Todos, incluyendo a Simon, estaban presentes en la habitación cuando el médico le inyectó el antídoto a Sharon.

Todos, excepto Xena, esperaban que Sharon se recuperara esta vez.

"Muy bien, le he inyectado el antídoto. Ahora tendremos que esperar hasta que se despierte para realizar más pruebas y continuar con nuestras observaciones”, le dijo el médico a Simon.

Simon respondió con un leve asentimiento. Sus cejas bien definidas estaban llenas de preocupación.

Eugene se dio la vuelta para mirarlo con frialdad. "¡Si Shar no se recupera, los Newton nunca te perdonarán!", dijo en un tono gélido.

Simon frunció los labios. Su mirada inescrutable estaba fija en el rostro pálido de Sharon.

Eugene no sabía si Simon había escuchado lo que le había dicho, ya que el hombre no le respondió en absoluto.

Dos días después, Sharon todavía no se había despertado.

Continuaba durmiendo tranquilamente. Aunque había dejado de sangrar, ¿cuándo habría algún signo de recuperación si continuaba en un