Marcos Graham condujo a su hijo a la escuela, lo dejó en la entrada, se despidió y se dirigió a la empresa, necesitaba olvidar esos sueños que tuvo en la noche y parte de la madrugada, su cuerpo le pedía a gritos tener en sus brazos a su amada, era una droga la cual él no podía dejar. Solo el trabajo podía distraerlo, ya que nadie podía compararse a su esposa, al menos así pensaba él. En otra parte, después de su llegada a Italia.
El regreso fue oportuno, los tres hermanos estaban felices de poder regresar juntos, sabían que todo iba a cambiar de un momento a otro, pero no se acobardarían, estarían hay el uno para el otro, los tres eran un equipo invencible. Los niños ni que decir, su felicidad era inimaginable, lo que ellos no sabían es que dos, de los tres adultos, estaban haciendo planes para ya no regresar a Los Ángeles. Frank Soler estaba en la oficina haciendo unos últimos arreglos, la idea de traer a Rebeca a Italia con sus padres "no era nada más ni nada menos" para que se quedara es ese país, ya no quería que estuviera lejos de ellos, aunque él también estuviera con ella en los Ángeles, tenía que reconocer se sentía solo sin su familia, después de todo........... Algún día tenía que regresar.Además, quería que Rebeca fuera feliz, él sabía muy bien que su hermana del alma extrañaba todo, aunque no recordaba, ese sentimiento de que algo le faltaba siempre estaba en ella, se reflejaba en su mirada. Termi
Los sucesos que después ocurrieron, trajeron muchas consecuencias, secretos que salieron a la luz, traiciones descubiertas, así como el comienzo de un nuevo capítulo de dolor entre Rebeca Vera y Marcos Graham. Era una hermosa tarde, el sol iluminaba todo el paisaje, Rebeca estaba en la última Semana de embarazo, se sentía muy nerviosa y aprensiva, decidió salir a comprar unas últimas cosas que le hacían falta a sus hermosos gemelos. Dándole una última revisión a la habitación doble, arreglado para sus bebés, dio un cálido suspiro, se sonrió y se fue de ahí. Entró en su coche, se sentía más incómoda de lo normal, porque su enorme barriga ya no la dejaba hacer todo lo que quería, se fatigaba con facilidad.— Hola Lilian, ¿estás ocupada? — Hola Rebeca, ¿cómo estás? No, estaba saliendo de la oficina, en estos momentos, dime te puedo ayudar en algo. — Oh, si quería que nos viéramos en el centro comercial, necesito hacer unas últimas compras, para los bebes. —No hay problema, nos vemos hay
Le comento Ivanna. La cara de Janeth fue ilegible— No tendrás que verme a mí o a Edgar nunca más, termina el trabajo y facilítanos la vida, sino tu hermano lo pagaráUn suspiro salió de su boca y asintió con la cabeza. Estaba nerviosa, pero nadie lo noto, su peor miedo había sido superado, Ivanna le había pedido lo que ella rogaba que le dijeran, así podría ayudar a esa Joven con sus bebés. Ivanna y Edgar salieron de la cabaña dejando a una Janeth más tranquila. Corrió a la habitación, volvió a inyectar al bebé y a Rebeca, la segunda empezó a respirar pesado, volviendo poco a poco a la normalidad, abrió los ojos y su visión fue borrosa, quería ver a sus bebés, nunca espero encontrarse con una Janeth desesperada tratando de despertar a su hijo. — ¿Qué pasó?Una asustada Rebeca se acercó a ella, su rostro estaba pálido, con rastros de lágrimas e impotencia— ¿Qué le pasa a mí, hijo? ¿Qué tiene porque no despierta? Dijiste que no tendría complicación, ¿Qué salió mal?Empezó a llorar y g
Rebeca Vera se intentó levantar, pero su mundo estaba de cabeza, no sentía nada más que un fuerte dolor, no recordaba mucho de lo que le había pasado, pero si de su bebé, observo por toda la habitación, pero no lo encontró maldijo su suerte, siempre tenían que pasarle las peores cosas. Como pudo se levantó cogiéndose de las paredes, intento salir de la habitación, estaba demasiado débil, daba paso muy lentos, le exigía a sus piernas seguir, necesitaba ver a su hijo, era lo único que tenía en ese momento, cuando llego a la puerta, la abrió con desesperación, encontró parada a una chica muy hermosa con unos ojos ámbar y piel muy blanca. Ximena le dedico una sonrisa— Señorita, está muy débil, debería acostarse y descansar. No le contesto, solo la miro muy desconfiada, con todo lo recientemente pasado en su vida, no confiaba en nadie.— ¿Dígame donde está mi hijo?— Él está muy bien, está descansando también, sígame para que pueda verlo, pero será mejor que la ayude, comento Ximena.Ella
En el hospital Franck, sin saber que hacer con un bebé en brazos que le aseguraron que estaba en perfectas condiciones, aunque tuvieron el accidente el bebé salió totalmente ileso, más no era lo mismo con Rebeca. Estaba inconsciente, bañada en sangre, la tenían en sala de cirugía sin darle ninguna información, el golpe fue para ella directamente. Llamo a Ximena para informarle lo sucedido, ella empezó a llorar en el otro lado de la línea, pero intento calmarse y le indico a Franck que estaba saliendo para el hospital. Al llegar al hospital, Ximena se encontró con un Franck Soler, perdido en sus pensamientos, con un bebé en brazos, con ojos rojos de retener las lágrimas y sin saber que hacer, eso la destrozo. Se acercó a él, lo abrazo y sostuvo al bebé en sus brazos— ¿Cómo está, Rebeca? ¿Cuál es su condición?Franck se limitó a negar, los doctores aún no le habían dicho nada. En ese instante salió un doctor de la sala.— ¿Doctor, como está la paciente?— ¿Ustedes son sus familiares?L
El tiempo pasó muy rápido, Marcos sentía que moría por dentro cada día, habían pasado seis meses de toda esa catástrofe en sus vidas, aún se culpaba por no poder proteger a sus hijos y a su muy amada esposa, despertaba cada día con la fe de que la encontraría y porque su hijo lo necesitaba, era su fuerza. Joseph Graham, era un niño muy dulce e inquieto, su mirada era dulce y risueña, tan diferente de su padre, pero tan parecido a su madre que hacía que se enterneciera y a la vez entristeciera al recordarla.Lilian Nuquez con Luciano Ferrará, habían encontrado unas pistas que tal vez ayudarían a encontrar a su entrañable amiga, pero fue tarde, Rebeca ya se había ido al extranjero, no encontraron nada y quedaron nuevamente como al inicio, con nada en las manos, pero con la idea más feliz, su amiga estaba viva, pero por alguna razón se fue, en vez de volver con su familia, la dejarían en paz ella regresaría estaban seguros de eso y en ese momento arreglaran todo.Rebeca, por su parte, ha
Al llegar a la dichosa cafetería, Franck timbro a Rebeca para que salieran, ¡no iba a bajarse solo para sacarlos del lugar! Reb al ver la llamada de su hermano se levantó de golpe, bajo la mirada atenta del Graham, lo miro y sonrió — Un gusto haberte conocido, pero debemos irnos, ya nos vinieron a recoger, te dejo mi tarjeta Hizo una despedida con la mano y salió como alma que lleva el diablo, sabía que su lindo hermanito no se cargaba el mejor genio del mundo. Dejando a un aturdido Marcos, sentado en el café, sin poder siquiera abrir la boca, todo paso tan rápido que quedo en blanco, sin más únicamente rio un poco, su Rebeca no había cambiado nada, seguía siendo un torbellino, aunque debía averiguar ¿Qué paso? Y ¿Por qué no recuerda nada? Ni a él, ni a su hijo, pero al menos lo que él sentía era real, su familia no lo iba a creer, ¡debería tener una conversación con su hermana muy seriamente! Muy aparte de todo, ¿Dónde vivía ella con su hijo? Y más grave aún, ¿con quién? Eso lo pus
Después de ese encuentro en la cafetería, no había visto ni oído de Marcos Graham, pero su corazón estaba inquieto, opto por llamar a la única amiga que tenía, necesitaba ayuda y sabía que su familia no podía hacerlo, porque no sabía nada de sus sentimientos, a ellos siempre les decía que todo estaba bien para no preocuparlos.Su dolor de cabeza no pasaba, se encerró en la oficina, habían pasado algunos meses de su regreso y por más que insistió no dejaron que se vaya, tanto fue el lío, que hasta Elías había estado yendo a la escuela y ella ni por enterada, pero estaba feliz así su hijo no se sentía solo y su hermano podría seguir adelante, sin el dolor del pasado.Suspiro aliviada, estar en Italia no solamente la hacía sentir bien, estaba recordando pedazos de su vida, pero siempre era imposible ver la cara de su esposo, ahora sabia que era casada, había recordado eso únicamente que no sabía con quién, sin embargo, ¿esa voz? Podía reconocerla en cualquier parte, tenía miedo de saber