—¡Bien! ¡Sí, maldita sea! ¡Soy un Dios! Detengo el auto celebrando desde el interior, finalmente lo he logrado probando que soy un campeón y que ninguna pista va a interponerse entre esa copa y yo. Me he perfeccionado y superado a mi mismo, viajar hasta Imola ha sido un éxito y la mejor decisión. —Felicidades señor Kasper, ha roto su propio récord después de cinco días intentándolo. —Eres insoportable flacucho pero siendo hoy el último día que te veré la cara, voy a pasarlo de largo. —Se equivoca señor Kasper, el señor Rasey me ha designado su asistente personal ya que he logrado que este viaje sea un éxito. —casi meto un dedo en mi oído para verificar que esté trabajando bien. ¿Ha dicho que esto ha sido gracias a él? —Este récord, este impresionante tiempo ha sido gracias a mi. Devoni. No tienes ni la menor idea de lo que ha requerido mi cerebro concentrarse en ese maldito fango. —el chico palidece cuando se lo digo. Tranquilízate Kasper, solo tú tienes idea de lo que has pasa
Todo este circo que mis padres están haciendo para el cumpleaños de Gian me parece absurdo, por Dios, si es solo un niño de ocho años. No necesita este gran evento con flores, comida extravagante y alcohol. No debería de haber alcohol aquí. Es mi casa pero parece que soy uno mas de los invitados, no reconozco nada, La cabeza me está doliendo y cada cabreo extra que estoy teniendo no esta ayudando para nada. Los últimos días han sido un infierno y todo ha comenzado desde el viaje a la Toscana. Desde un inicio sabía que algo estaban tramando, solicitarnos una reunión con ellos sin posibilidad de negarnos era una evidente estrategia para decidir por ellos mismos como debemos llevar nuestra relación. Fiorella y yo no hay ninguna relación, no puede haber ninguna por motivos evidentes que es ella interesada en otra persona y yo perdidamente lidiado con un hombre. Mucho menos ahora que he podido ver un poco de esperanza en mi relación con Kasper. No estoy imaginándolo, se que muy dentro
Gian se mira al espejo como diez veces antes de darse el visto bueno, lo he peinado y puesto el traje azul marino que esta perfecto en él. Me mira con sus enormes ojos oscuros, no ha dicho nada pero se que algo está pasando por su cabeza. —¿Hay algo que quieras decir? —mueve la cabeza asintiendo. —¿Vas a decirme? —No lo sé. ¿Hay algo que tú quieras decir, tío Fausto? —remarca sus últimas palabras con un tono de voz acusador.Venga, ahora de que va este pilluelo. Muevo la cabeza negando y él resopla, se da la vuelta caminando hasta la puerta dispuesto a salir. Meto una mano en mi bolsillo sacando la cajita con su regalo de cumpleaños. Puedo entenderlo aunque trate de ocultar lo que quiere. —Gian. —el pequeño se detiene para mirarme, todo enfurruñado. —Feliz cumpleaños número ocho. Le extiendo la caja para que pueda verla, sus ojos se encienden, echándose a correr con los brazos abiertos para abrazarme . —¡No lo has olvidado! Están haciendo una fiesta para él, me lo ha repetido ci
No sé exactamente las malditas razones por las que terminé viniendo hasta la casa de Lazzarini. Todo es por Leila y sus palabras de arpia que me han tocado el hígado, ella ni siquiera tiene idea pero todo ese palabrerío de Lazzarini anunciando su boda en este evento me han arrastrado hasta aquí. Tan rápido como se fue el Kasper gay, regreso y más gay que nunca. No estoy pensando con racionalidad. Debo pasar desapercibido, beber un poco, escucharé lo que sea ese cabron diga y me largo. No va a notarme. ¿Por qué lo haría? Si quisiera decir algo me hubiera llamado o texteado, es experto en acosarme. Conozco sus pervertidas intenciones. No importa si con su ausencia se cruzo por su cabeza que yo lo buscaría, eso no iba a pasar ni por medio segundo. Estás aquí Kasper, te has resistido en llamarlo pero aún cuando estás cansado te has arreglado como si fueras una princesita para poder venir a buscarlo. ¡Me he puesto un traje completo porque es una fiesta! ¡No hay otra razón, soy hombre!
Camino por el jardín de Lazzarini, el que tiene acceso prohibido. No quiero que Alek me siga para continuar hablando de estupideces que no tienen sentido. No importa lo mucho que "deseen" mi regreso, no voy a volver a vivir ese infierno. Deberían de entender lo mucho que les odio por todo lo que me hicieron pasar, todo lo que provocaron y como dañaron cada fase de mi infancia y adolescencia. Todos esos golpes... palabras. Ahora soy esto, mucho mejor, independiente y sin ataduras. No debo rendirle cuentas a nadie y siempre obtengo lo que quiero, mis deseos se culpen de acuerdo a lo que pido. Soy mejor que toda la basura que ellos habían hecho de mi. —Maldita sea. —golpeó con fuerza el tronco de un árbol. No siento dolor, estoy cabreado. Teníamos un acuerdo, él nunca me buscaría y no permitirá que ellos se acercaran a mi. Le deje todo a él, incluso cuando mi madre lo ha despreciado cuide de él y me encargue de que lo consideran un Allangerd con todo el peso que ese maldito apellido
Se corre en mi boca, debo hacer un esfuerzo por no ahogarme y tragar el líquido caliente que suelta. Mierda. Ha sido bueno, mucho más de lo que jamás creí hacer. —Eso... me ha gustado mucho Kasi. Ha. Mi ego gay se eleva. Me hace poner de pie, sus labios pegándose a los míos y decido darle el control. Levanto un brazo para atraerlo y profundizar. Me desconozco, o por lo menos a esta versión gay de mi. Cierro los ojos, dejándome llevar por él. Acaba de correrse en mi boca y tengo la polla dura, tengo que dejarlo hacer lo que quiere porque es lo que deseo. Me empuja pegándome al Ford clasico, apresurándose a quitarme la ropa y poder tocarme. Escucho el quejido del auto. —Vas a joder el auto. —le digo empujándolo. —¿Crees que me importa el auto? Me estas volviendo loco. —presiona la polla contra mi abdomen. Mierda. ¡Cómo está así de duro en segundos! Se estrella en mi boca con mas fuerza, va directo a mi polla apretándola cuando está así de dura. No pierde el tiempo en abrirme el
Estoy muerto... Estoy roto... Me niego a decírselo pero las piernas están temblándome de dolor, ni siquiera todas las horas de practica conduciendo me habían lastimado tanto como esto. Sumándole el dolor en el trasero y el buen golpe que me termine dando en la cabeza con el techo del Ford. Lazzarini está satisfecho, yo también, el sexo ha sido muy bueno y finalmente he aceptado que no es solo eso lo que me gusta. No voy a decírselo todavía, no me dejará en paz si lo hago. Estiró las piernas metiéndolas en el arrugado pantalón, maldición, esta noche me veía espectacular con este traje. He tratado de limpiarme atrás con un pañuelo pero es imposible dejarlo completamente limpio. Tengo que sacarme sus restos de mi, es incomoda la sensación. —Tengo que ducharme. —le digo, tratando de acomodarme la camisa y que no se vea toda arrugada. Necesito cuidar mi imagen, no importa que sea gay. Él, quien también está hecho un desastre, me sonríe como imbecil moviendo la cabeza en direcció
Cada maldito vaso que me llevo a la boca, Lazzarini me lo arrebata entre risas y guiños de ojo. No le quedó claro que voy a embriagarme y me importa poco que sea la fiesta de ese niño, si hay alcohol significa que esto también es para adultos. ¿Qué pretende? Estamos solos, alejados de su familia, niños, periodistas y todos los mequetrefes que se atreven a vernos. —Joder. Quiero beber, esto no tiene sentido. —Fausto se ríe. —Estoy cuidando cuerpo, necesitas estar limpio para competir. —ruedo los ojos. —Hay personas que se encargan de mi cuerpo, doctores, Leila y el equipo. Déjame. —me sirvo otra copa pero es lo mismo, me la quita y se la bebe de golpe. —Maldita sea, Lazz. Me gusta beber, el alcohol y yo somos amigos íntimos, puedo con esto. —No. Es una orden. —Ordénale a tu abuela. Me resisto pidiendo una botella de escocés, se lo que hago y este cabrón no estará ordenándome todo el tiempo solo porque follamos o lo que sea, estoy aquí con él eso debería de bastarle. S