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Te amo ¿verdad?
Te amo ¿verdad?
Por: A. Gonzalez
Prólogo: El estanque de patos

Prólogo: El estanque de patos.

— ¡Alyssa ven! —Gritó una mujer mayor a una de sus hijas. Alyssa se encontraba muy entretenida mirando unos patos jugando en un pequeño estanque atrás de su casa, pero al escuchar el llamado de su madre rápidamente se levantó y fue a su encuentro. — ¡Mira lo sucia que estás!

Alyssa se miró los pantalones y sonrió inocentemente a su madre escondiendo sus manos detrás de su espalda.

—Lo siento, mamá. —Dijo algo avergonzada. —Me quedé mirando los patos y la tierra mojada me ensució un poquito. —Se excusó y su madre le regaló una pequeña sonrisa.

—Ve a cambiarte de ropa, Al. —La mujer acarició el cabello castaño claro de su hija y esta obedeció empezando a subir las escaleras. — ¡Dile a tu hermana que no tarde tanto en el baño!

— ¡Si mamá! —Contestó entrando a la habitación de su hermana. Reparó en el perfecto orden que tenía esa habitación (lo cual es bastante raro para una niña de 8 años) y se dirigió hasta el baño donde su querida hermana melliza tomaba su eterno baño.

— ¡Celia, mamá dice que no acabes con el agua del planeta! —Se burló detrás de la puerta.

— ¡Ya estoy terminando! —Contestó la otra chica y Alyssa dió por terminada su misión dirigiéndose a su cuarto.

A comparación de su hermana, Alyssa no tenía su cuarto tan ordenado, habían unos cuantos juguetes tirados en el piso, su cama deshecha tenía algunas prendas de ropa que su madre ya había doblado y su cesto de ropa sucia  estaba volcado. Alyssa culpó al gato por eso. Tomó unas nuevas prendas de ropa, levantó el cesto y colocó la ropa sucia allí, después guardó la que había sobre su cama en el armario y tendió su cama, minutos después entró su melliza.

—Pensé que te había tragado el baño, Lia. —Se burló la pequeña rubia de su hermana, su hobbie favorito.

—Muy graciosa. —Contestó la niña dándole un pequeño empujón a su hermana. Celia quien era mayor que Alyssa por 10 minutos tenía el cabello un poco más oscuro que su hermana y sus ojos eran de un azul brillante. —El día está genial, vamos a jugar.

— ¡Yuju! —Celebró Alyssa saliendo rápidamente de su casa en una competencia con su hermana.

Ambas niñas vivían en una zona residencial en el pueblo de Banff, Canadá. Su padre era dueño de los establos de la zona, los turistas venían frecuentemente a pasear por el pueblo y sus alrededores a caballo, así que casi todos los habitantes les conocían de toda la vida, era un pueblo muy encantador y ambas niñas disfrutaban viviendo allí.

— ¡Estoy en el estanque! —Dijo Alyssa fuertemente para que la lenta de su hermana la encontrara. La rubia iba pateando algunas rocas pero se detuvo al ver a una niña admirando sus patos.

—Hola. ¿Quién eres tú? —Dijo la rubia frunciendo el ceño. La niña giró a verla algo asustada y Alyssa pudo admirar su cabello negro y su piel algo pálida.

—Hola. —Contestó la niña algo tímida. Levantó la cabeza y se encontró con los ojos grises de la rubia que la miraba.

Ali ¿qué haces? —Celia hacía acto de presencia en el estanque y también se sorprendió al ver a la niña nueva.

—Soy Alyssa y ella es mi hermana Celia. ¿Cuál es tu nombre? —Preguntó después de señalar a su melliza quien hizo un asentimiento de cabeza como saludo.

—Ana Campbell. —Contestó mirando el estanque de patos que antes estaba admirando.

— ¿De dónde eres? —Preguntó Celia con interés.

—Florida.

— ¡Ouh! No eres de Canadá. —Dijo Alyssa y la niña frente a ella la miró con lágrimas en sus ojos.

—Papá fue transferido aquí. —Su voz se quebró mientras hablaba y ambas mellizas miraron algo incómodas como la niña empezaba a llorar. — ¡Quiero ir a casa!

—Oye... Te acostumbrarás, aquí no es tan malo. —Celia intentó consolarla sin saber muy bien que decir, miró a su hermana en busca de ayuda pero esta solo se encogió de hombros.

— ¡No lo entiendes! —Volvió a gritar la pelinegra sin dejar de llorar, Alyssa pasó una mano por su cabello sin saber qué hacer.

—Hey tranquila... Todo estará bien. —Alyssa se acercó a la niña pero esta retrocedió aun llorando. Alyssa estaba tan empeñada en calmarla que no se fijó donde colocó su pie y tropezó llevándose por delante a Ana, su caída la recibió el estanque de patos.

Celia miró con horror como ambas cayeron al estanque y rápidamente se acercó a ayudarlas, su hermana limpiaba sus ojos mientras Ana quitaba el cabello mojado de sus ojos.

— ¡¿Lo hiciste a propósito?! —Ana miraba con indignación a la rubia quien aún quitaba rastros de agua de su rostro.

— ¡Claro que no! —Se defendió Alyssa. — ¡Fue un accidente!

— ¡Eres una tonta! —Ana salía del estanque furiosa y daba grandes zancadas perdiéndose de la vista de ambas niñas.

— ¿Te gustó el baño? —Celia aprovechó la oportunidad y se burló de su hermana mientras la ayudaba a salir.

—Muy graciosa. —Alyssa aceptó la ayuda y se cruzó de brazos para no sentir tanto frío. — ¿Cuál es su problema? Solo quería ayudar. —Se quejó mirando el lugar por donde Ana había desaparecido.

—Acaba de mudarse a otro país, es normal que esté así. —Intentó excusarla la castaña pero Alyssa aún tenía el orgullo herido.

— ¡Pero fue un accidente y me dijo tonta! —La rubia le hizo un puchero a su melliza y Celia solo rio.

—Pues tonta si eres, te tropiezas con el aire. —Dijo divertida pero al ver nuevamente el puchero de su hermana decidió dejar de burlarse, al menos por ahora. —Deja de llorar y vamos a que te cambies. —Mientras Celia empezaba a caminar escuchó a sus espaldas el jadeo de su hermana.

— ¡Mamá va a matarme! —Exclamó siguiendo a su hermana.

Al día siguiente de aquel incidente, Ana seguía pensando que Alyssa la había tirado al estanque a propósito, así que con ayuda de su vecina, Aine, tomaron venganza arrojándole algunos huevos a la niña que tranquilamente jugaba con su patineta. A partir de ese día, ambas niñas desarrollaron una especie de rivalidad que las acompañaría hasta su último año de instituto.

Portada hecha por @EditorialLatina en W*****d.

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