Rogel

—Como le pongas un mote a nuestro hijo, te arrancaré los ojos y los guardaré cerca de tu lado de la cama.

¡Wow! Es de temer esta mujer, pero adoro que piense en la posibilidad de tener un bebé conmigo. Eso me emociona, qué más quisiera yo que poder lograr ese objetivo pronto. Amaría ser padre de una criatura que crezca en su vientre, no obstante, voy a molestarla.

—Pero sería tan lindo llamarlo macaco.

De nuevo su cara me hace reír y me señala con el dedo advirtiéndome con la mirada.

—¿Le estás llamando a nuestro hijo feo o deforme?

—No… lo llamo monito, porque de seguro será como yo, siempre colgadito de su mami.

—Eso no tiene ningún sentido. —Hago pucheros y ella es quien ríe ahora, mientras toma mi labio inferior entre sus dedos y lo estira. Me quejo, pues me dolió en serio, mientras que ella pone cara de malvada y no suelta—. No lo vas a llamar así, después toda la familia le dirá de esa forma tan horrible, ¿entiendes?

Solo afirmo y es cuando libera mi labio, le levanto una