En aquella reunión de accionistas en la empresa textil de los Ivanov, Enzo observaba con tensión a Jake mientras este anunciaba su decisión de quedarse en la ciudad para ocupar el puesto de su padre.—Creo que puedo encargarme temporalmente como gerente. Escuché que buscabas uno —lo miró, esperando su reacción.Sus palabras resonaron en la sala, provocando un revuelo de murmullos y miradas sorprendidas. Enzo se sentía atrapado entre la emoción de asumir la dirección de la compañía, lugar que le había otorgado su padre. Pero era evidente la frustración que también estaba sintiendo ante la presencia desafiante de Jake.Los pensamientos de Enzo se agolpaban en su mente mientras luchaba por mantener la compostura. ¿Cómo podía Jake querer un lugar en la empresa? ¿Por qué no podía simplemente seguir su vida y permitirle a Enzo tomar las riendas del negocio? —¿Por qué lo harías? El hecho de estar buscando un gerente no significa que debas ocupar el puesto. Además, ¿Qué sabes tú de gestión?
Los días habían transcurrido tranquilamente, sin mayor estrés para Enzo a pesar de haber estado soportando la presencia de Jake que frecuentó la empresa un par de veces. Esto no le agradó a Enzo, pero había estado reflexionando en las palabras de su padre y, aunque no cambió de parecer ni su opinión fue diferente respecto a Jake, seguía pareciéndole el mismo inepto de siempre. Se esforzó por mantener la compostura delante de él en todo momento, a pesar de las provocaciones del rubio.Esa tarde, después de terminar de revisar los documentos, recibió una visita de parte de Celine, lo cual tomó por sorpresa su presencia en la empresa.—Buenas tardes, Enzo —dijo la joven luego de cerrar la puerta tras ella—. Espero no haber venido en un mal momento.—Descuida, he terminado por hoy. ¿A qué has venido? —la miró con intriga.Sus orbes grises la observaron detenidamente, repasando sus delicadas facciones y grabándolas en su memoria. Detuvo su mirada en los labios de la pelirroja, trayendo con
El restaurante se encontraba en una calle céntrica de la ciudad, con una fachada de estilo europeo y grandes ventanales que permitían ver el interior lleno de mesas elegantemente decoradas. El ambiente era acogedor, con suaves luces que creaban una atmósfera íntima. El lugar estaba lleno de recuerdos y Celine notó inmediatamente en la expresión de Emir que aquel sitio tenía un significado especial para él."Muy astuto, Enzo", pensó Celine, reconociendo la intención de su esposo al recomendarle ese restaurante.—¿Sabías que este era mi lugar favorito? —expresó Emir, tomando asiento frente a ella.Celine abrió la boca, fingiendo sorpresa, y negó con la cabeza, tratando de no delatarse con su mirada.—¿De verdad? No tenía ni idea...—Entonces hay dos opciones: puede ser una casualidad, aunque no creo en ella, o debo suponer que ha sido Enzo quien ha hecho la reserva. Él es el único que sabe de la existencia de este lugar —dijo Emir entrecerrando los ojos hacia ella, pero la llegada del c
Celine nunca imaginó escuchar esas palabras salir de la boca de Emir. Se quedó unos segundos procesando lo que le estaba pidiendo, sin estar segura de cómo reaccionar. Sabía que aceptar significaba traicionar a Enzo al ponerse del lado de su padre, y eso era algo que no estaba dispuesta a hacer.Con recelo, decidió preguntar.—¿Qué quiere decir con todo esto, señor?Emir metió las manos en los bolsillos de su chaqueta y sacó un sobre negro que extendió hacia la joven. Ante la falta de reacción de Celine, él bajó el brazo. Este contenía la información que le había suministrado su secretario con relación al plan armado por su hijo.—Estoy al tanto de la farsa que están llevando a cabo. Enzo nunca fue alguien que cambiara de opinión tan fácilmente. Durante cinco años, he presionado para que se casara, pero siempre se negó. Sin embargo, bastó que te conociera para que finalmente cediera. ¿Coincidencia? No lo creo. Parece que fuiste la solución a su dilema —hablaba con calma, como si estuv
El doctor Steven McAdams había advertido a Emir sobre los posibles efectos secundarios del tratamiento. Al ver lo que había sucedido, intuyó que algo más había ocurrido para provocar el desmayo. Al ingresar a la habitación, frunció el ceño y negó con la cabeza al ver a Emir sentado en la cama.—Eres muy terco, ¿verdad? Debes permanecer acostado —se acercó a Emir, quien no reaccionó al tacto del doctor mientras este revisaba la intravenosa en su brazo—. Hemos cambiado los medicamentos, estoy seguro de que aumentando la dosis lograrás sentirte mejor.—Haz lo que tengas que hacer, confío en ti —respondió Emir con semblante decaído.El doctor lo observó en silencio, sintiendo pena por la situación en la que se encontraba su amigo. A pesar de haber seguido caminos diferentes después de la preparatoria, su amistad había perdurado a lo largo de los años. Emir había sido aceptado en la Universidad de Stanford en California, mientras que él había estudiado medicina en Canadá. Sin embargo, la d
Al día siguiente, Enzo se dirigía de regreso a casa para llevar a su padre, quien había sido dado de alta debido a la insistencia del paciente. Emir no soportaba estar encerrado en aquel lugar, se sentía aún más deprimido y desanimado. Necesitaba aprovechar el tiempo de la mejor manera posible, y se negaba a quedarse allí. Creía que su permanencia en ese sitio solo aceleraría su muerte.—Déjame ayudarte, padre —se ofreció su hijo al verlo intentar subir al auto por sí mismo.—No soy un niño, puedo hacerlo por mí mismo, esto no me lo impide —señaló su pierna, que apenas podía flexionar con la ayuda de un bastón.—Simplemente acepta la ayuda que te ofrecen, no te esfuerces demasiado ¿de acuerdo? —insistió Enzo.Emir se mantuvo en silencio mientras su hijo rodeaba el auto para subirse a su lado. Observó el rostro de Enzo, cansado y aparentemente sin haber descansado. Sin embargo, se había tomado el tiempo de ir por él a pesar de los pendientes que tenía en la empresa. Emir no pudo evitar
Mientras tanto, Celine había pasado la noche en casa del señor Emir, ya que Enzo consideró prudente no dejarla sola en la residencia. Aunque no estaba acostumbrada a ese lugar, agradeció la atención y amabilidad de los empleados, quienes se habían mostrado muy atentos con ella.Cuando los primeros rayos de sol inundaron la habitación, Celine se despertó y se dirigió al comedor, esperando la llegada de Enzo y su padre. Enzo le había informado que su padre había sido dado de alta y que pronto estarían de regreso en casa.Sentada en el sofá de la sala, contemplaba el hermoso árbol de cerezo en el jardín cuando, de repente, el timbre sonó. Supuso que serían Enzo y su padre, pero para su sorpresa, se encontró con la inesperada visita de los Mccartney, quienes habían sido informados de lo sucedido.—Buenos días, señorita. ¿Cómo se encuentra Emir? ¿Está estable? —preguntó Bastián al entrar en la sala.A su lado, Jake permanecía en silencio, dedicando una mirada que hizo sentir incómoda a Cel
La llamada de Celine había alertado a Enzo. Solo escuchar que los Mccartney se encontraban en casa de su padre le hizo hervir la sangre, sobre todo al saber que Jake también estaba allí. Después de estacionar el auto, Enzo ayudó a su padre a bajar del coche y pidió a uno de los empleados que lo condujera dentro de la mansión debido a la repentina lluvia que había comenzado a ponerse más fuerte. Mientras él atendía una llamada entrante de su secretaria.—¿Qué ocurre? —indagó.—Señor, la familia Smith ha cancelado el pedido y ha pedido el reembolso de su dinero. He intentado persuadirlos para que expliquen las razones por las que devuelven las telas, pero exigen hablar con usted en persona —explicó brevemente la secretaria, tratando de mantener la calma ante aquellos clientes quisquillosos.Enzo suspiró mientras apretaba el puente de su nariz, frustrado.—De acuerdo, diles que voy para allá —colgó la llamada y se encaminó hacia la mansión, ingresando al cálido hogar de su infancia.Sus o