Capitulo 3

El pelo de Nikolas le hizo cosquillas , su suavidad era como la de un pelaje exótico. La nieve y el frío quedaron olvidados cuando sus brazos  enredaron a su alrededor para atraerla más cerca de el. Las caderas de  ambos se pegaron como queriendo iniciar el baile mas viejo de todos los tiempos. Él gruñó dentro de su boca, un sonido animal de  necesidad.  Apartándose de ella, miró profundamente dentro de sus ojos aquella quietud repentina que poseía se abatió sobre él. Pasaron algunos minutos mientras jadeaban sobre la cara del otro.. 

— Te deseo —Su voz fue un sonido gutural.

— Yo...yo también te deseo —Admitió ella.

— Entonces, te tomaré.

Sus ojos resplandecieron con las palabras, se puso rápidamente en pie 

con ella asegurada  en sus brazos. Él era muy, muy fuerte. Ella era  como peso pluma entre sus fuertes brazos. Su corazón se aceleró  con excitación. Veloz y seguro la llevó hasta la puerta de su casa de madera,  abriendo la puerta con el pie, sin parar hasta que  llegaron a la cama. Con  tierno cuidado la dejó sobre sus pies delante de ésta. 

— Deberíamos quitarnos estas ropas mojadas. —Susurró él, luchando por 

controlar su urgencia de rugir su triunfo a la noche de que pronto seria completamente de el. 

Annett  se apuro a quitar de su cuerpo el pesado abrigo, los guantes y las botas, dejo escapar una pequeña risa, sus manos . Sus dedos se  movieron para desabotonar su camisa que horas antes el hombre le habia dado, pero de pronto las manos  de Nikolas la detuvieron. Elevó los ojos para encontrarse con los suyos, que brillaban con una intensidad abrazadora haciendo que latemperatura de su cuerpo se elebara a grados insospechados.

— Deja —dijo, mientras comenzaba a soltar boton por boton mientras le depositaba pequeños besos en sus hombros— permiteme este placer .

— Sí —suspiró ella.

 Poco a poco las prendas fueron desapareciendo de su cuerpo, sus manos tan tiernas y gentiles que apenas podía sentir su toque, respetuosamente acarició cada trozo de  piel que quedaba al descubierto. Sus halagadoras caricias jugando sobre su piel  mientras podia ver  el deseo hambriento en sus ojos. Cuando descubrió sus pechos, movió su boca para presionar un beso contra su pezón. La atrajo hacia él, inhaló profundamente sus instintos mantenían una lucha en su interior y su control resbaló por un desfiladero cuando cayó sobre ella . Su lengua y sus dientes lo acariciaron antes de que abriese más la boca y tomase dentro tanto de ella, se alimentó de ella con un hambre para  soltarolo con un irregular gemido de sus abiertos labios, entoces se desplazo hacia el otro pezon para repetir la esquisita tortura mientras avivaba las llamas del deseo  que la consumian.

Ella sabía dulce y él resistió la repentina urgencia de morderla para marcarla como suya. Quería que ella nunca pudiera verse en el espejo sin verlo a él también. Era algo primitivo, una tentación, un deseo contra la que tenía que luchar por miedo a ahuyentarla. Con manos inestables le desabrochó los pantalones, bajándolos con infinito cuidado por sus caderas y muslos. Las manos de ella descansaron en sus hombros para sujetarse mientras terminaba de salir de su ropa, permaneciendo ahora desnuda ante él, como la había imaginado tantas veces las  pasadas noches desde que la sustuvo en sus brazos por primera vez. Él se inclinó hacia delante y presionó un suave beso contra la suave turgencia de su estómago, incapaz de resistir el deseo de que formaran una nueva vida juntos. Ella contuvo la respiración, y él pudo oír su corazón martilleando en  su pecho. Aspirando su fragancia profundamente, elevó una de sus piernas sobre sus hombros, con cuidado para mantenerla.

 Las manos de Annett se dispersaron por su pelo y sus ojos descendieron para encontrar los de Nikolas. Sabía lo que él quería hacer, pero ningún hombre se había ofrecido a hacer por ella una cosa así, provocando que ella temblara en los fuertes brazos del hombre. . 

— Quiero saborearte. —dijo con su sexy voz. 

Jugueteó sobre ella como el roce del terciopelo negro. Interpretando sus gemidos y suspiros como un sí, él la abrió con sus dedos y la lamió. Su lengua deambuló desde su abertura hasta su clítoris donde se demoró para presionarlo. La lamió repetidas veces, haciendo una pausa únicamente para  succionar la carne de sus labios. Se demoró en su clítoris con calientes besos y lametones, sus labios, sus dientes, y su lengua la estaban volviendo loca. Ella gimió y se contorsionó, pero las manos de él eran firmes y la mantuvieron contra su hambrienta boca. Húmedos sonidos llenaron la habitación, avivando el deseo de ambos, apresurándolos a él. 

Nik gimió contra ella, y las vibraciones jugaron a lo largo de ella como un terremoto. Sus paredes  vaginales se apretaron, y él pareció sentirlas. Lanzó pecaminosamente su larga lengua profundamente en su húmeda abertura y la empujó en ella como si fuese su pene. Dentro y fuera la penetró con sus dedos  desasiendola con cada embestida su  palpitante clítoris. Ella gimió mientras la sangre se apresuraba por su vagina, hinchándola aún más y llevándola muy cerca del orgasmo.

— OH, Dios —jadeó.

un poderoso orgasmo rompió sobre ella con la fuerza de una explosión. Ella se sonrojó de las mejillas hasta el pubis, su cuerpo ardiendo a punto de ebullición. Se le doblaron las rodillas, y habría caído si no fuera por su enorme fuerza que la sujetaba. Alzó la voz en un alto y entusiasta gemido. Los temblores la sacudieron por lo que le pareció una eternidad, oscureciéndosele la visión con su fuerza. El hombre sintió los temblores de su orgasmo encerrando su lengua como un apretado puño. Supo que mientras viviese nunca olvidaría su sabor. Su tacto y su olor, su mundo, su todo su mujer. 

Cuando su orgasmo disminuyó en pequeños y profundos temblores, bajó su pierna y se levantó. Permaneció quieto cerca de ella pero aun sin tocarla, sin decir nada, sólo mirándola a los ojos. Aquello la desestabilizó nunca nadie la habia tratado asi, como la cosa mas preciada que tenia. Annett podia ver los pequeños temblores que sacudian a Nikolas y el esfuerzo por abstenerse de saltar sobre ella. Una fuerte emoción de anticipación silbó a través de ella. Sus ojos ardieron en los de ella, y sus manos la tiraron con fuerza contra su duro cuerpo. 

—  Saboréate.  —gruñó y la besó. Fue un beso ardiente, de 

posesión, obsesión y reclamo.

Sin saber cómo llegó allí, se encontró repentinamente bajo él en la cama 

mientras la besaba. Las manos de ella le recorrieron libre desesperadamente, jugueteando sobre sus tensos músculos, demorándose cuando gruñía o suspiraba por una caricia en particular. Él empujó para abrir sus piernas, manteniendo sus tobillos en sus grandes manos. Annett vio su miembro, listo y esperando por ella. Por un instante sintió una fuerte sensación de excitación y sorpresa  al ver su longitud. Sería un 

encaje forzado, el estaba bien dotado. Observó como situaba contra su carne mojada y jadeó cuando comenzó a hundirse en ella. La estiró y la hizo arder, como si estuviese resbalando un hierro  de marcar dentro de ella. La llenó más completamente de lo que nunca lo habían hecho. Cuando estuvo a medias enfundado en ella paró, y ella gimió.Él tenía la mandíbula apretada, sus ojos eran más intensos que nunca antes. 

— Ahora eres mía —juró.

— No te detengas —imploró ella, sin vergüenza.— te necesito...

— Dilo —exigió él— Di que eres mía.

Pensando en los pasados días con él, supo que estaba comenzando a quererlo de verdad. ¿Pero podía prometerse a él? Sabía que si decía las palabras no habría vuelta atrás para ninguno de los dos. Jamás se entregaria completamente a este hombre.

—  Dilo —gruñó otra vez, retirándose de ella lentamente, haciéndola sentir 

privada y vacía.

— Soy...soy tuya —su voz tembló.

— Dilo otra vez.

—  Soy tuya. ¡Soy tuya!  —prometió, sintiendo como si su alma se unieran de alguna forma a la de el, las palabras pronunciadas fueron como un voto que sello sus destinos.

—  Mía  —suspiró él, obsequiándola con un dulce beso antes de empujar 

por completo dentro de ella.

Ambos gimieron ante la exquisita sensación. Incapaces de esperar más, comenzaron a mecerse el uno contra el otro. Annett colocó sus piernas alrededor de sus caderas, enganchando sus tobillos al final de su espalda. Él empujó dentro con mas fuerza dandole lo que ella pedia inconsientemente. Pronto ambos estuvieron sudorosos por sus esfuerzos, el embriagador perfume a sexo flotaba en la habitacion, los sonidos de la cama eran claros, los  gimiendos y jadeando, temblandos solo confirmaban la necesidad de saciarse que tenian el uno del otro. 

Un fuerte gruñido  escapo del hombre mientras clavaba agudamente los dientes en su hombro, sus dientes sujetándola bajo él a medida que empujaba aún con mas fuerza cada embestida dentro de ella. Annett se quedó sin aliento por el dolor, pero despuesde la punsada inicial del dolor este se combirtio en una pasión que subió hasta un tono febril. Llegaron juntos, el cuerpo de la mujer se corcoveando bajo él, gritando en su salvaje éxtasis. El cuerpo de Nikolas salió del tenso interior del de ella mientras echaba hacia atrás su cabeza en un tronador rugido. El cuerpo de ella le exprimió su semilla, su vagina apretando su pene como si de una boca ávida se tratara.

Nik se derrumbó sobre ella, su peso aplastándola en la cama. Le dio la bienvenida, aferrándole a ella mientras su corazón poco a poco iba tomando un ritmo normal. Antes de que  el sueño la tomara completamente oyó un aullido en la noche y al hombre murmurando las palabras— La luna está creciendo, pronto tendre que contarte todo, solo espero que me comprendas y que permanescas a mi lado.

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