•Rosse Stone.

Recostada en la puerta cierro los ojos y pienso en lo tan cerca que estuvimos de darnos un beso, siento mis mejillas arder y sonrío.

—Ahg, ¡Puto auto, puto claxon que nos interrumpió!—exclamo.

—¡Rosse, que son esas groserías!—me regaña mi abuela, lo que hace que abra los ojos de golpes.

—Lo siento, nona... Es que... Ahg... Olvidalo, me voy a mi habitación.

—Espera, espera...—Nona se acerca—¿Que tal tu cita? ¿Eh?¿Eh?¿Eh?—dice dándome un leve golpe con su codo.

Me río un poco—Pues... No estuvo nada mal—digo pasando a un lado de ella.

—¿Y no se besaron?

Me detengo en seco y me volteo, Nona tiene una mirada muy pícara—Noo, no lo hicimos, solo fue una salida de A-mi-gos.

Nona bufa—Ay aggjjaam.

Volteo los ojos y entro a mi habitación, tomó un largo baño para lavar mi cabello y mis dientes, al salir busco mi ropa interior y mi sudadera de unicornio y luego mis vaqueros rasgados en la rodilla.

Me coloco los auri