Al día siguiente me levanté con el tiempo justo de comer, arreglarme e ir a trabajar, aún me sentía demasiado confundida por lo que había deseado que él me hiciese. Por haber pensado en la sola posibilidad de acostarme con él.
Aquella tarde, trabajaba con calma, en mi escritorio, tenía mucha información que mandar a recursos humanos, sobre el error que habían cometido, y no paré en toda la tarde.
Me levanté con desgana y entré en el despacho, con muy pocas ganas de enfrentarme a él. Mi jefe estaba esperándome, de pie, frente a la puerta.
No dejé de bailar en toda la noche, intentando ignorar aquella preocupación que pasaba por mi mente, sobre él, su prometida y yo. No quería encontrarme en aquella situación, en aquel extraño trío.Salí del taxi y me despedí de los chicos, admirando como estos se despedían de mí con voz borrachina. Cerré la puerta y miré hacia ellos, despidiéndolos con la mano, mientras el taxi se alejaba.Caminé hacia casa con dificultad, estaba bastante borracha. Saqué las llaves de casa, abrí la puerta y entré en el portal.Esperé largo y tendido a que llegase el ascensor, que se encontraba en la última planta, y largo y tendido a que me llevase a mi planta.Entré en casa, dejé los tacones y el abrigo sobre el sillón del salón, caminé hacia mi habitaci&oacu
Bajaba en el ascensor, bastante alterada por lo que había pasado en su despacho. Aquello se estaba descontrolando demasiado, si las cosas seguían así terminaría fallando a mis principios, y me acostaría con él. Eso no era correcto, no podía involucrarme con un hombre a punto de casarse. Pero no podía dejar de pensar en él, en sus manos aferrándose a mis nalgas. --- Aquella noche fue mucho más intensa que las anteriores, pues cuando me toqué, justo después de darme una ducha, no podía dejar de recordar en aquel beso, en sus gemidos sobre mi boca, imaginar que aún estaba allí en aquel despacho, junto a él, y que era tomada en sus brazos mientras él me acariciaba despacio, y me hacía morir de placer en sus brazos, me hacía estremecer con cada caricia, con cada beso, con cada… Me enervé de la cama, de un salto, dejando de darme placer, dándome cuenta de que aquello se estaba descontrolando, no podía dejar que aquello continuase por aquel ca
CAPÍTULO 19 Pasé el resto del día en casa, de relax, viendo la tele con mi madre, y al final de la tarde, a eso de las nueve, Isaac me avisó de que saldríamos a tomar unas copas. Así que tras prometerle a mi madre que volvería a casa pronto, preparar la cena, cenar, ducharme y prepararme… que tengo que admitir que estaba preciosa aquella noche. Con aquel vestido que me había comprado en Phoenix, me encantaba aquel vestido. Isaac estaba fuera de mi casa, esperándome en su moto, así que me monté con cuidado, pues no quería estropear el vestido y me agarré a él. Cuando llegamos al bar, mis cabellos estaban un poco despeinados, pero aun así no me quedaba mal aquel look roquero. Beca nos estaba esperando en una de las mesas. Me senté y agradecí que la música no estuviese muy alta, así pude poner al día a mis compañeros sobre que me quedaba como secretaria del señor Duarte. Eran muchas horas, y sinceramente, cobraba más o me
Cuando desperté al día siguiente me sentía echa una mierda, y agradecí muchísimo que fuese mi día libre, pues no tenía fuerzas de enfrentarme al trabajo después de lo que había pasado entre nosotros la noche anterior.¿por qué no podía ser como esas mujeres a las que le importaba una mierda romper una relación? ¿por qué no podía aferrarme a él y ser feliz? No podía, no dejaba de pensar en su novia, en Amara, en lo mucho que se querían, pues pronto se casarían, y uno no se casa con cualquiera.Siempre he pensado que el matrimonio es algo tan importante para una pareja que se ama, que se respeta, que están preparados para dar un paso más, que saben que no podrán vivir el uno sin el otro, y la culminación de una relación es el matrimonio y formar una familia juntos.Creo que mi f
Cuando llegué a la oficina, después del fin de semana, él ya estaba allí, pero ni siquiera entré a saludarle como solía hacer cada tarde. Me preparé para recoger mis cosas y en cuanto llegó la nueva secretaria me dispuse a enseñarle todo lo que sabía, pues quería que fuese tan eficaz como lo era yo. Sobre todo, tienes que recordar que él odia ser molestado en las reuniones, si quieres preguntarle algo llámale a su línea – le indicaba mientras señalaba su extensión en el teléfono – y si tienes alguna duda siempre puedes llamarme a mí, estaré en la extensión 9. Muchas gracias por la oportunidad – aseguraba la chica rubia, era demasiado joven, y no tenía experiencia, pero me había asegurado que había hecho las prácticas en una revista y que sabía bastante sobre aquel tema de la publicidad. Siempre debes llamarle por su apellido – le aconsejaba – odia que le llamen por su nombre, no cambies la formalidad a no ser que él lo haga.
Llamé a mi madre desde la oficina y le dije que no me esperase para cenar, que cenaría fuera e iría a celebrar con los chicos, pero lo cierto era que sabía que si la veía me echaría a llorar como una magdalena y me pondría a llorar en su regazo, como solía hacer cada vez que uno de mis novios me abandonaba por otra.Colgué el teléfono, agarré mi chaqueta y mi bolso, dispuesta a marcharme, pues él aún estaba reunido con su futura esposa y no me parecía adecuado molestarle, ni siquiera quería imaginar que era lo que hacían allí metidos tanto tiempo.Caminé hacia el ascensor y me metí en él, sintiendo como me rugían las tripas, aquel día tenía demasiada hambre, pues apenas me había dado tiempo a almorzar por el exceso de trabajo, tuve que hacer mi trabajo y también ponerme al día
CAPÍTULO 23Acabábamos de llegar a su casa, estaba de pie frente a él, muy nerviosa, sin saber muy bien que era lo que él quería de mí, aún me sentía algo confusa y …Desnúdate – ordenó, mientras se sentaba sobre el sofá, aún con el platico, sin abrir – quiero ver lo que tienes debajo.¿no deberíamos ir a tu cuarto o algo? – pregunté con calma, intentando parecerlo, en realidad, porque estaba muerta de miedo.Aquí no vive nadie – aseguró.Me quité la camisa, que estaba medio rota, pues él ya había hecho saltar los botones, con anterioridad, al mismo tiempo que sentía su mirada sobre mí. Bajé los pantalones, despacio, observando como el me devoraba con su mirada.Se levantó y se detuvo frente a mí, acarici&
Llevaba más de dos años trabajando en la gran empresa de publicidad de los hermanos Duarte, mi labor era en el departamento de marketing, era la secretaria del jefe del departamento, y lo cierto es que me iba bastante bien, estaba bastante feliz en aquel lugar, tenía amigos y me llevaba súper bien con mi jefe, que tenía dos niñas y una mujer preciosa.Mi vida era bastante triste en cuanto a lo sentimental se refiere, aún vivía con mi madre, no por gusto, sino porque después de morir mi padre, mi madre se quedó tan sola y desubicada que me parecía una burrada dejarla sola o internarla en un lugar para ancianos. No, ella estaba mucho mejor conmigo, y eso sin contar que mi padre apenas le había dejado una buena pensión con la que sobrevivir.No tenía novios, ni nada que se le pareciese. Lo cierto era que estaba un poco harta de los hombres, aún no hab&iac