Alan quedó en blanco por un instante, sintiendo cómo el mundo a su alrededor se desmoronaba. Un dolor indescriptible lo acometió, atravesándolo como una daga que giraba lenta y cruelmente en su pecho. Sus piernas flaquearon y comenzó a caminar tambaleante, como si cada paso fuera una lucha contra la gravedad misma, hasta llegar donde yacían su sobrino y su hijo. Cuando sus ojos se posaron en el cuerpo inerte de su pequeño niño, una oleada de desesperación lo paralizó. Con manos temblorosas, se inclinó sobre el cuerpo, pero no tuvo el valor de arrebatárselo de los brazos de Junior, quien estaba en medio de una crisis nerviosa, sus sollozos desgarrando el aire.El cabello rubio platinado de su hijo brillaba tenuemente bajo la luz pálida, sus rasgos suaves y delicados le recordaban tanto a su amada esposa. Era el más dulce y calmado de todos sus hijos, tan diferente a él, y por eso lo adoraba con una devoción profunda.Alan intentó usar todos sus sentidos, aferrándose a la esperanza de q
Alan apenas podía soportar el peso del dolor que lo aplastaba, pero la venganza lo mantenía enfocado. Ordenó a Junior que llevara el cuerpo de Ángel a su palacio, un lugar seguro, mientras él se lanzaba a la caza del demonio que le había arrebatado a su hijo. Cada paso, cada decisión estaba impulsada por una furia implacable. Teletransportándose de un punto a otro en el campo de batalla, siguió el rastro de la energía oscura, pero Zagan, el bastardo que buscaba era astuto y sabía que lo estaban cazando. Más de una vez, Alan estuvo a punto de atraparlo, solo para verlo desvanecerse en la oscuridad.De pronto, un descuido le costó caro. Zagan lo atrajo a una trampa, un enorme monstruo de hielo emergió de la nada, abalanzándose sobre Alan en cuanto apareció en la zona donde había sentido la magia de su enemigo. La criatura lo atacó con furia, sus garras heladas rasgando el aire, pero Alan, consumido por la ira, lo combatió con una violencia igual de feroz. Cada golpe resonaba como un est
Liam comenzó a desesperarse, sintiendo cómo la presión lo aplastaba desde dentro. Por un momento, su instinto fue defenderse. No era un debilucho; había pasado años entrenando para enfrentar peligros terribles. Pero el agotamiento se apoderaba de él. Había usado todo su poder para curar a tantos, y ahora necesitaba tiempo, solo un poco de tiempo para recuperar fuerzas.Lo que realmente necesitaba era una distracción, algo que retrasara al demonio lo suficiente para que pudiera reunir el poder necesario para cegarlo o, al menos, ganar unos segundos preciosos. Porque enfrentarse cuerpo a cuerpo con Zagan era inútil; el demonio era tan fuerte como Bael o Gaby, y Liam sabía desde hace mucho que no era rival para su demonio.—¿Está por aquí, no es cierto? —Zagan agarró a Liam del cabello, forzándolo a arrodillarse mientras una mueca de dolor se dibujaba en su rostro—. Puedo sentir la esencia de la diosa más fuerte aquí que en cualquier otro lugar.Liam no respondió, se concentró en no move
Lilith sintió el empuje de Mammón una vez más, su poder oscuro luchaba con desesperación por liberarse del cuerpo en el que él mismo se había infiltrado para enfrentarlos. Había cometido un error fatal al subestimar la influencia de Mammón sobre el Rey del Infierno; la manipulación que el demonio ejercía era mucho mayor de lo que había imaginado.Con ella fuera de su camino, Mammón tuvo el camino despejado para susurrar venenosamente en el oído de Lucifer, convenciéndolo de compartir su poder. Si estuvieran en el Infierno, la batalla sería aún más rápida y brutal, pero en el mundo terrenal, el cuerpo de su huésped y las leyes de la magia limitaban enormemente su fuerza. Así que, sin más opciones, Lilith luchaba con todas sus fuerzas para erradicar a Mammón de una vez por todas.La presencia del huésped de Agares, sustituyendo a Abigor, no facilitaba las cosas. Parecía que nadie entendía que, si no eliminaban a Mammón ahora, él regresaría una y otra vez, empeñado en destruir este mundo
Oliver se incorporó con esfuerzo tras la onda de poder oscuro que lo había arrojado al suelo. Aún se sentía aturdido por la explosión de energía desatada por la diosa luna cuando intentó acercarse al lugar donde el astro se había posado. Después, un terremoto sacudió la tierra, causado por la explosión del último dragón, y para colmo, llamas oscuras se alzaban por todos lados, transformando el campo de batalla en un infierno.El Rey, Alex y Matt seguían sin poder moverse del sitio, atrapados entre el cansancio y el asombro. Esta vez, una bruma dorada comenzó a extenderse por el suelo, envolviéndolo todo en un resplandor etéreo. Alex sugirió que tal vez deberían correr, pensando que podría ser una trampa final del dragón demoníaco, pero Oliver sintió algo distinto; la esencia de su hijo se mezclaba con la niebla, una energía curativa que reconocía al instante. Liam estaba en cada partícula de esa luz dorada.La bruma continuó su avance, arrastrándose como un manto celestial que acarici
—Soy Oliver Moore… —dijo Oliver con la voz quebrada mientras se acercaba al ángel que impedía que nadie se acercara a Liam—. Soy el Rey de esta tierra y padre de Liam. ¿Pueden explicarme qué está ocurriendo?El ángel, cuya expresión se suavizó al ser tratado con respeto, parecía más dispuesto a hablar con él que con Gabriela, Bael y Estefan, quienes no entendían por qué no podían abrirse paso a la fuerza.—Sé quién es usted, su majestad —asintió el ángel, contento de recibir una pregunta sincera—, pero lo que está ocurriendo aquí está más allá de cualquier precedente. Lo que hizo su hijo, el príncipe Liam, ha roto muchas reglas celestiales y nadie sabe exactamente qué hacer. Las parcas están exigiendo su alma como pago por todas las que salvó; los ángeles que responden al dios padre lo reclaman por su sacrificio honorable; y los ángeles de la diosa madre lo reclaman por su naturaleza de hombre lobo, alegando que ellos deben encargarse de él.—¡Pero él no está muerto! —interrumpió Gabr
Estefan se plantó con valentía frente a todo el escuadrón mayor, su mirada resuelta, aunque su voz temblaba al principio.—Hace años, cuando apenas cumplimos la mayoría de edad y Theo regresó de vivir en la manada de su madre —empezó Estefan, mirando a cada uno de los presentes—, Odette tuvo una revelación. La diosa Luna se apareció en sus sueños y le habló directamente, revelándole verdades que ni siquiera nosotros conocíamos del todo, solo fragmentos transmitidos por nuestros demonios.—¿Así fue como descubrieron ese lugar al que llaman altar lunar? —interrumpió Jaime, su voz desprovista de cualquier rastro de la alegría de la supervivencia.—Sí —continuó Estefan, intentando mantener la compostura a pesar de la creciente tensión en la sala—. La diosa Luna le mostró ese lugar oculto en el Reino y le indicó que ella, junto a nosotros, seríamos los guardianes de su altar, un bucle en el tiempo sostenido por su poder. En su sabiduría, la diosa le explicó lo que Seraniel ya nos contó cua
Liam sintió un dolor agudo atravesarle la cabeza, despertándolo abruptamente de un letargo que parecía interminable. Siempre que usaba sus poderes en exceso terminaba agotado, pero esta vez se sentía verdaderamente destrozado. Cada respiro era un esfuerzo, y al intentar mover cualquier parte de su cuerpo, lo sentía adormecido, como si fuera ajeno a él. Era una resaca amplificada hasta límites insoportables. Con dificultad, entreabrió los ojos, agradeciendo que la habitación estuviera en penumbra, lo cual le permitió adaptarse lentamente a la luz suave.Intentó incorporarse, pero una punzada feroz lo obligó a detenerse, dejándolo sin aliento. ¿Por qué estaba costando tanto regenerarse? En su mente, el lobo se manifestó con un gruñido cansado y le explicó que debía agradecer seguir vivo, porque había sido él quien lo salvó de su estupidez. Liam intentó pedir más explicaciones, pero el lobo se negó a hablar, guardando silencio con una obstinación que lo inquietó.“¿Qué está pasando?”Se