Había algo insoportable en su tacto, y era que Skyler no tenía paciencia ni nervios ni nada como para que se pusiera dulce, suave o lento, ese no era él. Skyler disfrutó la forma en que su respiración se hacía pesada, en que su cuerpo se estremecía y despertaba contra ella.Lo sintió recorrerla con una mano mientras con la otra la rodeaba con fuerza, como si temiera que fuera a escaparse de un momento a otro. Pero no había ningún otro lugar en el que quisiera estar aquel momento. Sintió el pulgar de Eric rozando uno de sus pezones y su vientre se contrajo involuntariamente. Lamió sobre aquel tatuaje perfecto y mordió, arrancándole un jadeo lleno de excitación.La mano de Skyler se cerró sobre su miembro, masturbándolo un poco mientras lo sentía ponerse rígido y gruñir.—¡Maldit@ sea, chiquilla! No me hagas saltarme los preliminares —sonrió con los dientes apretados y ese mareo delicioso que presagiaba a una explosión.—Me duele —murmuró ella y Eric arrugó el ceño—. Me duele mucho.Eri
Eric se levantó desnudo poco antes de que amaneciera, y su primer pensamiento fue para su hija. Sabía que entre Silas y Andrei estaba más que cuidada, y con la nana que habían contratado esa noche para que Skyler pudiera ir a la boda debía haberse quedado cómoda, pero aún así necesitaba verificarlo.No se molestó en ponerse nada más elegante que un bóxer y le dio la vuelta a la cama para darle un beso en el hombro a Skyler, que dormía abrazada a una almohada. La escuchó ronronear y acurrucarse, y sonrió con algo que se parecía mucho a la paz. ¡Por fin era suya, y eso jamás cambiaría!Salió de la casa y caminó por la arena hasta la camioneta, y alcanzó su celular que estaba tirado en el asiento trasero. Se sorprendió al encontrarse más de veinte llamadas de Katerina, y a pesar de la hora no dudó ni un segundo en devolverlas.El teléfono solo sonó un par de veces antes de que la matriarca de los Orlenko respondiera.—Kate. ¿Qué pasó? —preguntó Eric con su misma seriedad.—Necesito que v
Eric se dio la vuelta mientras Skyler se acercaba a él, despacio. Tenía el enojo retratado en el rostro y su teléfono sostenido entre dos dedos.Tras ella Silas se llevaba el cochecito de Diana fuera de la habitación, y el Hellhound se dio cuenta de que ella había tenido tiempo de dar órdenes en los diez minutos en que a él le había tomado escuchar la petición desesperada de Aitor Hellmand.Skyler había escuchado cada súplica del hombre, pero había pasado demasiado tiempo siendo manipulada por los hombres Hellmand como tragarse fácilmente su dolor.—Eric no va a donar absolutamente nada, sea o no compatible con tu hijo —le escupió con rabia.Aitor palideció primero y luego se puso rojo hasta la raíz del cabello.—¿Cómo puedes decir eso…? —se ahogó—. ¡Si hay alguna posibilidad, aunque sea remota, de que pueda ayudarlo…! ¡Mi hijo es un niño!—¡Y la mía también es una niña y no voy a permitir que su padre se arriesgue! —le gruñó Skyler y Eric tuvo que cruzar un brazo frente a ella porque
Era una completa locura, pero después de todo sus vidas estaban hechas de eso.—¿No… no quieres hablar de lo que acabamos de descubrir? —le preguntó Skyler nerviosa.Se suponía que cuando se recibía una noticia como esa, una persona normal se quedara aturdida, dolida… algo así. Luego recordó que Eric no era una persona normal, y se prendió de sus labios con sensualidad.Su trasero rozó el borde del escritorio y se sentó en él, atrayendo a Eric entre sus piernas. Sintió su calor, su determinación y algo muy parecido a la felicidad.—Ya no quiero saber, chiquilla —murmuró él, separándose por un momento—. Ya no me importa. Todo lo que pasó desde el instante en que nacimos hasta ayer solo ha servido para lastimarnos. Ya no quiero eso. No me importa ni quién soy ni quién eres. Lo único que me importa es que te amo, que tenemos una hija y que quiero ser feliz contigo.Skyler sonrió sobre sus labios y volvió a besarlo.—¿Tenemos que preparar una boda en toda regla o podemos casarnos ya? —fue
Kolya no dijo una palabra mientras Skyler lo agarraba de la solapa y lo arrastraba hasta el despacho de Eric. Al trillizo fantástico no le tomó mucho tiempo acceder a la computadora y empezar a hacer su magia. Pero después de algunos minutos en que Skyler caminaba por aquella habitación como una fiera herida, Kolya arrugó el ceño y la miró.—¿Dónde está? —demandó la muchacha.—Su auto aparece detenido, a menos de un kilómetro de aquí, por la carretera… a lo mejor se le pinchó una llanta o algo…Pero la muchacha lo dudaba. Tenía aquella opresión en lo alto del estómago, que le decía que algo muy malo estaba pasando. Corrió hacia la puerta y llamó a Andrei a voces.—Por la carretera. A menos de un kilómetro. Creo que a Eric le pasó algo —le advirtió y Andrei salió corriendo de inmediato, dando órdenes para que varios de sus hombres lo siguieran.Dos camionetas de hombres armados salieron de inmediato, y Skyler sintió que su mundo estaba colapsando violentamente. Eric no se había arrepen
Eric abrió los ojos, solo para darse cuenta de que traía una bolsa de tela negra cubriéndole la cabeza. Estaba acostado sobre el suelo de un auto en movimiento, pero sus piernas estaban estiradas, así que no estaba en una cajuela, lo más probable era que lo tuvieran en el interior de una camioneta.Podía escuchar voces a ambos lados y su cerebro comenzó a recordar algunos flashazos. Las llantas de su auto habían reventado, haciéndolo perder el control del vehículo. lo más seguro era que le hubieran puesto una cadena de pinchos, porque no había otra forma de reventar cuatro llantas juntas.Había logrado maniobrar bastante bien, y uno de los muros perimetrales de la propiedad había servido para detener el auto. Por un momento se había quedado aturdido, pero un golpe contra el vidrio de su ventana lo había hecho estallar en pedazos y lo siguiente que había sentido era que pinchaban su cuello.Después había perdido completamente la conciencia.Eric no tenía idea de cuánto tiempo había pas
—¿Qué quieres hacer?La pregunta parecía simple pero no lo era, más viniendo de un lobo viejo como Ruben Easton. Y todo el peso de su responsabilidad cayó de golpe sobre los hombros de Skyler. Jamás había esperado que Eric no estuviera presente, y menos que si eso sucedía todos se dirigieran a ella como si… como si…—Es tu hombre el que está desaparecido —murmuró Ruben—. En las familias como las nuestras hay una cadena de mando establecida, si yo falto, uno de mis hijos debe decidir. En el caso de Eric, tú eres la que debe decidir.Skyler cerró los ojos, apretando los dientes. No tenía idea de qué se suponía que hiciera, no sabía manejar una mafia ni mucho menos, pero sabía que al menos estaba rodeada de amigos y que quería encontrar a Eric, así que por ahí iba a empezar.—Tenemos que encontrarlo —sentenció girándose hacia Kolya—. ¿Hay alguna forma de rastrearlo?El trillizo negó con impotencia, eso habría resuelto muchas cosas, pero por desgracia no era adivino.—Dejaron su celular d
Estaba cansado, le dolía el cuerpo por el traqueteo de casi veinte horas tirado en el suelo de un auto en movimiento, y para completar estaba aturdido. Le habían inyectado un sedante suave, solo para que no se resistiera, pero estaba lo bastante lúcido como para darse cuenta de que estaba atado a una cama en un cuarto blanco.No podía mover las manos ni los pies, y también había una banda ancha de cuero sobre su pecho.Eric miró alrededor, aquello se parecía bastante a un quirófano, excepto que en él había una mancha de suciedad enorme llamada Aitor Hellmand.—Déjame adivinar —gruñó Eric desperezándose—. Me vas a mandar a sacar un riñón por la fuerza.Aitor se acercó a su lado y asintió con una mueca.—¿Sabes cuánto me costó trasladar a mi hijo hasta aquí, con lo enfermo que está? —le escupió con disgusto.—Estoy seguro de que más de lo que te hubiera costado comprar un riñón compatible en el mercado negro —siseó Eric, porque sabía que para aquel hombre donar uno suyo no era una opció