Todo ocurrió en cuestión de breves segundos, que las personas que estaban a las afueras del lugar, gritaron asustados, completamente sorprendidos por los sucesos, de inmediato corrieron, intentando alejarse del lugar; las personas más cercanas se tiraron al suelo, intentando protegerse, llenos de terror.Camila estaba de rodillas, sosteniendo el inerte cuerpo del hombre al que tanto amaba. Con el dorso de una de sus ensangrentadas manos, limpió sus ojos, los cuales estaban repletos de lágrimas, entonces observó como su Kate seguía apuntándoles.— ¡Voy a acabar contigo! —gritó sollozando—, vas a pagar por haber hecho que le disparara al hombre que amo —bramó. Justo cuando estaba por volver a disparar, varios impactos provenientes de la seguridad de Will, la hicieron soltar el arma y caer al suelo, instantáneamente.En cuanto Kate cayó, Guillermo se puso de pie y corrió hacia ellos, sacó su móvil de su bolsillo con urgencia.—Necesitamos una ambulancia —refirió en cuanto le respondie
Los paramédicos se pusieron de pie, sabiendo que ya no podían hacer nada por él, Camila se soltó del agarre de Guillermos y se acercó hacia el cuerpo de su novio.—Prometo que cuidaré de nuestros hijos —manifestó con un nudo en la garganta. Tomó una de sus aún tibias manos y depositó un beso lleno de amor—. Gracias por haber creído en mí y por haberme regalado grandes momentos a tu lado. Sé que empezamos odiándonos, pero bastó con conocernos para enamorarnos. Te juro que nunca dejaré de amarte.Henry estacionó su motocicleta a unos pasos de la corte, se acercó corriendo hacia donde estaban los paramédicos.— ¡William! —exclamó con angustia y se acercó a pasos agigantados a él, su respiración se agitó con fuerza al ver a Camila abrazándolo, además de que sostenía una de sus manos.— ¡Hagan algo! —gritó a los paramédicos que estaban guardando el maletín que llevaban.—No… hay nada que hacer —pronunció con dificultad Guillermo, y limpió sus lágrimas.Henry se llevó las manos a la cabeza
Camila corrió detrás de la camilla que trasladaba al quirófano a Willian, intentó comprender lo que la paramédico le explicaba al especialista que la recibió, pero no lo logró, nada de lo que decían llegaba a su cabeza con claridad. Era como si cada una de las palabras estuvieran distorsionadas y no lograra conectarse con su significado.Durante el viaje, William presentó complicaciones, por un momento llegó a creer que esta vez, sí lo perdería para siempre; sin embargo, él no se daba por vencido y seguía luchando por vivir. De eso estaba segura, no deseaba irse aún, anhelaba al igual que ella una vida juntos.Sacudió su rostro al sentir unas manos sobre sus hombros, al parpadear liberó varias lágrimas que le hicieron poder distinguir a una enfermera frente a ella.—Tiene que esperar aquí —expresó la mujer observando las grandes manchas que tenía debido a la sangre que cubría su ropa, sus manos y su rostro. — ¿Está usted herida? —preguntó escudriñándola con su mirada. — ¿Necesita aten
En ese momento en el que William se encontraba debatiéndose entre la vida y la muerte, luchando por aferrarse para no irse, comenzó a sentir una inmensa paz, que no podía explicar, ya nada le dolía, y de pronto, todo dejó de preocuparle. Al distinguir que estaba rodeado de la calidez de una luz, comenzó a dar algunos pasos, siguiendo el camino que comenzaba a vislumbrarse.— ¡Paro cardiaco! —la enfermera gritó.—Desfibrilador —solicitó el médico. — ¡Despejen!William observó por segunda vez, su cuerpo desde otro punto en el que estaba, logró distinguir como los médicos se esforzaban por salvarle la vida. De pronto una dulce voz atravesó su sistema auditivo, provocando que se estremeciera su endeble ser.«¡Por favor, no te lo lleves!», la forma con tanta agonía en la que escuchaba la voz de Camila, le dolió en lo más profundo de su ser.—Mi amor —pronunció, lleno de agitación. Su cansado corazón, se agitó, dando fuertes latidos, entonces percibió como sentía que sus pulmones se llenaba
Tiempo después Camila, regresó a la sala de espera, en donde observó sentados a Guillermo y a Tiana, se acercó a ellos, notando que sus ropas estaban igual de manchadas que las de ella.— ¿Dónde estabas? —Tiana preguntó.—Fuí a la capilla. —Suspiró profundo e hizo una mueca—. Con todo esto no le he avisado a Marc lo ocurrido, está con mi pequeño Will —manifestó sin pensarlo.— ¿Por fin le eligieron un nombre? —Guillermo dibujó una escueta sonrisa.Camila sonrió.—No, pero después de lo sucedido deseo que lleve el nombre de su papá.—En tu lugar, haría lo mismo —expresó Tiana y colocó su manos sobre la de Camila—. Por Marc no te preocupes, le llamamos hace unos minutos, para avisarle. Él se va a hacer cargo de bebé Will —sonrió.—Gracias —respondió ella—, también debo marcarle a Lucía, para pedirle que lleve a Ivy con Marc, quiero que mis hijos estén juntos.—En cuanto tengamos noticias de Will, me iré a ayudarle a Marc —Tiana agregó.—Te lo agradezco mucho —Camila recargó la espalda s
Horas más tarde.Camila se colocó el cubrebocas y caminó por un largo pasillo, hasta llegar al área de terapia intensiva en donde se encontraba William, se detuvo durante unos instantes al verlo recostado en aquella cama, pegado a varios cables que conectaban a los monitores, además de llevar un respirador.Deslizó la yema de los dedos sobre su mano y con lentitud fue ascendiendo hasta llegar a su bicep. Agradeció en lo más profundo de su ser, poder apreciar la tibieza de su piel.—Estoy aquí —habló directo a su oído—. No me voy a mover, hasta saber que estás fuera de peligro, mi amor. Solo te pido que sigas luchando, por favor —sollozó—. No te des por vencido, te necesitamos, tus hijos y yo. —Lo sujetó de la mano—. Te amo.—Yo también —pronunció retirando la mascarilla de su rostro. Abrió los párpados, luchando por no volver a cerrarlos.Camila dibujó una gran sonrisa, al verlo despertar.—Lo sé —expresó con voz fragmentada—, estuviste a punto de morir, todo por salvarme la vida —su
Caminó a pasos rápidos por el tétrico pasillo que la conducían a los separos, abrochó la chamarra que Guillermo sacó de su auto.—Finalmente está en el lugar que corresponde —expresó Camila con resentimiento.Katherin se encontraba recostada sobre la fría banca de cemento, abrazándose así misma.— ¿Qué quieres? —se puso de pie de inmediato.—Viene a corroborar que estés presa, y que no salgas, nunca —expresó con rencor.—Soy una persona importante, tengo muchos amigos poderosos, basta con que les llame, y me sacarán de aquí. —Limpió sus lágrimas.Camila se mofó.—Eso no es verdad —expresó, negando con la cabeza—, los amigos se cuentan con los dedos de las manos y te aseguro, que te saldrán sobrando.—Ya lo veremos.—Yo misma voy a estar al pendiente de que pagues por lo que hiciste. —La miró con desprecio.—Tengo derechos, esa niña es mi nieta.—No, no tienes derecho, fui yo quien cuidó de ella, cuando tu hija la despreció, yo fui quien hizo todo para salvarle la vida, protegerla y a
Henry colocó ambas manos sobre sus mejillas, y acercó sus rostro al de ella, ambos rieron al sentir cómo las gotas de la regadera, chocaban sobre sus cuerpos. Las pupilas de Lucía estaban dilatadas, respiraba agitada al sentir como su virilidad cobró vida.—Ya no puedo esperar más por ti —confesó ferviente por él.Los dedos de Henry, se deslizaron por los empapados hombros de Lucía, y sonrió.—Eres muy atrevida —mencionó con la voz enronquecida—. Yo no me hubiera atrevido a buscarte, no me sentía preparado para hacerlo, ahora no sé si lo esté para dar un paso más.—Solo di el primer paso, ya que tú no te atrevías—refirió sonriente—, por la forma en la me mirabas y la manera que tartamudeabas cuando me hablabas, Fueron suficientes señales para mí, además creo que tu amigo no opina lo mismo. —Sus dedos sujetaron su falo y presionó con cuidado.Henry presionó sus dientes ante aquellas caricias que recibía, en ese instante se olvidó de todo y acercó sus labios a los de ella, buscando con