una buena dosis de lamidas allá abajo.—Otro día, estoy agotada.Asentí lentamente, me levanté y vi cómo ella se dirigía al baño. Tomé mi arma y me apresuré a bajar. En cuanto entré a mi oficina, Vladik y Misha estaban sentados, esperando mi llegada.—Por tu expresión, sé que me vas a enfurecer, así que, por favor, habla rápido.Vladik se tensó, pero finalmente habló.—No pude eliminar a Oksana. Es como una hija para mí, la vi crecer.Ese temita me haría cargo personalmente más tarde.—Eso no es todo, ¿qué sucedió?—El cargamento de armas que enviamos a G
POV DARKO ROMANOV—Encontré un sospechoso, se encontraba cerca del lugar donde abordaron a nuestros hombres, no tenía por qué estar allí, así que el hijo de puta sabe algo.Me recosté en el asiento y cerré mis ojos, sintiendo el estrés acumulado.—Lo necesito para cuando llegue a Rusia, tengo demasiada tensión, así que yo mismo extraeré la información que necesito —apreté el teléfono en mis manos, anticipando la excitación que se avecinaba.—Le informaré a Yarik, el maldito ya estaba ansioso por hacerlo.—¿Algo más? —pregunté, notando la ira en su voz.Dima era uno de mis mejores hombres y jamás había tenido problemas en su trabajo. El asalto a uno de nuestros envíos y el asesinato de nuestros soldados era un golpe bajo tanto para su ego como para la organización.—Lo lamento, Pakhan. No volverá a ocurrir un incidente como ese, y si es así, dispárame —declaró con determinación.—Claro que lo haré, Dima —aseguré antes de colgar.Cuando volví mi atención al interior del avión, Isabella
Apreté instintivamente mis piernas, abrumada por la sensación que empezaba a invadirme. Esto no estaba bien; no podía permitirme disfrutar mientras alguien era torturado. Contenía el aliento de vez en cuando, mirando fijamente el suelo para distraerme del torbellino que se estaba formando en mi interior.El desgarrador grito de Lenard me sacudió hasta la médula, alce mi mirada y mis ojos se abrieron de par en par. Un escalofrío recorrió todo mi ser, y durante unos breves instantes, pude apartar de mi mente el caos que ocurría más abajo. La expresión de Darko era radicalmente distinta; tenía un parecido a cuando estaba en trance, justo antes de alcanzar el clímax, pero más intensa.—¡Detente! ¡Por favor! ¡No hice nada! —sus súplicas llenaban la habitación.—Oh, claro que sí. —La sonrisa encrespada en el rostro de Darko mientras trazaba una línea con el filo del cuchillo sobre la piel de Lenard desde su hombro hasta su antebrazo era aterradora, y la crueldad de la escena me hizo temblar
—No bajaste a cenar, ¿sucede algo?Levanté mi mirada hacia él. Estaba en el umbral de nuestra habitación, recostado en el marco de la puerta, con las piernas cruzadas y los brazos doblados sobre su pecho, completamente limpio. No quedaba rastro de los acontecimientos de horas atrás, ninguna mancha de sangre, nada que delatara lo que había sucedido.Si no lo conociera, podría haberlo visto en cualquier lugar y jamás habría sospechado que acababa de arrebatar una vida. No obstante, bastaba con observar su mirada, esa mirada sombría que siempre parecía absorberte y que, por extraño que pareciera, ya no me asustaba tanto; en cambio, comenzaba a parecerme casi acogedora.—Aparte de que mataste a mi ex enfrente de mí y luego tuvimos sexo al lado de su cadáver, no, todo está en orden —respondí con sarcasmo.Él suspiró y se aproximó.—Eso no es lo único, ¿qué te preocupa?Maldito, ¿por qué tenía que ser tan perspicaz?—Estoy asustada —asintió, mientras se sentaba al borde de la cama—. Debería