Pero cuando estaba a punto de llegar al clímax, él se detuvo para subir hasta sus pechos y comenzó a succionar con gran maestría, mientras sus dedos se introducían en su interior. Ella gemía como loca; nunca en su vida había sentido tal placer. Tiró de él para poder besarlo, y lo hizo, ¡queriendo comerse la boca de su hombre que sabía a ella!
Luego bajó hasta su cuello, la chupaba una y otra vez, donde debía ir su marca, sus colmillos rozaban la piel de la mujer, provocándole miles de sensaciones. Julieta estaba enloquecida de placer; atraía con sus pies al hombre por la cintura. Sacó sus garras y le rompió la ropa. Horacio terminó de desprenderse de su ropa, sin dejar de lamer a su mitad. Sacó su miembro y, sin previo aviso, enloquecido por esta mujer, la embistió con todas sus fuerzas. Julieta soltó un grito dMerytnert se acaba de despertar y no sabe qué le pasa. Desde que vive en esta casa, se siente inquieta, como si le faltara algo. Se siente incompleta, incluso junto a su mitad. Nunca antes había experimentado esta sensación; siempre fue muy segura de sí misma. Tendrá que hablar con su hermano.Toma su ropa y se dirige al baño. Hace sus necesidades y se da un baño. Se mira desnuda en el espejo y se asombra. Encima de su pecho izquierdo, ha aparecido un tatuaje de una loba negra, con un diamante dorado en la frente. Se apresura a vestirse y se dirige al despacho de su hermano. Lo encuentra absorto en su trabajo. Él levanta la vista al sentir su presencia.— Buenos días, preciosa —sonríe el Alfa a su hermana menor.— Buenos días, Ru. Tengo que enseñarte algo —Merytnert se acerca a Jacking, quien la mira asombrado.— ¿Te acuerdas de có
El Alfa observa cómo Merytnert abre y cierra las aletas de su nariz, cierra los puños como señal de que está muy molesta, y se divierte al comprobar que, a pesar de todos los años que han pasado separados, ella sigue siendo la misma niña impulsiva y fácil de molestar.— ¡Ru, te lo advierto! —Los ojos de Merytnert ahora casi rojos le indican que su loba está despertando, algo que agrada al Alfa—. ¡Me enojaré mucho contigo si le haces algo a mi mitad! ¡No me quieras ver enojada, Ru!El Alfa no puede contener la risa y ríe a carcajadas ante su pequeña hermana, que no se ríe y sigue mirándolo amenazante. A ella no le hace ninguna gracia que abuse de su poder con Héctor, a quien ama más de lo que creía posible, y ha decidido defenderlo de los lobos más poderosos que él, incluido su hermano mayor.— Ja, ja, j
El Alfa y el Beta no pueden dejar de sonreír, felices con la princesa que se comporta igual que cuando eran niños. Ella les anuncia que acaba de recordar todo. Al escucharla, se giran hacia Merytnert, que asiente.— ¡Sí, Hori, todo! —Luego, para sorpresa de todos, dice—: ¡Y me acuerdo muy bien de que rompiste mi pequeña muñeca de porcelana! ¡Todavía no me has conseguido otra como prometiste!— Ja, ja, ja… —ríe Horacio con alegría e incredulidad—. Meryt, ¡eso fue cuando éramos niños! ¡Ahora somos adultos! ¿Quién se acuerda de eso?— ¡Yo me acuerdo! ¡Tienes que buscarme una! —pide con firmeza, igual que cuando era una niña.— Horacio, te será fácil conseguirle una —interviene Bennu, también feliz de ver que la pequeña princesa ha regresado.<
El Alfa avanza pensativo; ahora entiende a su padre cuando le dijo que pusiera a su hermana en las cuevas de plata. Su poder lleva tantos años restringido que está a punto de explotar al salir. ¡Tenía que haberle dedicado más tiempo! Se reprocha mientras piensa en la mejor manera de ayudarla. El problema de su Luna lo ha tenido muy ocupado. ¿Estará bien? Se pregunta y decide comunicarse con ella:— ¡Mi luna, mi luna! ¿Dónde estás, mi Luna? ¿Duermes todavía?— ¿Mi Alfa? —escucha la voz incrédula de Isis en su mente—. ¿Eres tú? ¡Puedo hablarte! ¡Era cierto! ¡Pensé que me habías engañado! ¡Pasaron muchas horas desde que te fuiste!— Mi luna, sé que no tienes noción del tiempo, pero era de noche cuando te dejé y ahora acabo de despertar —explica con suavida
Una oleada de alegría cálida inundó a Jacking por completo al enterarse de que su Luna los añoraba. Albergaba la esperanza de que la situación con su hermana se resolviera con prontitud; la perspectiva de reunirse con Isis y brindarle su compañía lo llenaba de un anhelo impaciente. Se prometió a sí mismo dedicarle más tiempo ese día, sumergirse en su presencia. Una chispa de inspiración lo iluminó: la llevaría consigo a la mente de Ast. La idea, fresca y novedosa, le pareció perfecta. Sería una oportunidad para que su Luna, en su soledad, encontrara en Ast un nuevo lazo, una conexión inesperada.Con la mirada, escudriñó la figura de su hermana, percibiendo un cambio sutil, una calma que se asentaba como un bálsamo sobre su espíritu previamente agitado. Con un gesto discreto, casi imperceptible, le indicó que salieran. La
Merytnert soltó a su hermano y se acercó despacio a Héctor, quien la observaba con agonía. Tomándole las manos con firmeza, le suplicó:— ¡Héctor, solo di que sí, por favor! ¡Después, solucionamos esto! —con una mirada intensa, le preguntó—. ¿Me amas, Héctor?— ¡Sabes que sí! Ese no es el punto —respondió Héctor, la seriedad marcando su voz. —Oh, respuesta errada —exclamó Horacio preocupado, al tiempo que por instinto se convertían en sus divinidades. —Di que sí Héctor o…Merytnert se separó de él, retrocediendo dos pasos, y en ese instante todo su cabello comenzó a electrificarse, como si una tormenta interna estuviera sobre ella. Sus ojos adquirieron un brillo blanco, cargado de energía eléctrica, mientras su voz, llena de
El Alfa Supremo lo observó por un momento, evaluando su resolución, y luego le preguntó el nombre de su lobo y de qué color era.— Mi lobo se llama Anker, mi Alfa —dijo Héctor, erguido, describiendo a su compañero con orgullo—. Es de color amarillo, con un diamante negro en la frente.— ¡Vaya, sí que eres la mitad de Nert! —exclamó Horacio, sorprendiendo a todos con su comentario.La atmósfera se llenó de una energía renovada, mientras cada uno de ellos se preparaba para lo que estaba por venir. La conexión entre Héctor y Merytnert, fortalecida por el amor y el poder, parecía estar destinada a enfrentar cualquier desafío.Todos se dirigieron a la cueva de plata, un lugar sagrado que impediría que los poderes de la princesa causaran estragos. Al llegar, el Alfa asumió el control de la situació
Estaba feliz de que todo hubiera salido muy bien. Ahora solo faltaba entrenar a esos dos. Tendría que hacerlo él mismo, porque el poder de su hermana era muy fuerte, sobrepasando al de los demás; ella era una Alfa Real. Cuando jugaban de niños, era el único que podía controlarla y, en ocasiones, tenía que intervenir su padre. A Héctor debería enseñarle todo desde cero. Bueno, eso sería a partir de mañana; ahora iba a ver a su Luna.—¿Mat, crees que es buena idea llevar a Isis a ver a su loba Ast? —Le preguntó a su lobo dudando si a lo mejor resultaría algo bueno de eso. —No es mala idea —aceptó Mat. —Pero creo que deberíamos esperar unos días, para que nos extrañe más a nosotros. —¿Estamos siendo un poco egoístas, Mat? —preguntó Jacking preocupado. &mdash