Liam comenzó a desesperarse, sintiendo cómo la presión lo aplastaba desde dentro. Por un momento, su instinto fue defenderse. No era un debilucho; había pasado años entrenando para enfrentar peligros terribles. Pero el agotamiento se apoderaba de él. Había usado todo su poder para curar a tantos, y ahora necesitaba tiempo, solo un poco de tiempo para recuperar fuerzas.Lo que realmente necesitaba era una distracción, algo que retrasara al demonio lo suficiente para que pudiera reunir el poder necesario para cegarlo o, al menos, ganar unos segundos preciosos. Porque enfrentarse cuerpo a cuerpo con Zagan era inútil; el demonio era tan fuerte como Bael o Gaby, y Liam sabía desde hace mucho que no era rival para su demonio.—¿Está por aquí, no es cierto? —Zagan agarró a Liam del cabello, forzándolo a arrodillarse mientras una mueca de dolor se dibujaba en su rostro—. Puedo sentir la esencia de la diosa más fuerte aquí que en cualquier otro lugar.Liam no respondió, se concentró en no move
Lilith sintió el empuje de Mammón una vez más, su poder oscuro luchaba con desesperación por liberarse del cuerpo en el que él mismo se había infiltrado para enfrentarlos. Había cometido un error fatal al subestimar la influencia de Mammón sobre el Rey del Infierno; la manipulación que el demonio ejercía era mucho mayor de lo que había imaginado.Con ella fuera de su camino, Mammón tuvo el camino despejado para susurrar venenosamente en el oído de Lucifer, convenciéndolo de compartir su poder. Si estuvieran en el Infierno, la batalla sería aún más rápida y brutal, pero en el mundo terrenal, el cuerpo de su huésped y las leyes de la magia limitaban enormemente su fuerza. Así que, sin más opciones, Lilith luchaba con todas sus fuerzas para erradicar a Mammón de una vez por todas.La presencia del huésped de Agares, sustituyendo a Abigor, no facilitaba las cosas. Parecía que nadie entendía que, si no eliminaban a Mammón ahora, él regresaría una y otra vez, empeñado en destruir este mundo
Oliver se incorporó con esfuerzo tras la onda de poder oscuro que lo había arrojado al suelo. Aún se sentía aturdido por la explosión de energía desatada por la diosa luna cuando intentó acercarse al lugar donde el astro se había posado. Después, un terremoto sacudió la tierra, causado por la explosión del último dragón, y para colmo, llamas oscuras se alzaban por todos lados, transformando el campo de batalla en un infierno.El Rey, Alex y Matt seguían sin poder moverse del sitio, atrapados entre el cansancio y el asombro. Esta vez, una bruma dorada comenzó a extenderse por el suelo, envolviéndolo todo en un resplandor etéreo. Alex sugirió que tal vez deberían correr, pensando que podría ser una trampa final del dragón demoníaco, pero Oliver sintió algo distinto; la esencia de su hijo se mezclaba con la niebla, una energía curativa que reconocía al instante. Liam estaba en cada partícula de esa luz dorada.La bruma continuó su avance, arrastrándose como un manto celestial que acarici
—Soy Oliver Moore… —dijo Oliver con la voz quebrada mientras se acercaba al ángel que impedía que nadie se acercara a Liam—. Soy el Rey de esta tierra y padre de Liam. ¿Pueden explicarme qué está ocurriendo?El ángel, cuya expresión se suavizó al ser tratado con respeto, parecía más dispuesto a hablar con él que con Gabriela, Bael y Estefan, quienes no entendían por qué no podían abrirse paso a la fuerza.—Sé quién es usted, su majestad —asintió el ángel, contento de recibir una pregunta sincera—, pero lo que está ocurriendo aquí está más allá de cualquier precedente. Lo que hizo su hijo, el príncipe Liam, ha roto muchas reglas celestiales y nadie sabe exactamente qué hacer. Las parcas están exigiendo su alma como pago por todas las que salvó; los ángeles que responden al dios padre lo reclaman por su sacrificio honorable; y los ángeles de la diosa madre lo reclaman por su naturaleza de hombre lobo, alegando que ellos deben encargarse de él.—¡Pero él no está muerto! —interrumpió Gabr
Estefan se plantó con valentía frente a todo el escuadrón mayor, su mirada resuelta, aunque su voz temblaba al principio.—Hace años, cuando apenas cumplimos la mayoría de edad y Theo regresó de vivir en la manada de su madre —empezó Estefan, mirando a cada uno de los presentes—, Odette tuvo una revelación. La diosa Luna se apareció en sus sueños y le habló directamente, revelándole verdades que ni siquiera nosotros conocíamos del todo, solo fragmentos transmitidos por nuestros demonios.—¿Así fue como descubrieron ese lugar al que llaman altar lunar? —interrumpió Jaime, su voz desprovista de cualquier rastro de la alegría de la supervivencia.—Sí —continuó Estefan, intentando mantener la compostura a pesar de la creciente tensión en la sala—. La diosa Luna le mostró ese lugar oculto en el Reino y le indicó que ella, junto a nosotros, seríamos los guardianes de su altar, un bucle en el tiempo sostenido por su poder. En su sabiduría, la diosa le explicó lo que Seraniel ya nos contó cua
Liam sintió un dolor agudo atravesarle la cabeza, despertándolo abruptamente de un letargo que parecía interminable. Siempre que usaba sus poderes en exceso terminaba agotado, pero esta vez se sentía verdaderamente destrozado. Cada respiro era un esfuerzo, y al intentar mover cualquier parte de su cuerpo, lo sentía adormecido, como si fuera ajeno a él. Era una resaca amplificada hasta límites insoportables. Con dificultad, entreabrió los ojos, agradeciendo que la habitación estuviera en penumbra, lo cual le permitió adaptarse lentamente a la luz suave.Intentó incorporarse, pero una punzada feroz lo obligó a detenerse, dejándolo sin aliento. ¿Por qué estaba costando tanto regenerarse? En su mente, el lobo se manifestó con un gruñido cansado y le explicó que debía agradecer seguir vivo, porque había sido él quien lo salvó de su estupidez. Liam intentó pedir más explicaciones, pero el lobo se negó a hablar, guardando silencio con una obstinación que lo inquietó.“¿Qué está pasando?”Se
—No me gusta cómo se ven sus caras —dijo Liam al entrar desanimado al despacho del Rey. Había pasado una hora junto a Leia, tratando de disfrutar de su compañía y de la pequeña Olivia, pero la verdad era que cada minuto lo sumía más en la incertidumbre. Leia había ido a ayudar a la Reina Rosali a preparar una cena por el "regreso" de Liam, y él, aunque trataba de disimular, no podía quitarse de la mente que todos le estaban ocultando algo importante, algo que lo estaba carcomiendo; el paradero de Odette y Noel.—Bonita manera de llamarnos feos —intentó bromear Estefan, esbozando una sonrisa triste que apenas lograba ocultar su propio dolor.Liam no sonrió. Se sentó frente a su padre, sintiéndose aplastado por el peso de la atmósfera sombría que reinaba en la sala. Todos lo miraban con una mezcla de compasión y tristeza, como si no supieran cómo empezar a darle la noticia.—Por favor, díganme de una vez qué pasó —suplicó Liam, su voz temblando—. ¿Qué pasó con Noel y Odette?Oliver susp
7 meses después…—¡Liam!Leia corría agitada, llevando a Olivia en brazos mientras la niñera intentaba mantener el ritmo, preocupada por la seguridad de la pequeña princesa. El eco de su voz resonaba por los pasillos del palacio.—¡Liam!Liam emergió de su despacho "secreto", que ya no era tan secreto, ya que todo su escuadrón lo había descubierto y ahora lo usaban a su antojo.—¿Qué pasa? —preguntó alarmado, viendo la expresión ansiosa en el rostro de Leia.—¡Olivia ha dicho su primera palabra! —exclamó Leia, todavía jadeando por la emoción y la carrera.Liam palideció, maldiciéndose en silencio por haberse perdido un momento tan crucial en la vida de su hija.—¿Y qué dijo? —preguntó Theo, que apareció detrás de Liam, seguido de Bael y Estefan.—¿Mamá enana? —bromeó Estefan, provocando que tanto Bael como Leia lo fulminaran con la mirada.—¿Qué dijo mi hermosa princesa? —preguntó Liam, lleno de anticipación.Leia le sonrió a Olivia, sus ojos brillando con alegría.—Vamos, cariño, di