Capítulo 2: ¡Mamá, me darán una beca!
Alyssa tenía un don para la fotografía, al menos eso decían todos sus familiares, desde pequeña siempre tuvo el ojo para captar cualquier cosa y hacerla ver maravillosa. Así como su hermana Celia tenía el don de m****r a todos nada más levantando su ceja, Alyssa tenía el talento necesario para ser una gran fotógrafa. Es por eso que tres días a la semana, Alyssa tenía la posibilidad de ir al club de arte y fotografía, se supone que en ese tiempo debería estar en sus clases de matemáticas, pero afortunadamente la rubia era lo bastante buena en esa materia como para que el consejo directivo le diera una posibilidad de estar en el club y al mismo tiempo ser la capitana del equipo de Lacrosse. Lo único que debía hacer era presentar mensualmente un examen y tener sus apuntes al día, no era problema para una mente privilegiada de las matemáticas.
Pero este día, Alyssa había salido de su clase de filosofía (con un permiso, obviamente) y se dirigía al salón del señor Mitchell, quién había pedido su presencia en el salón del club de fotografía. El señor Mitchell enseñaba en el instituto desde hace 10 años, siempre vestía un traje de tres piezas sin corbata y el poco cabello que le quedaba era de color castaño.
—Buenas tardes, señorita Spencer. —Dijo el maestro Mitchell en cuanto Alyssa tocó la puerta.
—Buenas tardes, maestro. —Contestó Alyssa esperando las indicaciones de su profesor.
—Me apetecía hablar con usted sobre algo importante. —Dijo el señor mientras subía el puente de sus lentes y le indicaba a la rubia que se acercara. Alyssa hizo lo pedido
—Lo escucho. —Contestó dándole toda su atención.
—La Universidad de Ryerson abrió un programa para los clubes de fotografía en los institutos públicos de Canadá. Son cursos certificados, las clases serían durante la hora del club y al usted ser de mis mejores alumnas, he decidido recomendarla para tomar el curso. Se hará una evaluación a nivel nacional y si todo sale como está planeado, usted podría ser de las 5 seleccionadas para recibir una beca completa en cuanto se gradúe y profesionalizar su curso. —Explicó con tranquilidad mientras sacaba de su bolso una cámara Polaroid Optics y se la entregaba. —Esta cámara es una donación de la Universidad, por favor cuídela.
Alyssa aún estaba procesando toda la información que acaba de recibir y mientras acariciaba la cámara que le era entregada, su mandíbula casi tocaba el suelo como en la caricaturas.
—Yo... Wou... —La rubia se quedó sin palabras pero poco a poco una sonrisa aparecía en su rostro.
—Espero no nos decepcione señorita Spencer. Aproveche esta oportunidad que será muy útil para su futuro. —El maestro interrumpió el silencio, su rostro estaba serio pero sus ojos mostraban un brillo de orgullo que Alyssa agradeció con una sonrisa.
—No lo decepcionaré señor Mitchell, confíe en mí. —Contestó escuchando el timbre de inicio de clases y los alumnos empezaron a entrar al salón.
—Vaya a clase, Spencer. —Con esto último, el maestro dio por terminada la pequeña reunión y Alyssa se dirigió a su clase de biología que, para su mala suerte, compartía con Ana Campbell y su amiga inseparable que no había visto hasta hoy. Aine Ross.
Aine Ross era la gran rival de Celia Spencer, ambas pertenecían al consejo estudiantil y rivalizaban siempre en cuanto a promedio. La castaña era la mejor amiga de Ana y co-capitana de las porristas del instituto. Alyssa casi nunca tenía problemas con ella porque no se metía en las discusiones que cavernícola uno y cavernícola dos provocaban. Aun así, Celia y Aine no soportaban estar en la misma habitación juntas.
Alyssa guardó su cámara en su bolso y fue hasta su asiento habitual, lastimosamente esta clase no la compartía con ninguno de sus compañeros. El maestro de biología entró, Alyssa le entregó unos libros que le había prestado el año anterior y volvió a su asiento, pero antes, como su asiento estaba al lado de Ana y adelante de Aine, tuvo que soportar escucharlas.
—Vaya, vaya. ¿Qué hará Spencer por los maestros para que le presten sus preciados libros? —Comentó Ana mirando con burla a la rubia. Alyssa le regaló una sonrisa socarrona
— ¿Te gustaría saberlo? —Alyssa le guiñó un ojo sonriendo aún más al ver como se transformaba la sonrisa de la pelinegra y en su lugar, una mueca aparecía.
—Ya quisieras, Spencer. Tus ligues solo son ancianos decrépitos. —Ana le regaló una sonrisa triunfante y Alyssa tuvo que reprimir una carcajada.
—Al menos mis ligues aportan algo a la sociedad, no como tu novio pito corto. —Devolvió lanzándole un beso con burla.
— ¿Quién te dice que es pito corto? —Ana volvió a hablar después de unos minutos.
—Tengo fuentes muy confiables. —Alyssa decidió seguir ignorando los insultos que Ana le dirigía y prestó atención a su clase. Ana siguió dirigiéndole malas miradas a su enemiga y la rubia fingió que no las notaba, pero aun así, una pequeña sonrisa se escapaba de sus labios de vez en cuando.
—Señorita Campbell. —El maestro llamó la atención de la pelinegra. — ¿Podría dejar de mirar a la señorita Spencer y prestar atención a mi clase? —Todo la clase giró a verla incluida Alyssa quien no perdió la oportunidad de burlarse.
—No me acoses tanto, Campbell. —Alyssa fingió molestia pero una sonrisa se escapó de sus labios al ver cómo las pálidas mejillas de la chica se teñían de rojo.
(...)
— ¿Para qué quería verte el maestro de arte, Spencer? —Preguntó Cameron con curiosidad. Las clases habían terminado y se dirigía a la salida del instituto.
— ¡Uh sí! Explícale a doña perfecta porque te fuiste de clase o te crucifica. —Harper señaló a Celia quien le sacó la lengua.
—Bueno, el maestro me dio la oportunidad de tomar un curso certificado de fotografía con la universidad Ryerson y si todo sale bien, tal vez puedan darme una beca completa. —Dijo con entusiasmo y Celia se adelantó unos pasos para mirarla de frente.
— ¡Eso es maravilloso, Ali! —Celia saltó a los brazos de su hermana y le dio un enorme abrazo.
—Que orgulloso me siento, mi pequeña. —Cameron habló como un padre de 70 años y abrazó también a su mejor amiga. Harper también la abrazó y la llenó de besos por todo el rostro. Más tarde, Alexia y Danna se les unieron y también felicitaron a la rubia quien muy emocionada también les contó la gran noticia.
— ¿A dónde vamos? —Preguntó Danna mientras caminaban hasta el estacionamiento. Connor apareció con su grupito e interrumpió la respuesta que Cameron iba a darle.
—Aww que lindo. El grupito de perdedores adoptó a las nuevas. —Connor se acercó con burla hacia ellos mientras su grupo se reía.
—Ya llegó la plebe. —Dijo Harper haciendo que a Alexia se tragara una carcajada.
— ¿Qué no te cansas de humillarte, Mojón? —Habló Celia irritada de tan solo verle la cara de imbécil a ese pedazo de tamal.
—Este año no voy a soportarte ni una, Spencer, ni a ti, ni a tú grupito de perdedores. —Connor señaló al resto con desprecio, pero antes de que una respuesta ingeniosa saliera de parte de Alyssa. El entrenador hizo una mágica aparición.
— ¡Mi dúo estrella! —Saludó el entrenador con entusiasmo mirando hacia Alyssa y Celia. —Este año vamos a conquistar la temporada ¿no es así?
—Por supuesto, entrenador. —Contestó Celia mirando por encima del hombro a Connor. —Vamos por el tercer campeonato.
—Las veo en los entrenamientos la próxima semana. —El entrenador miró a Cameron y también le sonrió. —Pondremos en práctica tu sugerencia para el juego, Pierce. —Se despidió y cuando dio la vuelta se dio cuenta de que el grupo de Mahone seguía ahí.
— ¡Ah! Mahone. Cameron tiene unas jugadas asombrosas, tendrás que compartir capitanía con él. —El entrenador le dio unos golpecitos en la espalda y se fue.
Los 6 chicos soltaron una carcajada cuando la sonrisa burlona de Connor se transformó en una mueca de irritación. Las risas seguían y seguían y Connor solamente pensaba en darle un golpe a cada uno. Ana y Aine aparecieron haciéndose al lado del grupo de Connor sin entender el motivo de tantas risas.
— ¿Y nosotros somos los perdedores? —Alyssa avivó la llama aun riéndose en la cara del moreno.
—Ya paren chicos, lo haremos llorar. —Pidió Harper con compasión, pero al segundo ya estaba burlándose de nuevo.
—Hasta mañana, súper estrella. —Celia agitó la mano despidiéndose pero Alyssa quería irritar aún más al chico.
— ¡Ah sí! —Dijo la rubia como si se hubiera olvidado de compartir la cura del cáncer. Su mirada gris se posó en Ana. —Dile a tu novia que mientras esté contigo no mire a otras como una acosadora. —Alyssa les lanzó un beso a la pareja y se fue escuchando como empezaba una discusión.
— ¿Tienen auto, chicas? —Preguntó Cameron a las dos chicas nuevas y Alexia asintió.
—Yo tengo. —Se encogió de hombros acomodando su bolso.
— ¡Oh sí! Auto nuevo. —Celebró Harper entrelazando su brazo con el de Alexia y dejando que la guiara a su auto.
— ¡Oye! ¿A dónde vas? —Preguntó Celia al ver como su amiga se iba emocionada.
—El auto de Cameron huele a testosterona y el de Celia solo huele a regaños y estudio. —Harper hizo una mueca y después miró a Alyssa con un puchero. — ¡Extraño tu auto! Era el más divertido.
— ¡Hey! No es mi culpa que algunas piezas no hayan llegado. —Se excusó Alyssa haciendo un puchero también. Ella extrañaba su auto al igual que Harper.
—Bueno, vamos a comer pizza, llevo tres meses anhelando un trozo. —Celia sacó la llave de su auto y fue a abrir la puerta.
— ¡Danna! Ven conmigo, no quiero ir solito. —Cameron tomó la mano de la castaña y se la llevó a su auto.
— ¡Respira por la boca! —Gritó Harper yéndose con Alexia a su auto.
La única pizzería que existía en el pueblo estaba a cargo de dos hermanas, Rosa y Gloria, ambas mujeres preparaban la mejor pizza que las mellizas habían probado nunca. La pizzería era pequeña, las sillas eran de color rojo con blanco y las mesas eran de color blanco, había una barra con diferentes batidos y una segunda puerta separaba la cocina de las mesas.
—Miren quienes volvieron. —Una mujer con algunas canas y piel morena recibió a los chicos con un abrazo para cada a uno. —Y me trajeron nuevas clientas. ¿Cómo se llaman, mis niñas?
—Soy Danna y ella es Alexia, un placer. —Rosa les dio un abrazo a cada una e invitó a los chicos para que pasaran.
—Este lugar está más genial que de costumbre. ¿Redecoraste? —Comentó Alyssa observando el lugar.
—Gloria compró muchas cosas por internet en el verano. —Rosa giró los ojos haciendo reír a los chicos. — ¿Qué desean hoy, mis niñas... Y Cameron? —Dijo divertida y los demás rieron.
—Estas chicas necesitan algo que las haga querer volver muy pronto. —Cameron le guiñó un ojo a la mujer quien rio divertida.
—Yo me encargo de eso. —Rosa devolvió el guiño con complicidad y fue directo a la cocina.
—Las malteadas de aquí son lo mejor que probarán. —Aseguró Celia sacando un poco de sal y colocándolo en su mano.
20 minutos después, una deliciosa pizza salía de la cocina acompañada de unas malteadas que les fueron entregadas a los chicos. Gloria los saludó y les entregó un cuchillo esperando con entusiasmo.
— ¿Qué se supone que es esto? —Preguntó una Alexia divertida ante la emoción de los demás.
— ¡Es la tradición! Deben cortar la pizza para ser oficialmente del grupo. —Contestó Celia, ansiosa por comer pizza.
—Hagan los honores. —Dijo Harper pasándoles el cuchillo a ambas chicas con una sonrisa.
— ¡CÓRTENLA, CÓRTENLA, CÓRTENLA! —Coreaban todos en la mesa y después aplaudieron cuando los trozos de pizza fueron cortados.
— ¡Bienvenidos al grupo! —Dijo Alyssa entusiasmada envolviéndolos a todos en un gran abrazo.
Capítulo 3: Entrenamiento. Una semana después de que las clasesiniciaran, la emoción de Alyssa creció conforme se acercaba el momento de volver al campo de Lacrosse. Volver a acostumbrarse al ritmo de las clases no le estaba costando tanto a la rubia, se entusiasmaba cada vez que tenía clases pero sinceramente aún no sabía a qué se debía ese amor por estudiar. Pero ahora, solamente podía concentrarse en ir a su primer entrenamiento del año. Su hermana y sus otros tres amigos aparecieron para ver el entrenamiento de las animadoras, obviamente apoyaban a su amiga Harper quien estaba a punto de saltarle en la yugular a Ana Campbell. — ¡No y no! —Ana pasó una mano por su rostro con frustración. — ¡Así no es la rutina! ¡De nuevo! —Alyssa veía con diversión como la animadora estaba al borde del colapso. Las demás animadoras ya demostraban un rostro cansado y deseaban que los próximos 10 minutos que quedaban de entrenamiento pas
Capítulo 4: Declaración de Guerra. Alyssa salió de los vestidores como un rayo, estaba enojada e indignada por esa pequeña broma tan ridícula que la habría obligado a hacer quien sabe que para no pasearse desnuda por el instituto. Detestaba a Ana Campbell con toda su alma y su venganza ya estaba planeándose en su cabeza, quería hacerle algo mucho peor a esa bruja. — ¿Por qué tardaste tanto? —Preguntó Celia al ver a su hermana con otra ropa diferente a la que llevaba esa mañana. — ¿Qué le pasó a tu ropa? —Ana Campbell le pasó. —Contestó con los puños apretados. — ¿Ya empezaron con sus bromas otra vez? —Celia suspiró negando con su cabeza. —No te metas en problemas,Ali. —Lo siento, hermanita, pero ella inició y no me quedaré de brazos cruzados. —Aseguró la rubia empezando a caminar al lado de su hermana. Celia asintió, sabía que por más que le pidiera que no hiciera nada, su hermana tendría su venganza. —S
Capítulo 5: Que empiece el juego.—No, Cameron, no puedo depilarte las piernas en filosofía, ¡Celia me mata! —Alyssa colocaba su celular entre su hombro y su oreja mientras intentaba abrir su casillero. — ¿Crees que a Celia le importa llevarme a la dirección?— ¡Alyssaaaaa! —Harper llegó emocionada hasta ella y la rubia le hizo una seña con el dedo para que esperara.—Cam, espera que mi casillero no a... — ¡Pum! Una explosión de pintura verde manchó todo el cuerpo de Alyssa quien dejó caer su celular de la impresión. Se quedó quieta en su lugar totalmente sorprendida, pero un grito de frustración de parte de Harper la hizo reaccionar. Giró para ver a su amiga quien recibió gran parte de la pintura, pero no tanto como Alyssa.— ¡Mi blusa nueva! —La anim
Capítulo 6: Un caballo indignado. El fin de semana había llegado igual que el eterno aburrimiento de Alyssa, tenía una sensación de extrañar a alguien y eso la hacía sentir rara, el instituto era el único lugar donde quería estar en este momento. La rubia suspiró y miró el reloj que estaba en su mesita de noche, tan aproximadamente las 7:30 de la mañana y los ojos grises de la rubia ya estaban abiertos mirando hacia el techo de su habitación desde hace media hora.La ojigris decidió levantarse, darse una ducha con agua fría y quitarse sus imperfecciones frente al espejo por quince minutos más. Hizo muecas, sacó sus puntos negros, peinó sus cejas, se quitó y se volvió a colocar los piercings en sus orejas y consideró la idea de cortarse el cabello o dejarlo largo. Después de sus meditaciones en el baño, se vistió con ropa cómoda, pantalón negro y una blusa manga larga verde oscura, desenredó su cabello y se hizo una coleta alta. Alys
Capítulo 7: Un partido con salchichas voladoras.Todo el instituto se encontraba emocionado ese día ya que la temporada de Lacrosse empezaba con el equipo masculino y eso enloquecía a todos los estudiantes. Alyssa quitaba de su casillero uno de los tantos carteles que había apoyando al equipo y se dispuso a limpiarlo para guardar sus libros nuevos, gracias al idiota de Connor quien le había dañado los otros con su bromita se le había ido una buena parte de sus ahorros.La rubia estaba muy concentrada limpiando pero levantó la mirada en cuanto escuchó la voz de Aine y Ana a un lado suyo, se giró y tragó saliva ante lo que vio. Ana vestía el uniforme de las animadoras, sus largas y bronceadas piernas estaban deleitando la vista de Alyssa, su cabello estaba recogido en una coleta alta dejando sus perfectas facciones al descubierto y su rostro ten&
Capítulo 8: Un mapache roba cámaras.El entrenador tenía un raro método para pruebas de ingreso al equipo de Lacrosse o las animadoras. Lo hacía siempre después del primer juego de la temporada para que los futuros aspirantes ya tuvieran una idea de cómo es todo. Así que allí estaban, en la oficina del entrenador el capitán de Lacrosse masculino, capitana del femenino y capitana de las animadoras peleando para saber quién tenía el campo primero.—Mis chicas son el corazón de los juegos y necesito escoger a las mejores. —Ana dio su opinión y Connor bufó.—Bebé. —Dijo y Alyssa hizo una mueca. —Sin juego no hay animadoras. Mi equipo acaba de empezar la temporada y necesitamos sangre nueva, fue una suerte que los del último año pudieran venir para el primer juego, ahor
Capítulo 9: Pastillas anti estreñimiento. Alyssa se sentó en la cama de golpe algo asustada, miró a un lado de su cama y abrió los ojos con sorpresa cuando vio la hora en su celular. Saltó de la cama; entró al baño, hizo sus necesidades más apurada de lo que debería y se dio una pequeña ducha, agarró unos jeans, suéter y tenis blancos y salió rápidamente de su casa. Maldijo a su hermana Celia por haberla abandonado y aprovechó sus piernas de deportista para correr hasta el instituto. En esos momentos deseaba tener su auto ya reparado, pero no, tenía que descomponerse en el verano. Corrió hasta su casillero, tomó su cuaderno y libro de biología y corrió directo a su clase. El maestro ya estaba repasando el tema de la clase anterior y Alyssa tragó saliva cuando la mirada de todos sus compañeros estaba sobre ella. —Buenasnoches, señorita Spencer. ¿Tuvo inconvenientes para venir? —Preguntó el profesor
Capítulo 10: La salvadora. Alyssa salía de la oficina del entrenador junto a su hermana y una hoja de papel en sus manos. Todas las chicas que se encontraban en los vestidores las miraban expectativas y con un suspiro, la rubia pegó en el tablero de anuncios la hoja con los nombres de las nuevas jugadoras del equipo femenino de Lacrosse.Nada más pegar el anuncio, una turba de mujeres emocionadas se le lanzaron encima y Alyssa tuvo que dar unos cuantos empujones para salir viva de ahí. — ¿Todo en orden? —Preguntó Celia burlona al ver a su hermana algo agitada. Danna a su lado también reía. —Casi muero,Lia.—Exclamó la rubia abrazándose a su hermana. Celia rodó los ojos ante el drama de su hermana y después de unos minutos, Alexia se lanzaba a abrazarlas. — ¡Entreeee! —Dijo con emoción dando saltitos. — ¡SIIII! —Se escuchó a Harper quien entraba al vestidor con las animadoras y corría rápidamente hacia la