Eric se dio la vuelta mientras Skyler se acercaba a él, despacio. Tenía el enojo retratado en el rostro y su teléfono sostenido entre dos dedos.Tras ella Silas se llevaba el cochecito de Diana fuera de la habitación, y el Hellhound se dio cuenta de que ella había tenido tiempo de dar órdenes en los diez minutos en que a él le había tomado escuchar la petición desesperada de Aitor Hellmand.Skyler había escuchado cada súplica del hombre, pero había pasado demasiado tiempo siendo manipulada por los hombres Hellmand como tragarse fácilmente su dolor.—Eric no va a donar absolutamente nada, sea o no compatible con tu hijo —le escupió con rabia.Aitor palideció primero y luego se puso rojo hasta la raíz del cabello.—¿Cómo puedes decir eso…? —se ahogó—. ¡Si hay alguna posibilidad, aunque sea remota, de que pueda ayudarlo…! ¡Mi hijo es un niño!—¡Y la mía también es una niña y no voy a permitir que su padre se arriesgue! —le gruñó Skyler y Eric tuvo que cruzar un brazo frente a ella porque
Era una completa locura, pero después de todo sus vidas estaban hechas de eso.—¿No… no quieres hablar de lo que acabamos de descubrir? —le preguntó Skyler nerviosa.Se suponía que cuando se recibía una noticia como esa, una persona normal se quedara aturdida, dolida… algo así. Luego recordó que Eric no era una persona normal, y se prendió de sus labios con sensualidad.Su trasero rozó el borde del escritorio y se sentó en él, atrayendo a Eric entre sus piernas. Sintió su calor, su determinación y algo muy parecido a la felicidad.—Ya no quiero saber, chiquilla —murmuró él, separándose por un momento—. Ya no me importa. Todo lo que pasó desde el instante en que nacimos hasta ayer solo ha servido para lastimarnos. Ya no quiero eso. No me importa ni quién soy ni quién eres. Lo único que me importa es que te amo, que tenemos una hija y que quiero ser feliz contigo.Skyler sonrió sobre sus labios y volvió a besarlo.—¿Tenemos que preparar una boda en toda regla o podemos casarnos ya? —fue
Kolya no dijo una palabra mientras Skyler lo agarraba de la solapa y lo arrastraba hasta el despacho de Eric. Al trillizo fantástico no le tomó mucho tiempo acceder a la computadora y empezar a hacer su magia. Pero después de algunos minutos en que Skyler caminaba por aquella habitación como una fiera herida, Kolya arrugó el ceño y la miró.—¿Dónde está? —demandó la muchacha.—Su auto aparece detenido, a menos de un kilómetro de aquí, por la carretera… a lo mejor se le pinchó una llanta o algo…Pero la muchacha lo dudaba. Tenía aquella opresión en lo alto del estómago, que le decía que algo muy malo estaba pasando. Corrió hacia la puerta y llamó a Andrei a voces.—Por la carretera. A menos de un kilómetro. Creo que a Eric le pasó algo —le advirtió y Andrei salió corriendo de inmediato, dando órdenes para que varios de sus hombres lo siguieran.Dos camionetas de hombres armados salieron de inmediato, y Skyler sintió que su mundo estaba colapsando violentamente. Eric no se había arrepen
Eric abrió los ojos, solo para darse cuenta de que traía una bolsa de tela negra cubriéndole la cabeza. Estaba acostado sobre el suelo de un auto en movimiento, pero sus piernas estaban estiradas, así que no estaba en una cajuela, lo más probable era que lo tuvieran en el interior de una camioneta.Podía escuchar voces a ambos lados y su cerebro comenzó a recordar algunos flashazos. Las llantas de su auto habían reventado, haciéndolo perder el control del vehículo. lo más seguro era que le hubieran puesto una cadena de pinchos, porque no había otra forma de reventar cuatro llantas juntas.Había logrado maniobrar bastante bien, y uno de los muros perimetrales de la propiedad había servido para detener el auto. Por un momento se había quedado aturdido, pero un golpe contra el vidrio de su ventana lo había hecho estallar en pedazos y lo siguiente que había sentido era que pinchaban su cuello.Después había perdido completamente la conciencia.Eric no tenía idea de cuánto tiempo había pas
—¿Qué quieres hacer?La pregunta parecía simple pero no lo era, más viniendo de un lobo viejo como Ruben Easton. Y todo el peso de su responsabilidad cayó de golpe sobre los hombros de Skyler. Jamás había esperado que Eric no estuviera presente, y menos que si eso sucedía todos se dirigieran a ella como si… como si…—Es tu hombre el que está desaparecido —murmuró Ruben—. En las familias como las nuestras hay una cadena de mando establecida, si yo falto, uno de mis hijos debe decidir. En el caso de Eric, tú eres la que debe decidir.Skyler cerró los ojos, apretando los dientes. No tenía idea de qué se suponía que hiciera, no sabía manejar una mafia ni mucho menos, pero sabía que al menos estaba rodeada de amigos y que quería encontrar a Eric, así que por ahí iba a empezar.—Tenemos que encontrarlo —sentenció girándose hacia Kolya—. ¿Hay alguna forma de rastrearlo?El trillizo negó con impotencia, eso habría resuelto muchas cosas, pero por desgracia no era adivino.—Dejaron su celular d
Estaba cansado, le dolía el cuerpo por el traqueteo de casi veinte horas tirado en el suelo de un auto en movimiento, y para completar estaba aturdido. Le habían inyectado un sedante suave, solo para que no se resistiera, pero estaba lo bastante lúcido como para darse cuenta de que estaba atado a una cama en un cuarto blanco.No podía mover las manos ni los pies, y también había una banda ancha de cuero sobre su pecho.Eric miró alrededor, aquello se parecía bastante a un quirófano, excepto que en él había una mancha de suciedad enorme llamada Aitor Hellmand.—Déjame adivinar —gruñó Eric desperezándose—. Me vas a mandar a sacar un riñón por la fuerza.Aitor se acercó a su lado y asintió con una mueca.—¿Sabes cuánto me costó trasladar a mi hijo hasta aquí, con lo enfermo que está? —le escupió con disgusto.—Estoy seguro de que más de lo que te hubiera costado comprar un riñón compatible en el mercado negro —siseó Eric, porque sabía que para aquel hombre donar uno suyo no era una opció
Nadie tenía que preguntarle si estaba segura de hacer aquello. Ruben había dicho las palabras correctas: era su hombre, el padre de su hija, y su futuro esposo… ¡al que un cabrón imbécil se le había ocurrido secuestrar precisamente el día de su boda!Nota mental: si alguna vez quieres quitarle un hombre a una mujer… que no sea precisamente el día de su maldit@ boda.No se molestaron anunciarse siquiera. Cuando doce hombres armados entraron detrás de ella y de Andrei en aquella clínica, la reacción general fue esconderse detrás de los mostradores o donde se pudiera.Andrei solo necesitó patear una puerta y agarrar por la camisa a uno de los enfermeros. Le puso delante el celular con una foto de Eric y dijo una sola palabra:—¿Dónde?Y como una pistola era una poderosa forma de convencimiento, el enfermero señaló al uno de los corredores y Andrei lo empujó frente a ellos para que los guiara.No habían pasado ni cinco minutos cuando Skyler escuchó la voz de Eric, y respiró con alivio por
Eric le dio un abrazo a Kolya apenas lo vio. No le sorprendía que hubiera acompañado a Skyler, estaba seguro de que los Orlenko no iban a quedarse cruzado de brazos si él desaparecía.—Te veo entero —sonrió el trillizo.—¡Entero y cabreado!... y con muchas ganas de largarme a mi casa y ver a mi hija —contestó Eric—. Así que me encantaría irme lo más pronto posible.—Bueno, la buena noticia es que el avión en que vinimos está listo —se aventuró Kolya, sin embargo la mirada fría en los ojos de Eric le dijo que no era eso lo que lo detenía—. Pero tú no has terminado.—No, no he terminado —gruñó él poniéndose una playera negra que había en un bolso en la cajuela de la camioneta—. Sé que si están aquí es porque lograron rastrearme ustedes solos, pero ¿de casualidad no los contactó un hombre llamado Mike? —lo interrogó.—Mike Telher, sí —dijo Kolya—. Nos llamó para avisar que había dejado su celular en la cajuela para que pudiéramos rastrearlo.—¿Sabes dónde está?Kolya asintió.—También hi