Ya se habían cumplido con todos los protocolos de la velada, así que los invitados deambulan libres por toda la galería, observando las obras y departiendo entre ellos.Agradezco la existencia de música suave de fondo, si no estoy segura de que el hombre parado a mi lado, habría escuchado nítidamente el sonido de mi corazón. Soy consciente que su mano firme en mi espalda puede detectar cualquier sobresalto que tenga mi cuerpo durante nuestra conversación, así que trato de regular mi respiración e imitar el porte neutro que usa él para el trabajo. — Supongo que se llama instinto de autoconservación — respondo queriendo huir de la tentación que representa este hombre.Richard se inclina un poco para hablarme más cerca al oído.— ¿En qué sentido te parezco peligroso, Lorena? — ladeo mi cabeza buscando su mirada.— De tantas formas y de todas ellas eres consciente — el brillo de su sonrisa alcanza sus ojos y creo que le acabo de confirmar algo que puede ser peligroso para mí.Su mano se
—Te queda bien —afirma tras observar por unos segundos el sombrero que acaba de poner en mi cabeza.Mi mirada se clava en él, tratando de entender lo que pasa por la mente de este hombre. Hoy debe quedarme claro que es lo que pasa realmente aquí, no creo que pueda tener una mejor oportunidad para averiguarlo.—Sígueme —me conduce hasta una especie de biblioteca.Se acerca a un escritorio grande de madera y destraba un cajón del cual saca un arma. Es una pistola de esas que muestran en las películas y con las cuales los tontos adolescentes juegan a la ruleta rusa. El hombre se toma en serio la parte de enseñanza, pues lo primero que me aclara es que no es una pistola, sino un revolver y me facilita un poco de datos que estoy segura en un par de días ya no recordaré. Me la entrega descargada para que sienta su peso, me enseña a desarmarla y me explica como se limpia y solo después de un rato, me deja ver la cajita en la cual tiene guardada la munición. —Yo quiero la práctica —digo
Una vez que en la casa, debo hacer acopio de toda mi fuerza de voluntad para no sucumbir a la tentación nuevamente. Sus labios y su delicioso olor, son la puerta de entrada a un placer que amenaza con ser más intenso que lo vivido hasta el momento y que, por lo tanto, está en contra de la línea de pensamiento que siempre he manejado.—¿Qué pasa? —su rostro muestra confusión. —Tenemos que hablar Richard, sabes que estoy con Oliver, no le puedo hacer esto —intento no perderme en esa mirada oscura que siempre amenaza con quebrar mi razón.—Hablemos, déjalo y quédate conmigo, fin —lindo resumen, pero no todo es tan fácil en mi mente.Por la cantidad de sensaciones anidadas en mi pecho, sé que su resumen es correcto, pero no puedo tener sexo con Richard, no sin haber terminado mi relación oficial con Oliver, me siento una traidora y soy muchas cosas, pero creo en la fidelidad entre las parejas.¿Contradictorio, verdad? Pero a mi juicio, mientras no tuviera una pareja oficial y mi corazón
—¿Por qué siento que no hemos terminado de hablar? —veo como se acomoda nuevamente en el sillón —y por la cara que tienes, creo que es la parte más importante de la conversación.Y no se equivoca, pues una cosa es que realmente mi relación con Oliver no tuviera futuro y él a su modo me lo hubiera hecho entender y otra cosa muy diferente, es aceptar a Richard, son dos temas completamente independientes.Por el momento aún no sé, si solo podemos tener buenos momentos o si de verdad puedo etiquetar lo que sea que hay entre nosotros, como en una relación.—¿Qué quieres de mi Richard? ¿Por qué yo? —Ya te lo dije, quiero que seas mi reina, tienes todo lo que busco y por eso tendré todo de ti, si es posible, tu alma también.Siento como la atmosfera de la habitación, se vuelve más densa.—Quiero una amante Lorena, quiero que calientes mi cama y mi cuerpo y me deje conocer todas las expresiones y sonidos de placer que ese cuerpo tuyo tiene para ofrecerme.Creo que olvidé como respirar por un
La mañana me ha encontrado más calmada. Los primeros rayos del sol, se filtran tímidos por el blackout a medio cerrar de mi habitación de hotel, descubriendo a una Lorena con la vista en el futuro.Aunque en mi rostro aún se puede apreciar rastros del punto de inflexión vivido, mi estado de ánimo está ahora elevado.El calor de San Antonio me recibe con toda su intensidad, cuál si fuera un presagio de tiempos mejores. Desde el fondo de mi bolso, el replique de mi celular, anuncia la llamada de Richard y con ello, el comienzo de una relación, que por primera vez en mi vida, amenaza con ser igual de intensa por ambas partes.—Hola Reina, ¿Qué tal tu viaje? — que lindo, una pregunta disfrazada.—Fue un buen viaje, todo quedó claro entre Oliver y yo —el motivo del viaje se ha cumplido, —así que terminaré los procesos con la galería local y luego soy toda tuya.—Me gusta escuchar eso, así que esta noche pasaré por ti para que vayamos a cenar, nada muy formal, así que usa zapatos cómodos.
Me gusta que me diga de frente lo que quiere y esas palabras, enviaron una punzada a mi centro acrecentando el deseo que tengo por él. Lo deseo con locura hace mucho, así que mis piernas abrazan su cadera, eliminando por completo el poco espacio existente entre nosotros.—Entonces ya es hora de irnos — Richard sonríe y se quita la venda de los ojos.Deshacemos nuestros pasos para volver al vehículo, pero ahora con una urgencia mucho más marcada. Es una lástima que el vehículo no ofrezca la privacidad que necesitamos en la parte trasera, para dar algo de alivio a lo que el cuerpo y la mente exige. El tiempo de desplazamiento se siente eterno.Espero llegar a un hotel, pero en su lugar, ingresamos a un lujoso edificio de departamentos, cuyas dimensiones rebasan con creces el mío. Tras cruzar el umbral del apartamento, siento que me abraza por la espalda y que besos caen sin tregua por el lateral de mi cuello y nuca, haciendo que pequeños sonidos como los ronroneos de un gato, vibre
Esta también es mi casa, al menos, esas fueron sus palabras. Recorro el lugar con ojo crítico y concluyo que me agrada y solo pienso en cambiar dos cuadros e incluir una escultura de un perro en tamaño real y el lugar quedaría perfecto.Aún no le he tocado el tema de Tyson, mi perro antidrogas, así que saltaré del tema de la escultura al perro de verdad. Tyson es un animal extremadamente inquieto, un hermoso labrador dorado que me robó el corazón con esos hermosos ojitos que gritan, quiéreme, pero Roberto no puede seguir ayudándome con él.Mis pasos se dirigen a su estudio para encontrarlo enfrascado en una acalorada discusión telefónica, de la cual, solo puedo captar fragmentos.Escucho cuando le dice a un tal Giovanny que ya está atrasado en cumplir el trabajo encomendado y que muy pronto se deben empezar a mover.Su mirada deja de centrarse en la ventana, para encontrarme recostada al marco de la puerta; estira la mano indicando que me acerque y me da un beso suave para luego conti
El ambiente se siente cargado de energías negativas, pero una vez mis pasos llegan a la mesa, tanto la mirada de mi padre como la de Richard cambia a una amigable e incluso, sueltan una risa forzada, de esas que nadie en su sano juicio puede tomar como real.Mi madre llega pocos segundos después y se ubica al lado de mi padre, quien inmediatamente se pone en pie, le regala una sonrisa y toma su mano.—Ya no somos tan jóvenes, así que debemos ir a descansar — luego me mira y continúa hablando —recuerda que te amamos y siempre todo lo hacemos pensando en tu bienestar.Con esas palabras una chispa de culpabilidad se anida en mi pecho y me hace recordar una época de mi vida que no puedo olvidar y que formaron las bases para forjar a la Lorena que soy hoy.FLASHBACK—Es solo una niña — grita un hombre de edad avanzada cuyo rostro fue el único, que conocí después.—¿Y qué? ¿Acaso en el mundo no hay muchos niños que aguantan hambre y viven en condiciones precarias toda la vida? No te encariñ