Capítulo 30

Hemos dormido juntos, de manera literal, dormirnos en la misma cama sin hacer absolutamente nada raro. Ahora mismo, me sostiene de la cintura, como aquella vez, me limito a escucharlo respirar cerca de mi odio. No me muevo observándolo, no creo nunca haber dormido con una persona de esta manera, ni siquiera con Leila porque tiende a convertirse en ninja y tirarme de la cama.

Ayer no hizo o dijo nada más, se limito a hablar de cualquier cosa, o secar mi cabello, mi cuerpo, frotó mi pecho y barbilla con ungüento juzgando en silencio las marcas que me ha dejado el accidente que fue exageradamente leve. Nos llevó a la cama, acariciando mi mano, mi cuerpo y aunque la sensación no me incomodo, él no intento hacer nada más que dormir a mi lado. No hice ningún intento por llegar a él, o preguntarle porque había dejado la Toscana para venir hasta aquí.

Estoy imbecil. No debería seguir con esto.

Me muevo soltándome de su brazo pero él vuelve a sujetarme, observo su rostro pero esta dormido.
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