Todos se quedaron completamente en silencio ante las últimas preguntas del capitán Alonzo D’Anca. Él los observó detenidamente uno a uno, como si tratara de escudriñar en lo profundo de sus pensamientos. Hasta que habló Nickólas.
—Mi hija no tiene enemigos y en mi caso solo tengo competidores comerciales, pero ninguno sería capaz de atentar contra mi familia. El hecho de que seamos rivales en los negocios no significa que trascendamos
Manolo salió con el capitán Alonzo D’Anca, este último cuando estuvieron solos le reclamó a su amigo.— ¿Acaso piensas que no soy digno de confianza? ¿Les dijiste a tus amigos que no confiaran en mí? ¡Dime! —Exclamó molesto— ¿Hice algo para perder tu confianza? ¿Tienes alguna prueba en mi contra de que me les vendo a los delincuentes?— ¡No exageres! —
Alondra sentía sus ojos como ascuas ardientes que avivaban el fuego de su interior. Por segundos intentó resistirse, pero cuando lo sintió acercarse e inclinarse para tomar en su boca uno de sus senos, la poca cordura que todavía subsistía en su mente, gritando con histeria para ser oída, enmudeció y ella se rindió a ese caudal que la amenazaba por arrastrarla a ese mar de deseo y de pasión que iba creciendo en su interior.Un sonido gutural salió de sus labios, al verlo inclinado frente a sí, le sujetó el cabello con ambas manos, para mantenerlo aferrado bebiendo de su pecho como si del vino m&aac
Lucca la besaba con destreza, con una profunda pasión, rodó el asiento donde estaba Valeria, corriéndolo todo hacia atrás, mientras se cambiaba de lugar, se colocó a horcajadas encima de ella, pero apoyando sus piernas en el piso para no cargarla con el peso de su cuerpo.— ¡¿Qué haces?! —Exclamó asustada— ¡¿Acaso estás loco?!—Si r
Los hombres entraron apuntando a Valente, este levantó las manos en señal de rendición aún con el arma en la mano.—No entiendo, ¿A qué se debe este ataque en mi contra? ¿Nos declaramos la guerra y no lo supe? —Interrogó con seriedad al identificar a los miembros de “Los Nostro”.Mientras hablaba, un grupo de ellos entraron a los baños y a
Cuando apenas Lucca subió al auto, su esposa le preguntó: —¿Qué ha pasado? ¿Qué te dijeron?—Me dieron una charla de que no soy un adolescente y que la vía pública no es lugar para estar cometiendo actos lascivos, que para eso tengo mi casa o que vaya a un hotel—expresó tratando de disimular una sonrisa. Alondra lo miró con adoración, iba a abrazarlo y la pequeña Camil, no lo permitió.—No mami, mi papi bonito es mío—exclamó con posesión, tomando a su padre de ambas mejillas y besándolo.—Acércate amor, puedo tenerlo a los tres junto a mí, no sabes cuánto soñé, estar así, juntos—pidió el hombre con su rostro sCAPÍTULO 24. QUIERO QUE EL HOMBRE A QUIEN AMO ME HAGA EL AMOR
Lucca observó un momento a los visitantes, mientras pensaba “Será posible que en algún momento podré volver a estar con mi mujer, que visita tan inoportuna”. Para después decirles en voz alta — ¿Serían tan amables de esperarnos un momento dentro, mientras salimos y nos vestimos para ponernos presentables? —expresó esbozando un gesto de sonrisa, pero sin realmente hacerlo, porque el sentimiento de frustración que sentía lo sobrepasaba. Nick lo observó sonriendo con picardía, sabía que Lucca estaba molesto por la interrupción, pero no se sintió culpable, porque ellos no tenían forma de saber que se encontrarían ocupados. Valeria miró a Lucca como si quisiera fulminarlo con la mirada, apretó su boca en un notorio gesto de molestia y expresó: —Tú no tienes por qué decirme lo que debo hacer, no eres mi dueño Lucca, yo decido con quien puedo hablar o no.— ¡Sos mi esposa! Y no me agrada que estés hablando con ese hombre que se ve de lejos que anda babeando por vos—habló molesto. Ninguno de los dos quiso darse cuenta de que habían empezadCAPÍTULO 26. JANÍCULO