¿Qué noticia habrá recibido Ares? ¡Esto esta de comerse las uñas, lo se! jajaja Gracias por continuar leyendo. Recuerden comentar, reseñar y dar muchos likes.
Capitulo 16: La muerte de Fausto"El aire dentro del auto se sentía denso, sofocante. Ares apenas podía escuchar el sonido del motor mientras la ciudad nocturna pasaba borrosa por la ventana. Su pecho subía y bajaba en respiraciones irregulares, pero nada parecía ser suficiente para llenar el vacío que lo devoraba desde adentro.El escolta, sentado detrás del volante, recibió una llamada. Un silencio tenso se expande por el vehículo mientras el hombre asentía con la cabeza. Luego, giró la mirada hacia Ares a través del espejo retrovisor, su expresión seria, llena de algo que Ares no quería interpretar.No tenía que hacerlo. Ya lo sabía.Su cuerpo se quedó frío, inmóvil, mientras el eco de aquellas palabras que aún no había escuchado resonaba en su cabeza.Fausto… su padre…Estaba muerto.El corazón de Ares latía con una intensidad insoportable, como si su pecho estuviera a punto de estallar. Su garganta se cerró, y por primera vez en muchos años, sintió miedo. Miedo real. Miedo a enfr
Capitulo 17: "El pasado vuelve de forma dolorosa" La mañana siguiente, la mansión Salvatierra estaba sumida en un silencio sepulcral. No el tipo de silencio pacífico, sino uno opresivo, cargado de un vacío insoportable.Desde la muerte de Fausto, todo había cambiado.Ares lo sentía en la forma en que los empleados bajaban la mirada cuando pasaba. De la manera en que la casa parecía demasiado grande, demasiado fría, demasiado ajena ahora que su padre no estaba.Saber que Fausto no volvería a caminar por esos pasillos le dejaba un hueco en el pecho que no podía llenar con nada.Giulia miraba la ropa negra que había dejado sobre la cama.El funeral sería en unas horas, pero no se sentía lista.No porque le pesara la etiqueta, sino porque… ¿cómo se despedía de alguien que había sido su salvación?Fausto le había dado una segunda oportunidad. Había confiado en ella cuando nadie más lo había hecho.Y ahora se había ido sin siquiera decirle adiós.Un golpe suave en la puerta la sacó de sus
Capitulo 18: "La voluntad de Fausto Salvatierra" Al día siguiente, sería la lectura del testamento. Todo parecía irreal, como si de verdad no estuviera sucediendo.Giulia se había encerrado bajo llave desde que Ares la había llevado al estudio tras su crisis, y se negó a salir o a hablar con alguien.Ares no insistió.No porque no le importara, sino porque algo dentro de él le decía que Giulia necesitaba espacio.Sin embargo, ese día no podía dejarla encerrada.Se plantó frente a la puerta y golpeó con los nudillos.— Giulia, tenemos que irnos.Silencio.Ares apoyó la frente contra la madera y suspiró.— Es la lectura del testamento — insistió —. Mi padre... dejó instrucciones claras. Es importante que estés presente.Más silencio.Ares presionó la mandíbula y estuvo a punto de insistir cuando, finalmente, la cerradura giró.La puerta se abrió solo un poco y los ojos enrojecidos de Giulia se asomaron por la rendija.— ¿Van a estar ellos? —preguntó con voz temblorosa.Ares supo inmedi
— ¿Ca…sarme? — preguntó Gala después de la lectura del testamento. Acababa de enterrar a sus padres y hermana mayor hace menos de veinticuatro horas y no había dormido lo suficiente, así que por la falta de lucidez, le fue fácil suponer que había escuchado mal.El hombre detrás del escritorio, con la mirada todo el tiempo gacha, repitió la cláusula para que no quedaran dudas, pero Gala negó, desconcertada.No, era una locura.¿Por qué razón sus padres la obligarían a casarse? No tenía sentido.— … y de no cumplir con dicho mandamiento, todo pasará a manos de su tía paterna, Beatriz de Lima.Gala giró la cabeza y miró a su tía con el ceño fruncido. Fue una sonrisa siniestra lo que la hizo volver la vista al hombre, y con voz dudosa, respondió.— De acuerdo, lo haré. ¿Cómo contacto a este hombre con el que… debo casarme?— No se preocupe, solo deberá presentarse en el registro civil a una hora estipulada. La señora de Lima la guiará en todo.— No necesito de ella.— Su padre así lo esti
La ceremonia se llevó a cabo de forma rápida y casi fría, y aunque Gala todo el tiempo mantuvo una sonrisa y su dulce optimismo, no sería hasta después de dar el “sí, quiero”, cuando descubriría su nueva realidad. Cruda y devastadora.Por supuesto, antes de firmar su destino, Gala tuvo preguntas, como de dónde se conocían él y sus padres, pero, ninguna de ellas fue respondida, a excepción de un “no tengo tiempo para tus preguntas. Continuamos o lo dejamos aquí. Tú tienes más que perder” de su parte. Por lo que Gala se vio en la obligación de asentir y unir su vida en matrimonio al hombre que estaría por conocer.— ¿Tienes tu equipaje contigo? — fue lo primero que le preguntó Ramsés a Gala luego de haberse convertido en marido y mujer. Ni siquiera hubo beso, lo que abochornó ante a todos a la pobre Gala.Con voz dulce, ella respondió:— No, no sabía que…— ¿Que qué? ¿Qué después de convertirte en la esposa de alguien te irías a vivir con él? — se burló Ramsés de forma cínica, y la cort
Tras recobrar el aliento, Gala bajó del auto, observando con asombro y confusión todo lo que había a su alrededor. Hectáreas tras hectáreas de verde le dieron la bienvenida. También el olor a flores frescas y tierra húmeda. Parpadeó dando un amplio recorrido con su mirada.— ¿Tú… vives aquí? — preguntó la joven, atontada.— Sí, y es donde lo harás tú también a partir de ahora. ¿Por qué? ¿Te desagrada la vida en el campo? — quiso saber con arrogancia y fastidio. No le sorprendería en lo absoluto su rechazo por aquel lugar. A Giulia tampoco le gustaba la vida en aquellas tierras, y cuando lo dejó, no desaprovechó la oportunidad para confesarle en su cara que repudiaba todo de aquel lugar. Desde el olor a pasto hasta el merodear de los bichos.Pero, para su completa sorpresa, la respuesta de Gala fue todo lo contrario.— No, de hecho, es… un lugar hermoso. Creo que va a gustarme la vida aquí.Ramsés la miró contrariado.— ¿Qué?— Sí, bueno, jamás he estado en un lugar como este, pero me
Gala se quedó lívida por largos segundos.— ¿Qué? — consiguió preguntar, atándose la bata y abrazándose a sí misma.— Te dije largo, vamos, fuera de esta habitación. ¡Salte! — y señaló la puerta.Gala ahogó un jadeo y negó con la cabeza, desconcertada, llorosa.— ¡Pero…!— ¿Es que no me escuchaste? ¡FUERA! ¡LARGO! — gritó el brasileño, fuera de sí.Para ese punto, Gala intentó alcanzar su maleta, buscando desesperada y con manos temblorosas algo con lo que cubrirse, pero sin pensarlo y rebasado por el resentimiento, Ramsés la tomó del brazo y la sacó de la habitación sin pensar en las consecuencias, no fue hasta después de largos segundos e inhalaciones profundas cuando reaccionó.— ¡Carajo! — gruñó, ¿qué había hecho? Estaba semi desnuda y… ¡Idiota! ¡Mil veces idiota!Salió a buscarla. No había sido su intención. No de esa forma, pues a final de cuentas, sea cual sean sus planes de venganza, ella seguía siendo su esposa y nadie más que él, tenía el derecho de verla con poca ropa.Abri
— ¡¿Qué diablos quieres decir con que mi esposa no está en la hacienda?! ¡Habla ya! — exigió el brasileño con vehemencia, incorporándose fuera de su silla.— Patrón, no lo sé, uno de los peones me dijo que la vio cabalgar quién sabe a dónde. No parecía muy… — bajó la mirada.Ramsés entornó los ojos.— ¿Muy qué? ¡Termina de hablar con un demonio!— No parecía saber muy bien lo que hacía ni a dónde iba. La verdad es que… le ensillaron al caballo más agresivo, patrón. ¡Le ensillaron a la morena!— ¡¿Qué carajos?!Sin esperar a nada, Ramsés le dio la vuelta al escritorio y salió de su despacho, sin atender el llamado de nada ni de nadie. Continuó y no se detuvo hasta llegar a los establos.— ¡Felipe! ¡Felipe! — llamó al seguramente culpable de todo aquello.El hombre joven salió con los ojos bien abiertos.— ¡Patrón!— ¡¿Qué fue lo que hiciste?!— ¿De qué habla, patrón? ¡No le entiendo!— ¡De mi esposa! ¡De mi jodida esposa! ¡De eso hablo! ¿En dónde está?— Yo, bueno, yo… no lo sé, patrón.