"Se equivoca. Dejé de ser médico hace mucho tiempo”.

"Estás bien. ¡No eres médico, eres un completo inútil!", gritó Howard. Sin embargo, sus gritos no hicieron nada para ayudarlo a superar su ira. Finalmente, le advirtió: “Haz el antídoto lo antes posible. De lo contrario, ¡considérate hombre muerto!".

Arrojó su teléfono en el sofá en un ataque de rabia y se despeinó el cabello. ¡Tenía que continuar con su plan, incluso si no había un antídoto!

Originalmente, solo tenía la intención de darle a Simon la mitad del antídoto. En cuanto a la otra mitad, se la quedaría él. De lo contrario, no habría forma de que su tío accediera a sus solicitudes.

Xena había querido ir a preguntarle a Howard sobre el antídoto. Sin embargo, escuchó los gritos provenientes del interior de la sala a través de la puerta cerrada. Howard había gritado las últimas palabras en voz alta, por lo que ella pudo escucharlo claramente cuando apoyó la cabeza en la puerta.

Sus labios se curvaron y formaron una discr