—¿Y bien? ¿Vas a disculparte?Su pregunta, su voz borracha, vino acompañada por una mirada alcoholizada de enfado. Aún con la mano en mi pecho, tratando de recuperar el aliento, le devolví la mirada. Él quería que me disculpará acostandome con él, teniendo relaciones, pero yo no quería. ¿Podría dormir con mi amigo bajo esas condiciones?—Lo haré... —le respondí.Cris entonces esbozó una sonrisa lasciva y bajó la guardia.—Bien, vayamos a mi habitación. No quiero despertar a Emily.Se dio la vuelta, pero mantuvo un ojo en mí. No me quedó más que seguirlo. En su cuarto, lleno de botellas de cerveza vacías, se volvió hacía mí y se sacó la camiseta. Me mostró un abdomen tonificado y se aproximó a mí para acariciarme el rostro, antes de volver a besarme. Lo besé tambien, notado cómo sus manos frías se colaban bajo mi blusa y acariciaban mi piel.Me tensé por dentro, pero hice lo posible por no demostrarlo.—Cris... —murmuré su nombre—... tú eres quién me gusta.Ebrio, sonrió en mi boca. Su
—¿Hablar con Cris? ¿Qué quieres decir?Me arrodillé en el mullido colchón, para estar a su misma altura y nivelar nuestras miradas. La mía estaba cargada de angustía y la suya, de helada determinación. —Lo iré a buscar, Sue y...—¿Y qué haras? ¿Lo matarás? Torció el gesto.—No te lastimó, así que su vida no peligrará.Mi voz, que quería elevar lo más alto posible, se convirtió en su siseo.—¿Buscas tranquilizarme con eso? ¿Acaso solo lo golpearas hasta dejarlo al borde de la muerte?En la cuna junto a la cama, Emily se agitó, a punto de despertarme. Jonathan fue con ella y le acarició el corto cabello, calmandola y ella siguió durmiendo. Entonces él y yo volvimos a mirarnos. En sus ojos, el odio que sentía hacía Cris bullía en un fuego apenas controlado, que él deseaba liberar cuanto antes.—Sue, ¿piensas que no tengo derecho de hacerle ver sus errores? —su voz también se transformó en un siseo reprimido.No tuve palabras para objetar aquello. Y no me quedó más que entender el despr
Al principio, no supe de quién hablaba Demetri, pero pronto terminé descubriendolo por mi cuenta. Reinó una gran agitación a partir de su primera llamada esa madrugada, y a mí no me costó demasiado intuir la causa del todo el alboroto. A la casa llegarón varios hombres, Demetri se reunió con algunos otros a puerta cerrada y mantuvo multiples llamadas, hasta que, a mediodía, Jonathan apareció por la puerta.Agitado y evidentemente preocupado, en cuanto me vio paseando a Emily bajo el suave sol del día, vino a nosotras.—¿Estás bien, bonita? —su pregunta ocultaba su propia angustía.Le entregué a su hija y él la beso. Entonces tuve qué hacerle la pregunta esperada.—Cris... ¿se fue?Sus brazos se tensarón en torno a la pequeña bebé en sus brazos. Incluso su expresión se torno algo severa.—¿Ya lo sabías?Me encogí de hombros y tomé la mano que me ofrecía, para caminar juntos bajo el dosel fresco de los arboles frutales que crecían en la propiedad. Por un minuto, anduvimos en silencio, s
—Prometelo —le pedí con urgencia, sujetando su rostro con ambas manos. Ya había anochecido, nos hallabamos en la habitación, a solas. En la habitación contigua, conectada a la nuestra por una puerta, dormía Emily.Jonathan se sentó en la cama y me subió a su regazo.—Por favor... —mi voz se volvió suplicante.Mi mirada era intensa, urgente, necesitada de su respuesta. Sabía bien que podía confiar en él, que Jonathan haría lo que fuera necesario para que Emily y yo viviesemos seguras. En el pasado, odié el poder que ese hombre manejaba en sus manos, pero ahora lo creía un regalo.—Ni siquiera deberías pedirme algo así —su voz también era baja—. Yo haría lo que fuera por ti y nuestra hija. Lo que sea, Suzanne.Nos miramos, ya no solo preocupados, también influenciados por la privacidad de estar a solas. Solo él y yo.—Sabes que te amo, bonita —sus ojos descendieron, hasta caer en mi pronunciado escote—. Te amo y amo a la hija que me has dado. ¿Cómo podría no pensar en protegerlas con m
—¿Donde está samuel? —les pregunté.Jonathan se me acercó, pero yo le puse una mano y lo detuve. Volví a repetir, más insistente.—Mi hermano, ¿donde está?Jonathan volvió la vista hacía Demetri, pero este solo negó. Entonces volvió a verme, su expresión nerviosa, que buscaba en vano tranquilizarme, solo tuvo el efecto contrario.—Sue...—Llevame con mi hermano —fui tajante.Sin embargo, Jonathan continuó negándose.—Sería riesgoso que salieras de aquí...—¡Quiero verlo! —estallé alejándome de su alcance, comenzando a molestarme, a sentirme atrapada.Mi hermano estaba en algún hospital, en estado grave, ¿y no pensaba ayudarme a verlo? Samuel era mi hermano gemelo, mi unica familia por mucho tiempo, ¿acaso era tan dificil de comprender? Finalmente, al ver que no me detendría, Jonathan accedió a regañadientes a llevarme al hospital. Le pidió a Demetri acompañarnos y esa misma mañana, luego de dejar a Emily al cuidado de mi cuñada, los tres subimos a una camioneta cerrada que nos llevó a
—Vino aquí por ti, Suzanne.Sus palabras me provocarón un escalofrio helado en todo el cuerpo. Tanto Jonathan como yo nos tensamos. Luego de esa advertencia por parte de Samuel, Jonathan aumentó la seguridad dentro y fuera de casa. Se volvió más precavido, casi histerico. Tanto él como Demetri comenzarón a barrer la ciudad de extremo a extremo, tratando de hallar a los acreedores de Samuel y a Cris. Pero fue en vano, ellos no aparecierón por ningún lado. Mientras tanto, yo me concentré en cuidar de mi bebé y tratar de ser un apoyo para mi hermano.A pesar de las constantes negativas de Jonathan para que siguiera visitando a Sam en el hospital, yo no podía abandonar a mi hermano.—No deberías volver a salir, Sue, menos despues de lo que Miller nos dijo —intentó convencerme de quedarme.Sin embargo, yo negué y me alisté para ir a visitar a Samuel. No pensaba dejarlo pasar todo ese tiempo a solas, en ese hospital, sin recibir ninguna visita o el más minimo apoyo.Él era mi hermano, a pe
¿Matrimonio? En otro momento de mi vida, incluso despues de enamorarme de ese tipo, esa posibilidad era remota. Nunca deseé casarme con Jonathan Verstappen, le temía a su carácter, su descontrolado estilo de vida.No obstante, ahora acababa de aceptar. Y estaba feliz de volverme su mujer. —Gracias —Emily, mi cuñada, me acomodó el velo sobre los hombros.El matrimonio se había organizado en tiempo record. En menos de 2 semanas, Emily había enviado invitaciones, planeado la ceremonia y cada detalle de la fiesta. Yo solo había tenido el deber de elegir un vestido.—¿Por qué? —le pregunté.Ella meneó suavemente la cabeza y dio un paso atrás, para apreciar mi aspecto.—Solo... estoy agradecida de que hayas aparecido en la vida de mi hermano, y que eligieras formar parte de su vida.Un suave rubor tiñó mis mejillas, bajé la vista y observé la amplia falta del vestido blanco. En mis planes de vida, casarme nunca fue una meta, vivía para ayudar a mi hermano y trabajar. Sí vislumbré llegar al
Luego de la fuerte bofetada que Cris me dio en la mejilla, que me produjó un leve aturdimiento, él se puso al volante y a mí me mandó a la parte trasera. Salimos del estacionamiento y, bajo el sonido de la lluvia golpeando el techo del coche, sentí como tomaba un rumbo muy diferente al que me llevaba a casa.En otras circunstancias, luego de sentir el labio partido y que mi cabeza se recuperará de la bofetada, habría tratado por todos los medios de escapar de esa situación. Quizás habría gritado, pateado a Cris y tratado de abrir las puertas para arrojarme en la autopista.No obstante, no estaba sola en el asiento trasero. Había un hombre sentando que, sin perder un momento, me cubrió la boca con una mano poderosa.—No vayas a cometer la estupidez de asfixiarla —le advirtió Cris, siguiendo a los dos coches que lideraban esa caravana.El hombre soltó un bufido burlón. Era mucho mayor que yo, tal vez arriba de los 30s, piel tostada, la cabeza rapada y tenía un rostro poco amigable. Me q