Capítulo veintidós
-Elisa-Otra vez intentó acercarse a mí, pero lo detuve en seco con un simple gesto.— ¡No! No me toques o no podré continuar.>> Esto es una farsa —señalé mi figura estilizada y mi peinado elaborado por el equipo de estilismo del hotel—. Yo soy una farsa.— Eso no es cierto —repuso.— ¡Sí lo es! —exclamé fuera de mí. Necesitaba que él viera a la verdadera Elisa Payton—. Y además, esta noche he averiguado que eras dueño de varios hoteles, ¡muchos! —recalqué. Aun me parecía increíble. Ninguno de los dos habíamos resultado ser lo que el otro creía. — No era ningún secreto —señaló—. ¿Qué importancia tiene esa nimiedad ahora?— ¡Nimiedad! —solté en un bufido—. ¿Llamas nimiedad a ser inmensamente rico. No hubiese tenido importancia alguna —proseguí— si yo fuera lo que aparentaba ser. Después de haber hecho el amor y de que tú… Dejé la oración suspendida, no sabíaCapítulo veintitrés-Xanthos-Siete de agosto; dos días desde que Elisa se fue…Cuando encontré su habitación vacía a la mañana siguiente, no quise alarmarme; simplemente podría haber ido a cualquier parte. Sin embargo, las alarmas en mi interior se encendieron y gritaban peligro a toda voz. Examiné a fondo la suite y no encontré ninguna de sus pertenencias. Bajé a recepción y me informaron que había pedido un taxi y se había marchado con una pequeña maleta… Se había ido, Elisa se había marchado del hotel y sentía que el aire escapaba de mis pulmones. Pero no le permitiría marcharse de mi vida, eso jamás. Así que moví todas mis influencias y comencé a sacudir el país al revés.Así se encontrase en el rincón más pequeño u oculto, la encontraría. Y cuando lo hiciera, le diría que la amaba, la quería con todo mi ser. Ella era mía y yo era suyo; nos pertenecíamos el uno al otro.&nbs
Capítulo veinticuatroElisaEra mi culpa. Estar en aquella situación era totalmente mi culpa.Tenía delante de mí media docena de vacantes para contables, marcados con distintos colores en los anuncios del diario. Sin embargo, ninguno me interesaba. Había circulado los que parecían más atractivos. Y no podía dejar de pensar en Xanthos, en aquel dios de la mitología griega con nombre de hombre; no había podido hacer otra cosa en semanas.Me preguntaba lo que habría sentido él cuando descubrió que me había marchado. Tal vez alivio, o quizá una vaga incomodidad por haber dejado un negocio sin cerrar.Rápidamente negué con la cabeza. Otra vez mis pensamientos volvían a él.Con un marcador rosa chitón en la mano, miré hacia la ventana de la casa que había alquilado y emití un largo suspiro. Luego me obligué a cerrar los ojos… y dejé a mi imaginación volar.En mis fantasías me lo imaginaba buscándome furiosamente; con l
Capítulo veinticinco-Xanthos-Elisa ardía entre mis brazos tal y como recordaba, tal y como necesitaba.Comenzaba a ponerme histérico. No sabía si reír o tomarla por el cuello para que abriera las entendederas. Me pasé la mano por los ojos; al ardor comenzaba a ser insoportable.— Me has debilitado, Elisa —confesé en cuanto la vi regresar—. Me has dejado hecho trizas y también has logrado sacar el tonto que había dentro de mí y que yo había olvidado —di un sorbo a la bebida que me tendió en un vaso y descubrí que era limonada. Estaba fresca y deliciosa y repentinamente sentí la garganta seca; así que me la tomé completa antes de continuar—. Ahora me sorprende que me dejases poner un pie en tu casa. Yo en tu lugar…La furia se de
Epílogo-Elisa-Sol, playa y arena…Definitivamente me encontraba en el paraíso.Los rayos tenues del sol se reflejaban en las aguas cristalinas; la brisa del mar me golpeaba el rostro y azotaba mis cabellos de una manera un tanto salvaje. El aroma a flores silvestres entremezcladas con los frutos era embriagador. Me encontraba descalza, con los pies enterrados en la arena, allí, donde las olas tocaban la tierra en forma de pequeñas ondas de espuma. Era como si pudiese flotar en el aire.Y luego estaba él; emergió desde las profundidades, dejando ver su torso dorado desnudo. La luz del sol tocaba su piel y las pequeñas gotas de agua esparcidas en la misma brillaban como si de diamantes se tratasen. Era un Dios, mi Dios de la Tentación sacado de la Antigua Mitología Griega. Constituía todo un espect&aacut
Vocabulario/ Referencias bibliográficas1- Señor del Antifaz: personaje ficticio de la afamada serie manga Guerrero Luna, o mundialmente conocida como Sailor Moon.2- Guerrero Luna: afamada serie manga, también conocida a nivel mundial como Sailor Moon.3- Agappimou: amor mío o "mi amor" traducido al idioma griego.4- O glycós mou peirasmós: "mi dulce tentación" traducido al idioma griego.5- O mágissa mou: "mi hechicera" traducido al idioma griego.6- Skatá sti skýla: "me cago en la puta" traducido el idioma griego. Expresión comúnmente utilizada para maldecir, expresar molestia o enfado.7- Zontanós antropos: "hombre muerto en vida" traducido al idioma griego.8- Stamatiste ekéry, file: "Detente ahí, colega" traducido al idioma griego.9- Mi nekrós: "muerto viviente" traducido al idioma griego.10- Sas efeharistó: "gracias" traducido al idioma griego.1
Sobre la autoraClaudia Llerena nació el 5 de diciembre de 1998, en Sagua la Grande; una pequeña cuidad de la Isla de Cuba.Desde pequeña tuvo inclinación hacia las manifestaciones artísticas. Escribe desde los doce años, pero se decidió a compartir sus escritos con el público en 2018. Estudia la carrera de Medicina mientras se dedica a escribir. Comenzó autopublicando sus historias en plataformas sin fines de lucro como Wattpad y Booknet. Sus historias abarcan variedad de géneros; desde fanfictions hasta pequeños relatos.Tentación Griega, según sus palabras, ha sido la historia que más trabajo le ha costado escribir y representó todo un reto para ella: “Una novela rosa: algo completamente diferente a lo que estoy acostumbrada y que me saca de mi zona de confort”, fueron sus palabras para describirla. Se co
Prólogo<< Lo siento, Lisa >><< Lamento tu pérdida >><< Mi más sentido pésame >>No dejaba de escuchar esas palabras y me sentía completamente harta de todo.Las últimas semanas habían sido como la representación de una pésima obra de teatro con actores de pacotilla. No lo entendía, o tal vez no quería entenderlo.Mi tía Lola había sido bibliotecaria toda su vida hasta que le llegó la edad de jubilarse. Día a día conocía cientos de personas que visitaban la enorme instalación donde trabajaba; sin embargo, no se permitía el lujo de hacer amigos. Se dedicaba sin descanso a su trabajo o se perdía entre las interminables páginas de un buen libro.Tía Lola decía que era feliz viviendo de esa forma, pero en el fondo podía apreciar en su expresión un deje de tristeza.Lola Stevens, a sus cincuenta años, era una mujer solitaria cuyo únicos tesoros e
Capítulo uno-Elisa-La Playa de Paleo Fáliro se encontraba a solo un puñado de kilómetros de la ciudad de Atenas. Era una de las playas más concurridas de la ciudad, y no podría ser de otra manera dada su ubicación. Poseía una atmósfera radiante y una diversión desenfrenada que la animaba a todas horas del día y la noche. Era imposible no contagiarse con su frenesí. Había muchas cosas que hacer en Falero; pero incluso las actividades más simples me brindaban una satisfacción sin igual; como pasear por las orillas de la playa y detenerme en un chiringuito a tomar agua de coco, dejando que la brisa del mar despeinara mi cabello y golpeara mi rostro; o detenerme en la panadería más cercana para disfrutar de un dulce e increíblemente delicioso tentempié.Paleo Fáliro, un antiguo puerto de la ciudad, estaba rodeado de aguas poco profundas en las que se pod