"Yo...". Rebecca estaba abrumada por la emoción y no pudo reprimirla. Al final, decidió quedarse.

Fiona tenía razón. Si Penelope no estaba presente, no la echarían. Ella no podía perder la oportunidad de acercarse a Simon.

Dentro de la habitación, el apuesto hombre estaba acostado en la cama. Su respiración sonaba un poco agitada. Sus cejas limpias y hermosas estaban ligeramente fruncidas y no se veía muy cómodo.

En ese momento, él no tenía la frialdad que tenía cuando estaba despierto. Sin embargo, se veía más encantador y más como una fruta prohibida.

Rebecca se sentó a un lado de la cama. Ella le estaba aplicando un ungüento con las manos temblorosas. El hombre desnudo que estaba frente a ella le estaba causando un gran impacto ante sus ojos. Ella sintió que su garganta se volvía cada vez más tensa y que su respiración también se hacía cada vez más pesada. Mientras ella miraba el hermoso rostro de él, su corazón comenzó a latir furiosamente.

Ese hombre era tan admirable y tan g