—Soy Oliver Moore… —dijo Oliver con la voz quebrada mientras se acercaba al ángel que impedía que nadie se acercara a Liam—. Soy el Rey de esta tierra y padre de Liam. ¿Pueden explicarme qué está ocurriendo?El ángel, cuya expresión se suavizó al ser tratado con respeto, parecía más dispuesto a hablar con él que con Gabriela, Bael y Estefan, quienes no entendían por qué no podían abrirse paso a la fuerza.—Sé quién es usted, su majestad —asintió el ángel, contento de recibir una pregunta sincera—, pero lo que está ocurriendo aquí está más allá de cualquier precedente. Lo que hizo su hijo, el príncipe Liam, ha roto muchas reglas celestiales y nadie sabe exactamente qué hacer. Las parcas están exigiendo su alma como pago por todas las que salvó; los ángeles que responden al dios padre lo reclaman por su sacrificio honorable; y los ángeles de la diosa madre lo reclaman por su naturaleza de hombre lobo, alegando que ellos deben encargarse de él.—¡Pero él no está muerto! —interrumpió Gabr
Estefan se plantó con valentía frente a todo el escuadrón mayor, su mirada resuelta, aunque su voz temblaba al principio.—Hace años, cuando apenas cumplimos la mayoría de edad y Theo regresó de vivir en la manada de su madre —empezó Estefan, mirando a cada uno de los presentes—, Odette tuvo una revelación. La diosa Luna se apareció en sus sueños y le habló directamente, revelándole verdades que ni siquiera nosotros conocíamos del todo, solo fragmentos transmitidos por nuestros demonios.—¿Así fue como descubrieron ese lugar al que llaman altar lunar? —interrumpió Jaime, su voz desprovista de cualquier rastro de la alegría de la supervivencia.—Sí —continuó Estefan, intentando mantener la compostura a pesar de la creciente tensión en la sala—. La diosa Luna le mostró ese lugar oculto en el Reino y le indicó que ella, junto a nosotros, seríamos los guardianes de su altar, un bucle en el tiempo sostenido por su poder. En su sabiduría, la diosa le explicó lo que Seraniel ya nos contó cua
Liam sintió un dolor agudo atravesarle la cabeza, despertándolo abruptamente de un letargo que parecía interminable. Siempre que usaba sus poderes en exceso terminaba agotado, pero esta vez se sentía verdaderamente destrozado. Cada respiro era un esfuerzo, y al intentar mover cualquier parte de su cuerpo, lo sentía adormecido, como si fuera ajeno a él. Era una resaca amplificada hasta límites insoportables. Con dificultad, entreabrió los ojos, agradeciendo que la habitación estuviera en penumbra, lo cual le permitió adaptarse lentamente a la luz suave.Intentó incorporarse, pero una punzada feroz lo obligó a detenerse, dejándolo sin aliento. ¿Por qué estaba costando tanto regenerarse? En su mente, el lobo se manifestó con un gruñido cansado y le explicó que debía agradecer seguir vivo, porque había sido él quien lo salvó de su estupidez. Liam intentó pedir más explicaciones, pero el lobo se negó a hablar, guardando silencio con una obstinación que lo inquietó.“¿Qué está pasando?”Se
—No me gusta cómo se ven sus caras —dijo Liam al entrar desanimado al despacho del Rey. Había pasado una hora junto a Leia, tratando de disfrutar de su compañía y de la pequeña Olivia, pero la verdad era que cada minuto lo sumía más en la incertidumbre. Leia había ido a ayudar a la Reina Rosali a preparar una cena por el "regreso" de Liam, y él, aunque trataba de disimular, no podía quitarse de la mente que todos le estaban ocultando algo importante, algo que lo estaba carcomiendo; el paradero de Odette y Noel.—Bonita manera de llamarnos feos —intentó bromear Estefan, esbozando una sonrisa triste que apenas lograba ocultar su propio dolor.Liam no sonrió. Se sentó frente a su padre, sintiéndose aplastado por el peso de la atmósfera sombría que reinaba en la sala. Todos lo miraban con una mezcla de compasión y tristeza, como si no supieran cómo empezar a darle la noticia.—Por favor, díganme de una vez qué pasó —suplicó Liam, su voz temblando—. ¿Qué pasó con Noel y Odette?Oliver susp
7 meses después…—¡Liam!Leia corría agitada, llevando a Olivia en brazos mientras la niñera intentaba mantener el ritmo, preocupada por la seguridad de la pequeña princesa. El eco de su voz resonaba por los pasillos del palacio.—¡Liam!Liam emergió de su despacho "secreto", que ya no era tan secreto, ya que todo su escuadrón lo había descubierto y ahora lo usaban a su antojo.—¿Qué pasa? —preguntó alarmado, viendo la expresión ansiosa en el rostro de Leia.—¡Olivia ha dicho su primera palabra! —exclamó Leia, todavía jadeando por la emoción y la carrera.Liam palideció, maldiciéndose en silencio por haberse perdido un momento tan crucial en la vida de su hija.—¿Y qué dijo? —preguntó Theo, que apareció detrás de Liam, seguido de Bael y Estefan.—¿Mamá enana? —bromeó Estefan, provocando que tanto Bael como Leia lo fulminaran con la mirada.—¿Qué dijo mi hermosa princesa? —preguntó Liam, lleno de anticipación.Leia le sonrió a Olivia, sus ojos brillando con alegría.—Vamos, cariño, di
Muchas gracias por haber llegado hasta aquí, perdón por la larga espera, estos últimos meses fueron una locura en mi vida, pero a pesar de todo pude terminar este libro.¡Gracias por llegar hasta aquí conmigo!Esto no es un adiós para siempre, aunque este sea el ultimo libro sobre esta historia, seguiré escribiendo y me sentiré honrada si me siguen leyendo en otras historias.Mi corazón siempre tendra guardado cada palabra de animo y amor que me escribieron, los quiero mucho.Pdta.: síganme en Xstragam, por ahí también les daré más mensajes y responderé preguntas, mi intagrXam es: angiel.afkPor siempre,Angiel
I.-Noel caminaba de un lado a otro, esquivando ángeles con una precisión casi instintiva. Su existencia en el plano celestial no era del todo sólida, y un descuido podría llevar a una situación incómoda: algún ángel podía atravesarlo por completo. Recordaba con claridad la primera vez que eso sucedió. Había ascendido al Reino Celestial hacía poco, o como Seraniel prefería corregirlo constantemente, había "trascendido al plano superior". Apenas era una sombra incorpórea que flotaba por los pasillos dorados, cuando un ángel a toda velocidad, probablemente en una misión encomendada por la diosa, lo cruzó de lleno.No sintió dolor, porque el dolor era una sensación que había dejado atrás al morir. Sin embargo, la incomodidad de aquel instante fue tan perturbadora que prometió no volver a experimentarla si podía evitarlo.El tiempo en el Reino Celestial era un concepto extraño, casi incontable. Noel lo percibía como una sucesión de momentos entre misiones, las cuales cumplía con la espera
II.-—Definitivamente estamos en problemas —dijo Haniel, observando el desastre frente a ellos con una mezcla de resignación y nerviosismo.—¿Problemas? —replicó Dantalian, con una vena palpitando en su cuello y los ojos encendidos de sorpresa—. ¡¿Problemas?! ¡Vamos a tener mucho más que problemas, Haniel! ¡Mi papá nos matará!Haniel soltó un suspiro teatral, desestimando las preocupaciones de su Dantalian con un movimiento de la mano.—Ay, por favor. No le tengo miedo a mi querido y muy estúpido hermano —dijo con una sonrisa socarrona—. Gritará, claro, probablemente como una gallina a la que estan matando. Pero nada que unos buenos tapones de oídos no solucionen.Dantalian emitió un gemido casi lastimero, hundiendo el rostro en sus manos.—No sé por qué sigo dejándome arrastrar a tus locuras… —murmuró, mirando el pantano frente a ellos con una mezcla de desolación y horror—. ¡¿Por qué me hago esto a mí mismo?!—No seas melodramático —gruñó Haniel, cruzándose de brazos—. Además, me se