El bello rostro de Isis se contrae en una expresión de sorpresa mientras dos lágrimas silenciosas ruedan por sus mejillas. Intenta hablar repetidamente hasta que logra articular:
—Pero Jacking, perdóname si te he ofendido. Yo... yo solo quería saludarte —se interrumpe, mientras su boca se mueve sin que de ella salga ninguna palabra hasta que logra continuar—. Es verdad que no somos nada, pero yo... yo... ¡yo te amo! El Alfa Supremo contempla a la frágil humana mientras una tormenta de emociones destructivas nubla su razón. La furia se expande por su pecho como lava ardiente, nublando su visión con destellos rojos. Cada fibra de su ser rechaza esas palabras de amor que considera una blasfemia contra su naturaleza. El odio y la repulsión se mezclan con una rabia primitiva que amenaza con hacerle perder el control. Cuando finalmente abre la boca, no es su voz humana la que emergeAl no escuchar su voz invitándola a entrar, empujó la puerta y entró, solo para encontrarse frente a frente con Jacking, quien la miró con fiereza, odio y rencor. De pronto se sintió muy pequeña mientras pensaba que debió hacerle caso a la nana de no molestarlo. Pero ya es demasiado tarde. Lo que pasó después aún la tiene anonadada en medio del pasillo, sin saber qué hacer o pensar.Luego de ser expulsada vergonzosamente por el propio Jacking, quien dio un portazo a su espalda que todavía la estremece, Isis se quedó repasando lo sucedido, sin comprender qué había hecho mal.—¿Por qué estás aquí? ¿Es que acaso tengo que estar todo el tiempo contigo? ¡Estoy cansado de tener que cuidarte todo el tiempo! ¡Yo no soy tu padre, ni tu novio y ni siquiera tu amigo! ¡Por favor, déjame tranquilo! —
Amet lleva dos días sin ver a Jacking y siente que algo le está sucediendo. Lo sabe por la conexión que tienen. No entiende lo que le ocurre y está confundido porque percibe a su Alfa dividido. Y lo peor es que Jacking no les permite entrar en su despacho, donde se ha encerrado, y lo necesitan. Junto a Teka-her y los otros tres, no pueden mantener la estabilidad de la manada en la tercera dimensión sin el Alfa Supremo. Debemos regresar lo antes posible a nuestro lugar o, al menos, a las cuevas milagrosas.Amet volvió a tocar la puerta del despacho, acompañado de Horacio y Bennu, muy preocupados. Cuando estaban a punto de retirarse, sintieron un suave y débil:—Adelante.Al entrar los tres, se quedaron de una pieza. Parado junto al buró, se encontraba un Jacking muy demacrado. A su lado, su lobo Mat estaba en la misma situación.—¿Hermanos, qué l
Jacking, convertido en Alfa Supremo, leyó en silencio por un instante lo que debía hacer. Suspiró y se colocó nuevamente en el signo que había dibujado su beta, cerrando los ojos para realizar el conjuro de la separación. Estaba listo para decirlo cuando escuchó a Mat en su mente:—No lo hagas, no quiero estar afuera ahora. Tengo miedo, no me separes de ti hasta que esté listo para esa nueva realidad.—Muy bien, Mat —acordó Jacking, porque él tampoco quería separarse de su lobo en esos momentos.Ante la mirada expectante de todos, pronunció el conjuro para dejar de ser el Alfa Supremo y volver a ser humano, cerrando el libro con un sonido seco.—¿Qué pasó? ¿No pudiste dominar el conjuro de la separación? —preguntó Amet, confundido.—No, Amet. Es que Mat no quiere salir ahora y, para ser honesto, yo
Aunque Jacking necesita que Mat le cuente su historia porque quiere saber a qué se enfrentan, no lo presiona. Nadie mejor que él para sentir todo lo que su lobo está sufriendo. Por ello, ha decidido sacar la verdad de la humana Isis. Después de analizarlo mucho, y porque sabe que su lobo no le permitirá ejercer ningún castigo físico en ella, decide optar por una tortura psicológica.Ha comenzado a estudiar partes del libro sagrado después del susto que pasó con su nuevo poder. Es algo que debió hacer hace muchos años, desde que perdió a sus padres. Pero, por alguna razón, al ver el libro en el que solía ver a sus padres escribir y buscar cosas, le provoca un gran dolor y le recuerda la inmensa pérdida que sufrió el mismo día que le fue entregado.
Despierto en completa oscuridad y silencio. Trato de moverme, pero no puedo hacerlo. Mi cuerpo está inmovilizado. No sé dónde estoy. Intento agudizar mis sentidos, pero nada llega a ellos. ¿Estaré dormida? Mi mente me responde que no. Comienzo a llamar a Jacking, a la nana, pero nadie responde. Solo silencio.Intento tranquilizarme; no gano nada con desesperarme. Después de muchas horas de escuchar únicamente mis pensamientos, el sonido de una gota de agua comienza a resonar. Me alegro, por fin otro sonido. Primero me dedico a escuchar ese hermoso goteo, luego comienzo a visualizarlo. La sed se apodera de mí. Pido agua a gritos, pero nadie viene.Ahora comienzo a odiar ese goteo constante. Me digo que debo tranquilizarme, que seguro despertaré pronto, que es una de tantas pesadillas. Empiezo a contar las gotas para tratar de dormir dentro de mi sueño y así poder despertar. Me desespero, nada ocurr
Lloro desconsoladamente. Esta soledad me está enloqueciendo. Y a mi memoria viene el recuerdo de aquellas patas calientes de lobo.—¡Desgraciadoooo, mándame a mi maldito lobo para que duerma conmigo, o que me coma, o me torture! ¡No me importa, mándamelo! ¡No quiero estar sola, prefiero que me acompañe un lobo!—Quiero a mi lobo —digo entre sollozos—. Sí, seguro estoy loca, estoy pidiendo un lobo... —río descontroladamente—. ¡Un lobo! ¡Sí, quiero a mi lobo!—¿Cuánto tiempo lleva así, Mat? —preguntó Jacking sin dejar de mirar a Isis.—Todo el día y la noche, Jacking —respondió Mat.—¿Vas a ir a dormir con ella? —volvió a preguntar Jacking mirando a su lobo.—No lo sé. Todavía no creo que no sea ella, que esté jugando c
Jacking va a encontrar a Mat en la cueva donde permanece Isis. Le preocupa que su lobo no se separa de ella, y que tampoco haya logrado nada. Isis parece de veras no saber nada. Es simplemente una humana con algún poder que no logran descifrar. Quizás es obra de sus padres. Llega y lo ve acostado con Isis que duerme extenuada. Mat al verlo, la deja y sale a su encuentro. —Mat, hace diez días que estamos torturando psicológicamente a Isis. No hemos logrado nada. ¿Todavía sientes ese gran poder en ella? —pregunta sin dejar de mirar a la humana. —Todavía lo siento Jacking, y ahora más que nunca —confiesa su lobo Mat siguiendo su mirada. —¿Por qué más? —inquiere Jacking preocupado. Su lobo lo observa directamente a los ojos y luego gira la cabeza para ver a la humana, mientras le contesta que a lo mejor es porque duerme con ella todas las noches, y ha depositado su confianza en él. Jacking asiente, mientras le dice que puede ser eso. Teka-her cree que deberían sacarl
Sabían que Isis iba a despertar; hablaban alrededor de ella para que creyera que había sido una pesadilla. Isis no quiere abrir sus ojos, no quiere despertar, porque siempre que lo hace se da cuenta de que sigue encerrada en una pesadilla. Pero hoy hay algo diferente: escucha voces conocidas a su alrededor.—Ya ha dormido demasiado. Si no despierta hoy, la enviaremos a un hospital —escucha esa voz conocida, sí, conoce esa voz, es Jacking.—Sí, yo creo que es lo mejor. La primera vez estuvo dormida doce días, y ahora va por diez, y aunque no encuentro un motivo físico para ello, sigue durmiendo. Todas las pruebas que le he realizado demuestran que no posee nada físico. Estoy convencida de que es psíquico —comenta la voz de una mujer; ella sabe quién es, es Teka, la doctora.Isis siente cómo la mano de Jacking le toca su frente. ¡Oh, Dios! ¡Ha despertado de esa horr