Harley Smith Las palabras de Foster me dejaron sorprendida, por breves instantes no supe qué hacer ni qué responder, pese a ello, una parte de mí me decía que quizás no estuviera equivocado.—No lo sé, ¿Por qué lo crees? —interrogué con preocupación.—Porque son muchas coincidencias, tus recuerdos olvidados, el sitio donde te encontraron, la marca de tu rostro —me explicó.—Pero si fuese así, la madre de Callia me hubiese reconocido —insistí, porque me costaba creer que una madre no pudiera darse cuenta de quién era su propia hija. Además, por los acontecimientos ocurridos cuando la vi, ella y yo no tuvimos ningún vínculo especial, todo lo contrario había algo que me hacía repelerla.—No te fíes de eso, porque lamentablemente, ella no es una madre como todas, es una mujer interesada que no le importa hacer lo que sea con tal de salirse con la suya —expresó.Yo me quedé mirándolo con asombro, sorprendida por sus palabras. Porque en ese momento mi mente parecía estar procesando la idea
Foster LewisObservaba la escena sin poder evitar sentirme nervioso, yo no me había comportado con ella de la mejor manera posible, la había hecho sufrir, había sido un patán ¿Qué pasaría cuando ella recordara todo de nuevo? La vez que fue a la oficina y la humillé, mientras tenía sex0 con otra.En ese momento, después de recibir el abrazo de su familia, mi mujer se giró hacia mí con una sonrisa, fue inevitable ver su expresión amorosa en su rostro y esa sonrisa capaz de llenar de calidez mi corazón.—¿Qué ocurre? ¿No estás contento de que yo sea tu Callia y tu Harley? Ya no tendrás que escoger entre ninguna de las dos, la tienes aquí juntas —se señaló—, tu pasado, tu presente y futuro —preguntó con timidez.Yo la atraje a mí por la cintura y le di un suave beso en la frente, mientras suspiraba de manera profunda.—Claro que me alegro… pero tengo miedo —pronuncié con sinceridad.Ella se apartó un poco de mí mirándome con una mezcla de incredulidad y curiosidad.—¿De qué tienes miedo?
Foster Lewis La mujer sonrió con burla, y la rabia se agitó dentro de mí ¿Cómo podía ser tan calculadora? —Le hice una pregunta señora, ¡Respóndala! —exigí con irritación.—Solo la responderé si desisten de denunciarme —declaró, mirándome con atención, aguardando mi respuesta.A pesar de su actitud no estaba dispuesto a dejarme chantajear.—Entonces no la responda, no voy a dejar que quedes impune por todo lo que le hizo a Callia, de todas maneras no necesito de su declaración para saber que mi padre era inocente, y ya tengo suficiente pruebas para defender su causa —señalé con firmeza.Callia se acercó a mí y me susurró al oído.—¿Estás seguro? —yo asentí—, si tienes que dejarla ir para poder encontrar pruebas a favor de tu padre, yo lo acepto.Ante sus palabras negué con firmeza.—No las necesito… y si Britanny no firma, mejor para ti, porque ese acuerdo la beneficia es a ella, no a ti —sentencié y cuando la mujer escuchó eso, tomó el documento, la hoja y estampó su firma sin pedi
Callia Dimitrakis.Apenas vi esa mujer sentí que la sangre escapó de mi rostro, los recuerdos acudieron a mi mente como si alguien hubiese abierto una especie de compartimiento donde habían estado represados.Era ese mismo despacho, ella estaba inclinada sobre la mesa, con Foster por detrás saliendo y entrando de su cuerpo, mirándome con burla, el dolor que sentí me atravesó como el más filoso de los puñales, el aire me faltó, sentía que si me quedaba allí no respiraría, salí corriendo con las lágrimas brotando de mis ojos mientras Foster me pedía que me detuviera.—Callia por favor, mi amor ¡Detente!—¡No puedo! Lo siento —dije y corrí hasta el baño donde me encerré.Comencé a lavarme el rostro, tratando de ahogar mis pensamientos, pero no podía, estos eran recurrentes y dolorosos, dejé que las lágrimas rodaran por mis mejillas. Debía irme de allí, pensé, no podía regresar con él a su apartamento, o por lo menos no hasta tranquilizarme.Tomé mi celular con manos temblorosas y le mar
Foster LewisPasaron varios días de silencio entre Callia y yo. Le había hecho la prueba de ADN al niño y solo estábamos esperando que transcurriera el tiempo para buscar el resultado, solo deseaba que fuera negativo, porque con la única mujer que quería ser padre era con ella.Estaba preocupado por el bienestar de la mujer que amaba, pero entendía que necesitaba tiempo para procesar todo lo que había descubierto. Finalmente, recibí un mensaje de ella pidiéndome que la encontrara en un café cercano.Cuando llegué, la vi sentada en una mesa en la esquina. Su mirada estaba abatida, se veía triste, tenía unas profundas ojeras y los ojos rojos, se notaba que estaba sufriendo y eso me hizo sentir el peor hombre de todos.Al verme llegar, sus ojos se iluminaron, y a pesar de todo parecía más calmada que antes. Me acerqué a ella con cautela.—Callia, ¿Cómo estás?Ella suspiró y me miró directamente a los ojos. —Foster, no puedo cambiar lo que ha sucedido en el pasado, pero necesito saber la
Foster Lewis Entre a la oficina corriendo y allí estaba el abogado que junto a mi había estado llevando el caso de mi padre, apenas me vio, me entregó el documento, lo agarré con manos temblorosas, mientras él celebraba satisfecho. —¡Lo logramos! —exclamó—, tu padre fue declarado inocente, y el estado pagará una indemnización a sus herederos, y lo peor de todo, es que las pruebas que hemos encontrado, apuntan a que el padre de Britanny, tuvo involucrado en las pruebas inventadas para inculparlo. —Gracias por el trabajo, aunque si te soy sincero, lo menos que quiero es indemnización, solo deseo limpiar su nombre, que la gente sepa que Arthur Lewis fue un hombre honesto, responsable que nunca hizo nada al margen de la ley —expresé con tantos sentimientos encontrados. Por una parte estaba feliz porque aunque tarde la justicia, había llegado, pero tristeza porque había perdido a mi padre y a mi madre por culpa de esa injusticia. —Estoy de acuerdo contigo, Foster. Es hora de que todos
Callia DimitrakisAl darme cuenta de quién se trataba, apreté los ojos con fuerza, mientras comenzaba a negar con la cabeza.—¡Abre los ojos! —ordenó— ¿Tienes miedo? ¿Acaso recordaste quién soy yo? —me preguntó, y por supuesto que lo había recordado, pero no se lo pensaba decir.Él era Fernando Donova, el hombre que había destruido mi vida.Me llevé la mano al vientre para proteger a mi hijo, mientras pedía al cielo que pudiera salir bien librada de todo eso.—No vayas a gritar, porque si lo haces te degolló como un animal —pronunció mientras colocaba un filoso cuclillo, en mi cuello, y yo sentía la punta enterrarse en mi carne. Me liberó la boca y me giró frente a él, nuestras miradas se encontraron, la de él llena de maldad y la mía de temor.Mi corazón latía con fuerza, y mi mente estaba alerta para cualquier señal de peligro. —¿Quién eres? ¿Por qué me atacas? —pregunté, tratando de mantener mi voz firme a pesar del miedo y sin querer reconocer que conocía su identidad.Fernando
Foster Lewis.Comencé a seguir el auto de Fernando mientras trataba de mantenerme a una distancia segura, para que no pudiera darse cuenta de que lo estaba siguiendo. El temor a que le ocurriera algo a Callia y a mi hijo me invadió, por eso estaba decidido a dar con ellos y protegerlo.Mi teléfono sonó de nuevo, era Von.“Foster, vamos en camino y también unos hombres de Walton. Mantén la calma y avísales si ves una oportunidad para intervenir sin poner en peligro a Callia”—Entendido, Von. Haré todo lo posible para asegurarme de que ella esté a salvo.Fernando continuó conduciendo por la ciudad, y yo lo seguí de cerca. Sabía que no podía permitirme perder de vista el vehículo de mi enemigo. Mi mente trabajaba a toda velocidad, tratando de idear un plan para rescatar a Callia, no podía permitirle que le hiciera daño.Finalmente, el auto de Fernando se detuvo en un lugar apartado, cerca de un bosque. Yo aparqué a cierta distancia y vi cómo Fernando bajaba del coche y abría la puerta tr