No había tensión solo terror. Chris sostenía un arma en su mano mientras abrazaba a Mala, que tenía los ojos muy abiertos y repentinamente brillantes por las lágrimas. Él apuntaba directamente a su barbilla y no había que ser demasiado inteligente para saber que había descubierto algo de la verdad o
—Entonces tú y yo... lo que pasó en Serbia... todo es mentira. Mala negó con desesperación. —No, eso no es mentira, ¡tú y yo es lo único que no es mentira! ¡Eso no...! Las manos de Chris se cerraron sobre el sujetador de libros y lo lanzó contra la vitrina que había detrás de Mala con un gesto de
Chris apretó los dientes mientras aquellas palabras se clavaban en lo más profundo de su conciencia. Esperó a que aquel taxi se fuera y se dirigió al despacho con paso firme. Su plan estaba en marcha y el objetivo era descubrir qué había detrás de toda aquella conspiración para asesinarlo. Abrió la
Mala se tambaleó fuera de aquella mansión. Parecía como si el suelo la llamara. En la cartera sentía el peso del arma y en el corazón el peso de todo lo demás. Su cerebro estaba en piloto automático, como se había puesto muchas otras veces mientras tenía que enfrentar los peores momentos de su vida
—¿Entonces por qué Joanne te lo quitó, por qué lo mantuvo? —preguntó Chris, pero fue Kainn quien le dio una respuesta. —Para mantenerla a ella. ¿No es así, Mala? —increpó a la muchacha con suavidad—. ¿No fue así? Mala lo miró por un momento y asintió. —Los escuché hablar muchas veces, de por qué
Mala atravesó el caótico camino de periodistas hasta llegar al interior del hospital, siendo escoltada por sus guardaespaldas. A medida que avanzaba, podía sentir las miradas curiosas y los flashes de las cámaras apuntándola. La tensión en el ambiente era palpable, pero ella no podía concentrarse en
Moe se echó la capucha de la chaqueta sobre la cabeza y se asomó con cuidado para salir de la habitación sin que nadie los viera. Antes de irse Kainn abrió una de las gavetas del carrito de urgencias y sacó una jeringa que le pareció apropiada. Se la metió en el bolsillo y siguió a Moe. Sigilosament
Cuando la camioneta se detuvo frente al hospital, Chris tenía el corazón acelerado, y una mezcla de ansiedad y esperanza. Subió en el ascensor de servicio y fue directamente a la habitación donde el médico que lo había atendido desde un principio ya lo estaba esperando. —¡Listo, bebé a salvo! —dijo